Los diversos obituarios publicados con ocasión de la reciente muerte de “Forges” (Antonio Fraguas de Pablo) han coincidido en que fue un humorista completo y un cineasta ocasional. En efecto, además de su prolífica producción, publicada habitualmente en medios gráficos, se colocó tras la cámara en dos ocasiones para dirigir los títulos País, S.A. (1975) y El bengador gusticiero y su pastelera madre (1977).
Al observar la época en que ambas películas fueron producidas, llama la atención que también el humorista “Chumy Chúmez” (José Mª González Castrillo) filmó dos títulos, Dios bendiga cada rincón de esta casa (1977) y ¿Pero no vas a cambiar nunca, Margarita? (1978). En ambos casos, este fue el principio y el final filmográfico de dos autores que brillaron con luz propia en el firmamento de la viñeta y en los ámbitos del humor gráfico, pero a quienes los resultados artísticos y económicos ofrecidos en la pantalla, parecen situarse en el contexto de la frase cervantina “la gracia que no quiso darme el cielo”.
Por el contrario, otros compañeros coetáneos, profesionales del chiste gráfico o de la viñeta ilustrada, como fueron Antonio Mingote y Manuel Summers, mantuvieron posicionamientos distintos respecto a su relación con el cine. El primero ejerció tareas de guionista, generalmente en colaboración con otros. Su firma aparece en títulos como Pierna creciente, falda menguante (Javier Aguirre), Españolas en París (Roberto Bodegas), Hasta que el matrimonio nos separe y Vota a Gundisalvo (Pedro Lazaga), etc. Esta faceta estuvo vinculada a las películas del productor José Luis Dibildos. Como cartelista dibujó la publicidad de, entre otros títulos, El pisito (Marco Ferreri), Espérame en el cielo (Antonio Mercero), La dinamita está servida (Fernando Merino), Los nuevos españoles (Roberto Bodegas) y Los muertos no se tocan, nene (José Luis García Sánchez). Sus dibujos sirvieron como base para la película de animación Puerta del tiempo (Pedro Delgado). Su biografía le acredita como director de un film rodado en el formato súper-ocho, La vuelta al mundo en ochenta espías.
El caso de Manuel Summers difiere de los anteriores. En artículo precedente de Criticalia nos preguntábamos: “¿fue un cineasta que dibujaba o un dibujante que hacía cine?”. Y la respuesta que nos dábamos, decía: “La adecuada combinación de ambas cosas, separadas en su expresión externa aunque unidas en su original creación. Las viñetas cómicas desde las que semanalmente este autor le tomaba el pulso a la actualidad nacional, en “La Codorniz”, “Mundo Hispánico”, “Pueblo” y “Abc”, mostraban una concepción del mundo y de la vida paralela a la ofrecida por el humor visual mostrado en sus películas”.
A sus iniciales Del rosa al amarillo y La niña de luto, El juego de la oca y Juguetes rotos, siguieron títulos relacionados con la adolescencia y el sexo, Adiós, cigüeña, adiós y El niño es nuestro, Ya soy mujer, Mi primer pecado y El sexo ataca, junto a la filmación con cámara oculta de situaciones jocosas, según vimos en la serie To er mundo e güeno..., además de la “comedia musical” cuyo título más popular fue Sufre mamón.
Con relativa frecuencia, el director de cine Manolo Summers se convirtió en ocasional actor tanto en películas propias como ajenas. Sus interpretaciones encajaban dentro de la línea humorística que fue "marca de la casa", con papeles generalmente desenfadados y libres de aristas dramáticas. Aunque la hormona se vista de seda, No firmes más letras, cielo, Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe, junto a otras producciones de temática semejante dirigidas por Julio Diamante, Angelino Fons, Fernando Merino, etc.
Del mismo modo, el cineasta sevillano fue habitual inventor de argumentos y guionista profesional en películas ajenas como Cebo para una adolescente (F. Lara Polop), Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe (A. Drove), Amor casi libre (F. Merino), etc. A su vez, por medio de su productora “Paraguas”, coprodujo películas de Chumy Chúmez (Dios bendiga cada rincón de esta casa y ¿Pero no vas a cambiar nunca, Margarita?) o de Jorge Grau (Coto de caza). Una serie emitida por Televisión Española llevó el nombre de Cine por un tubo. Los créditos enunciaban: “Un film de Summers”.
La enumeración de las películas de Summers no ha sido listado gratuito, sino demostración de que fue el más cineasta de los dibujantes y, ello, no sólo por el número de películas dirigidas sino por dedicación y vocación a un medio, sin que dejara abandonado el otro.
Volviendo a Forges y, por evidentes paralelismos a Chumy, llama la atención que, en el corto espacio de cuatro años, dos cualificados y populares profesionales del humor gráfico fueran llamados por la industria cinematográfica y ésta pusiera a su disposición los elementos necesarios para que, en dos ocasiones, escribieran, solos o con otros, los guiones de sus películas y dirigieran las mismas con solución de continuidad y con el escaso margen de un año entre una y otra. Del mismo modo, no deja de sorprender que, estrenada la segunda, se cierre para siempre la filmografía personal de cada uno en su condición de ocasionales directores de cine.
La producción de los títulos citados tiene lugar entre 1975 y 1978 por parte de las empresas cinematográficas Impala y Alexandra, para los films de Forges, y Paraguas y Kalender, para los de Chumy Chúmez. El estreno de cada título se produjo en las siguientes fechas: País… 27 de octubre de 1975; El bengador… 7 de marzo de 1977; Dios bendiga… 15 de septiembre de 1977; y Pero no vas a… 13 de noviembre de 1978. Es decir, la contribución de estos humoristas a la cinematografía nacional tiene lugar en un tramo histórico de singular importancia para la vida de los españoles: el final de la dictadura franquista y la iniciación y organización del periodo democrático.
Contexto sociopolítico y cinematográfico de estas producciones
En los últimos meses de la vida de Francisco Franco, concretamente el 27 de septiembre de 1975, fueron ejecutados los cinco condenados a muerte pertenecientes a las organizaciones terroristas ETA y FRAP. Tras la muerte del dictador, el 20 de noviembre, se produjo la restauración monárquica en la persona de Juan Carlos de Borbón. El presidente del gobierno, Arias Navarro, fue sustituido por Adolfo Suárez, quien propugnará, en 1976, el referéndum para la reforma política. Al año siguiente, 1977, el 24 de enero, la extrema derecha asesinó a varios abogados laboralistas pertenecientes al Partido Comunista. El 15 de junio, tras haber legalizado al P.C., se celebrarán, tras cuarenta años de monopolio partidista, las primeras elecciones con el triunfo de Unión de Centro Democrático (UCD). En 1978, el 31 de octubre, fue aprobada la Constitución, consensuada por los diversos grupos políticos; se inició así la plena transición al nuevo ordenamiento social. En 1979, el 1 de marzo, se celebraron las primeras elecciones constitucionales en las que UCD y PSOE seguían siendo los partidos más votados.
Por lo que respecta a la cinematografía, un real decreto de 1977 hizo desaparecer la censura, al tiempo que liberalizó la exhibición y reguló las características de las salas. Retocó la cuota de doblaje (por cada cuatro películas extranjeras que se doblaran había que comprar una española), la protección del 15% sobre la recaudación bruta efectuada (revirtió sobre la propia industria) y la obligatoriedad de exhibición de una semana de película española por cada dos de obra extranjera. Un año más tarde, en 1978, se celebró el I Congreso Democrático del Cine Español, con la participación de representantes de todos los gremios afectados; se revisaron las áreas culturales, socio-profesionales, industriales, de mercado y administrativas. Estos aspectos, como otros semejantes, nos hacen ver que el cine de la España democrática nació en el seno de la confrontación ideológica al tiempo que se fue dotando de cotas de libertad hasta entonces desconocidas.
Ilustración: Viñeta de Forges alusiva a su ópera prima como director, País S.A.
Próximo capítulo: Las películas de Forges o forgendros en la pantalla (y II)