Rafael Utrera Macías

Permitirá el amable lector que incluyamos un comentario crítico sobre una obra de teatro en una revista de preferente temática cinematográfica. Las relaciones artísticas y profesionales llevadas a cabo conjuntamente entre Antonio Gala y Claudio Guerin no quedarían debidamente precisadas si no nos refiriéramos a la representación teatral de “Un delicado equilibrio”, obra de Edward Albee, estrenada en el madrileño Teatro Español el 14 de mayo de 1969, e interpretada por Fernando Delgado, Luisa Sala, Charo Soriano, Nela Conjiu, José Vivó y Amparo Valle.

La oferta para dirigirla le vino a Claudio de la mano de Susana Mara, actriz y reali-zadora argentina vinculada a TVE, donde coordinaba el programa "Hora 11". Ella tenía los derechos sobre la obra del escritor norteamericano; al ponerla en escena fue su productora. Era su intención estrenarla en un escenario oficialmente subvencionado aquella temporada y presentarla en teatros comerciales la siguiente. Cuando Guerin se decide a dirigirla recurre a Antonio Gala, recién venido de Norteamérica donde había visto la representación, para que efectuase la versión española.


Opinión de Guerin sobre la obra

La experiencia televisiva de Guerin, antes de mayo de 1969, fecha en que estrena “Un delicado equilibrio”, incluye ya la realización de obras de Shakespeare, Beckett, Pinter, Díaz y versiones de Goethe y Marlowe, con cuanto ello significa de aproximación al mundo literario de estos autores y su correspondiente plasmación artística. La versión plástica que el realizador ha tenido intención de ofrecer, queda explicitada en sus siguientes palabras escritas para el programa de la obra:

"Creo que la expresión de una puesta en escena ha de nacer siem¬pre de una voluntad de servicio al texto. En el caso de “Un delicado equilibrio”, esta necesidad es mucho más acuciante. Esta "comedia de salón", con un pie en el "teatro del absurdo" y casi desprovista de acción externa en el sentido tradicional, excluye todo aquello que no descanse radicalmente sobre el actor y la palabra. Cuanto desborde este esencialismo será superfluo. El director ha de olvidarse de sí mismo para seguir tenazmente el rastreo de unos personajes diseñados con ese toque de pasión y verdad que confiere lo autobiográfico, sacudidos por una vibración interior que los agita como las burbujas de un líquido en ebullición".


Opinión de Gala sobre la obra

En las páginas del madrileño diario “Abc” (14.Mayo.1969), que acostumbraba a publicar el día del estreno la antecrítica de la obra firmada por el dramaturgo o adaptador de ella, Antonio Gala exponía los deseos e intenciones que le habían guiado al hacer esta versión; tras señalar los rasgos que deben darse en un gran autor, sabor local y universalidad, precisa que Albee, después de O'Neill, ofrece la manera de teatro más norteamericana; en esta gloria radica también su dificultad por lo que exige  - y no sólo para el adaptador, sino para los espectadores-  un esfuerzo de traslación. Lo que sucede en “Un delicado equilibrio” sucede en todas partes, pero como sucede en “Un delicado equilibrio” sólo puede suceder en Norteamérica. Espero que mi garganta española, con tanta devoción prestada a Albee en este caso, no desvirtúe por su acento el contenido. Y espero, además por otra parte, que los personajes sigan diciéndose y moviéndose en medio de ese confuso ámbito, que empezó en el Mayflower y difícilmente puede vaticinarse dónde va a terminar".  En paralela entrevista, responde al periodista sobre el "problema espiritual" que la obra plantea: "es el del vacío del alma del protagonista. Un vacío que no pueden llenar las cosas que posee. Un vacío que en cualquier momento puede llenar el terror... Sí, un terror al fin de la vida, a la soledad llena de confort y opulencia, soledad aparentemente injustificada y que, por tanto, cuando se siente es más esencial" (“Antecrítica al estreno”. “Abc”. citado).


La esperanza de Antonio Gala se iba a ver pronto defraudada no sólo en el contenido sino en el continente. Claudio Guerin iba a cosechar esa misma noche, 14 de mayo de 1969, el fracaso de su carrera. El prestigioso director-realizador de Televisión recibía el abucheo del público y el apercibimiento de la crítica en el que sería su primer y único empeño de hacer "teatro en un escenario de teatro".


La crítica enjuicia el estreno de la representación

El periódico “Abc”, al que seguimos para historiar este estreno, publicaba al día siguiente un recuadro, sin firma, en el que se advertía, con cierto tono eufemístico, sobre ciertas deficiencias de la representación así como de la actitud de los  espectadores; los actores "hicieron una interpretación ligeramente confidencial de la pieza, que obligó al público a una extremada atención, acentuada por el hecho de que los habituales reventadores interrumpieron durante varios momentos la representación con sus manifestaciones de protesta".

La crítica teatral de Lorenzo López Sancho, dedicada al estreno, en “Abc”, página entera, tres columnas, caricaturas de los actores, titulaba "Albee, en excelente versión de Antonio Gala, en el Español". Tras comentar detenidamente las características del autor y establecer las pertinentes relaciones entre sus obras anteriores y ésta, se detenía en los hechos que concurrieron en el estreno: "Los habituales reventadores que le han salido al teatro de Cámara y Ensayo mostraron abruptamente un desagrado injustificado, y el actor don Fernando Delgado adoptó una actitud fuera de lo convencional, dirigiéndose al poco respetable sector de público que interrumpía, para reclamar respeto y que las protestas fueran al final. El productor y director teatral señor Tamayo manifestó su desacuerdo con la actitud del actor en una falta de solidaridad profesional difícilmente plausible, y la interpretación, que hasta ese momento era correcta, sin brillantez, languideció hasta hacerse, en las escenas finales de la obra, casi confidencial la entonación de los actores, lo que, naturalmente acentuó con exceso el probablemente intencionado intimismo deseado por el señor Guerin".

A continuación, el comentarista enjuicia negativamente tanto la actitud de la administración de subvencionar un teatro con escasa proyección pública como la de los habituales reventadores de piezas merecedoras de respeto; tras ello, cuestiona los planteamientos del director: "Tal vez haya que anotar al debe del señor Guerin un planteo inexacto. Los personajes de “Delicante Balance” son personajes otoñales. Eso justifica "su cobardía, su domesticidad, su desaliento. En París, los intérpretes principales eran (...) actores muy por encima de la cincuentena. Aquí son más jóvenes. La juventud, el aniñamiento, especialmente el de la hija del matrimonio, hacen poco creíble la blandura, la plasticidad, la triste indecisión de sus caracteres". En resumen, para este periodista, si el autor y la obra son buenos, la versión española, excelente, el esfuerzo y la interpretación de los actores, estimable, parece que "el planteo inexacto" del señor Guerin era quien había desvirtuado y malogrado el original.

Las opiniones de este crítico no eran ni subjetivas ni tendenciosas. Merece la pena contrastarlas con las ofrecidas por la revista especializada “Primer Acto” (108. Mayo. 1969) para objetivar el trabajo, acertado o no, del director. Bajo el título "Son las fiestas, llegaron los cómicos", David Ladra, al comentar “Un delicado equilibrio”, empieza poniendo en cuestión que Gala sea el escritor apropiado para efectuar la versión de la obra por tener un estilo tan propio como peculiar y definido; pero, evidentemente, las deficiencias las encuentra en otras zonas: "…en ocasiones era difícil seguir la obra físicamente, o sea, comprender lo que los actores decían, el sentido inmediato de sus palabras. Aunque también es posible que esta falta de continuidad fuese consecuencia de la falta de continuidad general del montaje de Claudio Guerin".

Hasta aquí, la visión pública de unos hechos. Hemos querido abundar en la historia de este estreno por cuanto es un capítulo de la obra -y de la biografía- de Guerin Hill teñido de connotaciones negativas, en vivo contraste con sus trabajos televisivos, generalmente aplaudidos y admirados por profesionales y críticos, y con los cinematográficos, premiado en un caso, éxito de taquilla en otro.


Gala opina sobre la obra y su representación en nuestra entrevista

Nuestra mencionada entrevista, en Sevilla, con Antonio Gala, nos permitió conocer una visión que iba más allá de las tablas del teatro y de la crítica del momento. Para el autor de esta versión, el error comenzaba por las veleidades de Guerin, que se precipita en aceptar algo, dirigir teatro, dirigir cine, sin tener las debidas garantías.

En palabras del dramaturgo, el planteamiento de “Un delicado equilibrio” "olía de tal manera a cocido que daba vértigo"; su animadversión contra Susana Mara, le hace repetir descalificaciones que tienen su origen en el incumplimiento de obligaciones económicas por parte de esta productora.

El mismo día en que la obra se estrenaba, Gala llama a la Sociedad de Autores prohibiendo que el telón se levantara.

"Ya estaba todo mal... el reparto no era el adecuado... Claudio se equivocó; no hizo Norteamérica, porque “Un delicado equilibrio” es un caso norteamericano; (...) a la universalidad sólo se puede llegar a través de la localidad, conociendo muy bien lo pequeño... y la digestión de América no la había hecho bien Claudio (como no hizo Córdoba en La casa de las palomas). Su equivocación fue ésa, elegir actores con los que posiblemente ya había trabajado en televisión". Y ratifica aspectos que más arriba hemos apuntado.

Ilustración: Una imagen de Antonio Gala.