CINE EN PLATAFORMAS
ESTRENO EN APPLE TV.
[En la muerte del Papa Francisco, y en su homenaje, recuperamos la crítica de esta película que ficciona una situación de "sede vacante", proceso que se abre ahora hasta que se elija al nuevo sucesor de San Pedro]
Edward Berger (Wolsfburgo, Alemania, 1970) es un cineasta cosmopolita: nacido en la tierra de la canciller Merkel (¡cuánto te echamos de menos, Angela! ¿Dónde están los carismáticos líderes europeos? Todos muertos o jubilados...), sin embargo tiene también las nacionalidades suiza (por mamá) y austríaca (por papá), y además se formó, aparte de en su Alemania natal durante su infancia y primera juventud, en la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York. Sus primeros trabajos en el mundo del cine tuvieron lugar también en Estados Unidos, dentro de la productora de cine independiente Good Machine, donde hicieron películas gente como Ang Lee, Todd Solondz y Hal Hartley, y que sería el germen de la posteriormente poderosa Focus Features. Posteriormente se ha desempeñado como profesor en la también norteamericana Universidad de Columbia y en la Universität der Künste de Berlín, ciudad donde está radicado desde finales del pasado siglo; vamos, que está más viajado que el baúl de la Piquer...
Ese cosmopolitismo, aparte de la exquisita formación artística y sus trabajos docentes y profesionales dentro del mundo del cine, han tenido como consecuencia un cineasta ciertamente ecléctico, finísimo en su estilo, que no se prodiga mucho, y cuya carrera se desarrolla igualmente en televisión y cine; en el primero de esos formatos ha estado en títulos perfectamente reconocibles y reconocidos como las series The terror y Your Honor, mientras que en cine ha tenido éxitos notables (a su escala, claro está) con títulos como Jack (2014), intenso drama sobre la infancia abandonada, y, sobre todo, la nueva versión del clásico de Erich Maria Remarque Sin novedad en el frente (2022), que consiguió 4 Oscars, entre ellos el de Mejor Película Internacional, y le puso definitivamente en el mapa del cine independiente con vocación mayoritaria.
De ese éxito probablemente procede la posibilidad de hacer esta C&oa ...
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ESTRENO EN FILMIN
Es sabido que Dashiel Hammett (1894-1961) fue uno de los más importantes escritores USA especializados en novela negra. Junto a sus coetáneos Raymond Chandler y James M. Cain, entre otros, fue fundamental en la creación del cine negro norteamericano que sentó las bases del género entre los años treinta y cincuenta del siglo XX. Sus dos mayores aportaciones al género policíaco fueron las novelas El halcón maltés y El hombre delgado, iniciadoras cada una de ellas de sendas series en las que sus protagonistas abordaban diferentes casos. Especial interés y relevancia tuvo el personaje de Sam Spade, detective privado que protagoniza la citada El halcón..., un personaje que daría lugar a todo un arquetipo, el investigador duro como el pedernal, que establecería un canon en el género que llega prácticamente hasta nuestros días.
La película por antonomasia sobre Sam Spade es, por supuesto, la versión de 1941 de El halcón maltés (hay otras, como una de 1931, en España titulada El halcón, e incluso una hecha en la Checoslovaquia comunista, que ya tiene mérito...), y en especial la composición que hizo Humphrey Bogart del personaje, conformando un rol perfectamente identificable: duro con hombres y mujeres (en este último caso, en términos que hoy son –justamente- inaceptables), macho sin mácula, inteligente y sagaz, presto a la violencia física con o sin justificación, de lengua viperina y sumamente ingeniosa, siempre con el cigarro y el whisky en los labios.
Esta Monsieur Spade parte de ese personaje, pero no se basa en ninguna de sus novelas. Su idea, parece evidente, es retomar el papel y situarlo como veinte años después de El halcón maltés de Bogart, en el primer lustro de la década de los sesenta, y en un paisaje muy distinto al de San Francisco que era el escenario de las novelas hammettianas sobre el detective. El audiovisual, con buen criterio, busca nuevas perspectivas para hacer sus obras, y aquí la idea es situar a ese personaje, ya frisando los sesenta, pero sin perder casi ninguna de sus características (sí, afortunadamente, esa mano demasiado larga en sus relaciones con las mu ...
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Ha muerto Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936 – Lima, 2025), y con él se marcha el último de los representantes del “boom” hispanoamericano, pero sobre todo se va una de las grandes figuras de la literatura del siglo XX y de lo que llevamos del XXI. Vaya con estas líneas nuestro homenaje, con la intención de retomar su figura (en su faceta relacionada con el cine, que es la que nos compete) en una serie de artículos que esperamos publicar en el futuro glosando el “boom” en cine y televisión. El lector de Criticalia interesado en este movimiento cultural en su paso al audiovisual puede consultar también el artículo titulado Antes de que Netflix grabe Cien años de soledad: Gabriel García Márquez en la pantalla.
Recordaremos que el “boom” hispanoamericano fue un poderoso fenómeno literario surgido en la América de raíz española a partir de los años sesenta del pasado siglo XX, un fenómeno que en especial renovó profundamente la novela de aquella procedencia; Vargas Llosa se convirtió de inmediato en uno de los más interesantes escritores del “boom”, junto a Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, entre otros escritores.
Poseedor Mario de todos los premios habidos y por haber (Cervantes, Príncipe de Asturias, Rómulo Gallegos, Planeta, Legión de Honor de la República Francesa...), el Nobel se le resistió, increíblemente, hasta 2010. En su momento dijimos al respecto que, teniendo en cuenta quien otorgaba y quien recibía el Nobel de Literatura, los galardonados habían sido más bien los miembros de la Academia Sueca, unos señores a cuya muerte nadie se acordará de sus nombres ni de sus mediocres obras, lo que no se puede decir precisamente de la del autor peruano. Ninguneado durante décadas para el máximo premio literario internacional por su ideología (siendo ésta irreprochablemente democrática, por más que sea de derechas; ya se sabe que sigue habiendo quien da patente de democracia en función del color político…), Vargas Llosa daba sopas con onda a la inmensa mayoría de los ...
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