CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Filmin, Prime Video y Apple TV.
Además de ser uno de los grandes maestros reconocidos de la historia del cine, todos sabemos que a Alfred Hitchcock le gustaba que sus películas le dieran no sólo prestigio y fama, sino también dinero. Quizás por eso, cuando vio el resultado final de esta El hombre equivocado (como le respetaron en Hispanoamérica su título original), a Don Alfredo le pareció muy dura, muy seca, sin apenas suspense, sin MacGuffin, demasiado realista y muy oscura. Y eso cuando acababa de obsequiar a sus seguidores con títulos tan coloristas y entretenidos como La ventana indiscreta, Atrapa a un ladrón o El hombre que sabí ...
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ESTRENO EN NETFLIX.
Dentro del thriller, el subgénero que generalmente se suele denominar “true crime” o crimen verdadero tiene ya una larga tradición. Tan larga que podríamos recordar algunos venerables ejemplos del cine norteamericano clásico, como cuando Hitchcock se inspiró en un asesinato verdadero de los años veinte, que tuvo gran repercusión en su momento, para rodar La soga (1948), y ese mismo crimen lo utilizó años después Richard Fleischer en Impulso criminal (1959), ambas películas estupendas, e incluso muchos años después fue retomado el tema en la bastante más inferior Asesinato… 1-2-3 (2002), de Barbet Schroder. Eso por no recordar, como otro granado ejemplo de “true crime”, la magnífica serie televisiva de RTVE de los años ochenta (después hubo otras tandas de episodios en décadas posteriores), bajo el título genérico de La huella del crimen, con producción del gran Pedro Costa Musté.
Este El cuerpo en llamas se inscribe claramente en ese mismo segmento de “true crime”. De hecho, pone en imágenes, inspirándose en hechos reales (aunque también fantaseando en aquellas cosas que no están comprobadas), la verídica historia que se conoce popularmente como el “crimen de la guardia urbana”, ocurrido en 2017, cuando muy cerca del pantano de Foix, en la provincia de Barcelona, apareció un coche totalmente quemado y con un cadáver calcinado en su interior. El muerto resultó ser Pedro, un agente de la Guardia Urbana (que es como se llama en la ciudad de Barcelona la Policía Local); los Mossos d’Esquadra, cuerpo policial catalán encargado de la investigación, con la inspectora Ester Varona al frente, en principio no tiene pista alguna. La pareja del difunto, Rosa Peral, también agente de la Guardia Urbana, siembra dudas sobre la posibilidad de que haya sido su exmarido, Javi, a la sazón Mosso, con la que tiene una niña como de 7 años, imaginando un asesinato por celos, a pesar de que Javi ha rehecho su vida con otra mujer y es, aparentemente, feliz. Por otro lado, conocemos también a Albert López, compañero de Rosa en el mismo cuerpo policial, habiendo sido compañeros de p ...
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El estreno de Misterio en Venecia, la tercera parte de la trilogía agathachristeana que Kenneth Branagh viene filmando en los últimos años, cuya implicación en la misma no parece que sea cuestionable (director, protagonista, coproductor), nos pone en bandeja de plata hablar de la carrera de este belfiano (vamos, natural de Belfast), nacido en la capital norirlandesa a finales de 1960, con lo que, en la fecha en la que escribimos, roza la edad de 63 años. No hablaremos de su carrera como actor, que quizá requeriría un tratamiento específico y monográfico, y con frecuencia tiene un carácter más de “pane lucrando” (¿se podría decir “caviar lucrando”?), sino como director, que nos parece más personal y con visos de autoría, en los términos habituales definidos hace también tiempo por André Bazin et alii.
Emigrado con su familia a los 9 años a Inglaterra, huyendo del ambiente irrespirable de finales de los años sesenta en Irlanda del Norte, se cuenta que Branagh quiso ser actor tras ver en un escenario a Derek Jacobi en el papel protagonista de Hamlet (quizá como agradecimiento, Kenneth ha contado con este su involuntario mentor en cinco de las películas que ha dirigido). Formado a partir de entonces en la prestigiosa Royal Academy of Dramatic Art (RADA) (por sus clases han pasado como alumnos gente como Michael Caine, Judi Dench, John Hurt, Glenda Jackson o Anthony Hopkins, por citar solo algunos nombres indiscutibles), sería sin embargo su papel protagónico sobre las tablas de Enrique V, en el seno de la Royal Shakespeare Company, la que le daría su primera fama, después cimentada al crear su propia compañía teatral, llamada Renaissence. En cine había comenzado como actor con pequeños papeles a principios de los años ochenta, a veces sin acreditar (Carros de fuego, Otro país) hasta conseguir sacar cabeza ya en roles de cierta relevancia (leer más