CINE EN SALAS
No es la primera vez que el cine se interesa por la imagen de la mexicana advocación a la Virgen de Guadalupe, ya que con anterioridad ya se pudo ver otra película hispano-mexicana igualmente titulada Guadalupe (2003), dirigida por el debutante Santiago Parra, que era un homenaje al misterio de las apariciones, aunque con una historia de ficción como fondo.
En esta ocasión se trata de un documental titulado Guadalupe: Madre de la Humanidad (2023), codirigido por Andrés Garrigó y Pablo Moreno, dentro del tipo de cine religioso que se suele hacer actualmente. En este caso se trata de un documental que tiene un guion muy bien documentado, que capta rápidamente el interés del propósito que se han fijado los realiz ...
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Los productos audiovisuales cuyo tema es la ejecución de un atraco perfecto, a poco que estén bien hechos, tienen ya un buen trecho recorrido en cuanto a despertar el interés del público. Por citar algunos ejemplos evidentes, podríamos recordar títulos clásicos como (precisamente...) Atraco perfecto (1956), la primera gran película de Stanley Kubrick, o Rififi (1955), magistral film de Jules Dassin (y su no menos buena sátira itálica, Rufufú, de 1958); de los últimos tiempos cabría citar el ejemplo por excelencia, La casa de papel (2017), en series, y en cine Way down (2021), que era evidente que hollaba la misma senda.
Caleidoscopio, serie de 8 capítulos (más una introducción de un minuto), también participa de ese mismo tema, la realización de un atraco perfecto, un golpe que se reputa imposible que, además, tendrá una recompensa despampanante, nada menos que 7.000 millones de dólares, que ya son dólares... Esa introducción de un minuto, por cierto, nos dice que, aunque la miniserie tiene un determinado orden de los capítulos, el espectador puede verlos en el orden que quiera; emparenta así, obviamente, con el experimento que hizo Julio Cortázar en su mítica Rayuela, la novela que se podía seguir en el orden numérico convencional u ...
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En capítulo precedente hemos hecho un somero repaso de la filmografía de Stanley Kubrick, cuando se cumple un cuarto de siglo de su repentino fallecimiento, tras terminar de rodar Eyes wide shut.
Pero además de dejarnos esa espléndida filmografía como para enmarcar, personalísima y arrebatadoramente arriesgada, Kubrick ha influido, y de qué manera, en todo el cine del último cuarto de siglo XX y este primer del XXI que (con un poco de suerte) se cerrará el próximo 2025. Veamos...
La influencia inabarcable
Quizá la primera película kubrickiana cuya influencia es detectable en sus contemporáneos y cineastas posteriores sea Senderos de gloria, en dos líneas: una la puramente formal, en la que los travellings a lo largo de las trincheras de la Gran Guerra han cobrado carta de naturaleza y no hay film que se haga sobre esa horrísona conflagración bélica que no incluya esa cámara avanzando o retrocediendo ominosamente por las trincheras. Véase, por ejemplo, el paradigmático caso de 1917 (2019), rodada por Sam Mendes más de sesenta años después, pero respetando ese canon estético y de lenguaje cinematográfico, en un evidente homenaje al film sobre la Primera Guerra Mundial por excelencia, el filmado por Kubrick; y dos, una línea de corte ético y moral, la denuncia de la utilización de la infantería, de los soldaditos de a pie, como mera carne de cañón, como números que se pueden sacrificar en el ara de la vanidad personal, o del beneficio propio, o de cualquier religión, o de la propia ideología, evanescentes tonterías todas ellas al lado de una sola vida humana. Desde Senderos de gloria hay un aliento humanista en cada guerra filmada (no hablamos de Rambo et alii, sino de cine de verdad...) que no se puede soslayar, que es inherente a ese tipo de cine bélico que, desde su película, ha de ser necesariamente antibelicista, o será otra cosa, será un cine de testosterona y tente tieso.
¿Qué decir entonces, de la influencia de Espartaco en el cine de su tiempo? Pues que, entre otras cosas, dignificó el género “de romanos”, el también conocido como “péplum”, que a finales de los años cincuenta se dedicaba mayormente a poner en pantalla a tíos tan musculosos como cortitos de cerebro, en películas que la cinematografía italiana convirtió en un subgénero (con todas las connotaciones negativas de la expresión...), a partir del gran é ...
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