El año que dejamos de jugar

La acción de esta historia comienza en 1933 en Berlín, donde vive Arthur Kemper con su esposa Dorothea y sus hijos Anna y Max. Son de origen judío, por lo que sus vidas estarán en peligro en cuanto Hitler acceda al poder, por lo que tienen que huir de los nazis. La protagonista es Anna, de nueve años, y comienza con la llegada de Hitler al poder, pero ella no sabe quién es, está distraída con sus juguetes y no presta atención a este hecho que pone en peligro la vida de muchas personas. No obstante tendrán que abandonar el país y dejar atrás su casa, sus juguetes, sus amigos y su infancia. No será fácil pero descubrirá que es capaz de cualquier cosa.

El padre está enfermo en cama, es periodista, crítico teatral y trabaja en la radio, pero debido a sus duros artículos contra el régimen se va primero a Praga para no ser apresado, con la ayuda del tío Julius. Enseguida tira de la familia y se instalan en una modesta casa de huéspedes en el campo, en Zurich, en la neutral Suiza, donde Hitler no puede arrestarlos pero ha puesto precio a la cabeza de Arthur. No obstante los padres hacen un viaje a París para tratar de vivir allí en cuanto hallan un apartamento toda la familia. Arthur escribe un guion sobre Napoleón que le compra una productora inglesa, y se trasladan a Londres en 1935.

La historia de esta película lo constituye esa constante emigración durante varios años huyendo de Hitler, en cuyo deambular Anna pierde su peluche favorito al que hace alusión el título original de la novela semiautobiográfica de la escritora alemana Judith Kerr, que pronto se convirtió en un best seller, Cuando Hitler robó el conejo rosa, que se refiere al querido muñeco de Anna, que da título original al film que en España adopta el de El año que dejamos de jugar, aludiendo al momento en el que, debido a las experiencias vividas, los jóvenes van madurando y convirtiéndose en adultos dejando atrás los juegos. En sus traslados cambian de escuela, van haciendo nuevos amigos y aprenden idiomas que al principio les cuesta, pero terminan entendiéndose con los compañeros.

Es un drama sin mucha profundidad, pero a través del cual se pueden hallar algunas enseñanzas como que el bien siempre ganará al mal, algo que tiene muy presente esta perseguida familia que nunca pierde el optimismo y las ganas de vivir, a pesar de todo lo que les sucede.

Es una cinta sobre la vida de la escritora germana Judith Kerr, basada en su libro publicado en 1971, a sus 52 años de edad, que trata sobre su perdida infancia debido a todos esos avatares que tuvo que vivir.

La responsable del interesante resultado obtenido es la directora Caroline Link, que ya ganó un Oscar por En un lugar de África (2001), que hace en esta ocasión una película distinta a aquella, a la que no le falta la intensidad ni la emoción que viven los miembros de la familia en cada momento, con la sensibilidad que le es característica para este tipo de relato.

Link se maneja bien tanto con los adultos como con los niños, que hacen un buen trabajo que se hacen con la empatía del espectador.

En cuanto a la realización, no parece una producción alemana por la fluidez narrativa y los resultados obtenidos en muchos aspectos de la misma, lo que hace que se asemeje más a una inglesa o americana.