Enrique Colmena

Axioma

1.  m. Proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración.

             Diccionario de la Real Academia Española

La Fiesta del Cine, que ha tenido lugar en España en los días 21 a 23 de Octubre de este 2013 (de lunes a miércoles, para ubicarnos en los días concretos de la semana), se ha cerrado con un éxito que cabría calificar como apoteósico: durante esos tres días se ha incrementado la afluencia de público en un 663% con respecto a la taquilla de esos mismos días de la semana anterior, la de los días 14, 15 y 16 de octubre de este mismo año. La razón de esta diferencia ha sido clara: la semana anterior los precios que se manejaron fueron los habituales en los cines españoles, en torno a los 6,7 euros de media por persona, mientras que en esta Fiesta del Cine celebrada la semana posterior se ha podido entrar en las salas españolas a un precio superreducido de sólo 2,9 euros por cabeza.

Me da coraje autocitarme, pero a veces no hay más narices: véase mi artículo Cines en España: nueva política de precios o muerte inminente, publicado en CRITICALIA en marzo de 2012, y se verá cuánta razón tenía, a mi pesar.

Porque lo cierto es que el cine en España, en salas, se muere, salvo que se decida tomar medidas drásticas, las que, desde luego, pasan irremediablemente por modificar los precios. A 6,7 euros de media por cabeza (eso sin contar el coste de la butaca en las pelis en 3D, que sube hasta los 9 euros) es imposible luchar contra la descarga ilegal en Internet, a coste cero y a la hora y lugar que plazca al espectador.

Pero esta vez vamos a dar un pasito más, ya que parece que las meras palabras no surten efectos en los sordos oídos de exhibidores y distribuidores; usaremos entonces números, y hablaremos de lo que se recauda con el precio medio normal y lo que se ha recaudado con los precios de la reciente Fiesta del Cine.

Veamos: tomemos una muestra de cien espectadores para la semana anterior, los días 14, 15 y 16 de octubre de 2013; cada uno de ellos habría pagado el precio medio citado de 6,7 euros, lo que daría una recaudación teórica total de esos 100 espectadores de 670 euros. La semana siguiente, la de la Fiesta del Cine, los días 21, 22 y 23 de octubre de 2013, dado que se ha incrementado la asistencia de público en un 663%, quiere decir que entraron 663 personas en las salas por cada 100 que habían entrado la semana anterior. A un precio de 2,9 euros por persona, tendremos que la recaudación ha sido de 1922 euros. Es decir, se habría multiplicado casi por tres la recaudación de la semana anterior. ¿Salen así las cuentas, o no salen? ¿Queremos seguir teniendo cifras escuálidas en taquilla, con poca gente en los locales, o queremos casi triplicar las cifras, llenando además las salas y haciendo proselitismo del cine, que es la mejor forma de hacer afición?

Por supuesto que la decisión de bajar drásticamente el precio de las entradas requiere de un previo consenso entre exhibidores y distribuidores, siendo estos últimos, al parecer, los más reticentes a reducir su parte de beneficio; pero es de esperar que las grandes distribuidoras caigan en la cuenta de que el 50% de cero es cero, no sé si me explico…

Pertenezco a una generación que prefiere ver el cine en grandes pantallas, con sonido envolvente y sentado en una butaca, en comunión con otros aficionados al cine. Pertenezco a una generación que gusta del rito de ir al cine en salas, con toda la amable parafernalia que ello conlleva. Pero mi generación va pasando y las nuevas no tienen el cordón umbilical que ata a la mía, aún, a una sala de cine de screen gigantesca y butacas de asiento abatible: o se pone remedio para evitar la desafección de esas nuevas generaciones (que no es que sean el futuro: son el presente), o el cine en salas quedará como espectáculo residual, como de acontecimiento operístico; vale decir industrialmente irrelevante, comercialmente ínfimo, inapreciable en términos de negocio.

¿Tendremos que acostumbrarnos a ver masivamente el cine en casa, en pantallas de plasma, en babuchas y con un paquete de patatas fritas? De un grupo con tendencias económicamente suicidas (léanse exhibidores y distribuidores) depende que no, así que la confianza es corta, muy corta…

Pie de foto: larguísima cola en un cine de Madrid, durante la celebración de la Fiesta del Cine.