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Hace 36 años, cuando Tom Cruise tenía solo 24 y no era, ni de lejos, el poderoso hombre de Hollywood que hoy es, su película Top Gun, a la que en España, siempre tan “creativos”, le añadieron el subtítulo Ídolos del aire, fue un notabilísimo éxito comercial. Para que nos hagamos una idea, su recaudación mundial multiplicó por 23 el presupuesto utilizado (fuente: IMDb). Sin embargo, aquella historia de pilotos de la Navy Seal de bonitos uniformes y vuelos de infarto, aquella historia en la que descubrimos a Pete “Maverick” Mitchell (por lo visto, todos los pilotos tienen que tener un mote, como si fueran etarras...), no tuvo la previsible ristra de secuelas que ya entonces era habitual cuando se conseguía un “hit” comercial: recordemos Rocky o Rambo, por citar un par de ejemplos evidentes.

Sin embargo, el modesto rendimiento en taquilla de algunos de los últimos títulos producidos por Cruise parece haber activado el as en la bocamanga que podía suponer volver a esta historia, aunque ahora, lógicamente, adaptándola a los tiempos que corren y teniendo en cuenta que el actor ya no puede hacer de alumno jovenzuelo.

La historia, como decimos, se ambienta en nuestro tiempo. El por todos conocido como Maverick es un piloto de la Navy Seal que, a pesar del tiempo transcurrido y haber tenido la posibilidad de alcanzar una alta graduación, se resiste a ello porque le impediría volar, que es la pasión de su vida, y sigue aún con el grado de capitán. La enésima indisciplina la realizará pilotando un avión de pruebas a “mach 10” (“mach”, como se sabe, es la velocidad del sonido), lo que supone más de 12.000 kilómetros por hora, cuando el Alto Mando había cancelado el proyecto; sin embargo, ello le conduce, gracias a la protección de su viejo amigo el Almirante Kazansky, a un empeño muy distinto, ser instructor de vuelo de una escuadrilla que tendrá la peligrosa misión, casi suicida, de destruir una planta en construcción para enriquecer uranio con el que fabricar bombas atómicas (en ningún momento se cita el país, pero es obvio que se trata de Irán). Pero entre los aspirantes a formar parte de esa escuadrilla, la élite de los pilotos USA, está “Rooster”, hijo de un querido amigo de Maverick que murió en sus brazos sin que él pudiera hacer nada para salvarlo. Rooster guarda un sordo rencor hacia el antiguo amigo de su padre por haber torpedeado (a petición de su madre) su carrera como piloto...

Ciertamente Top Gun: Maverick da lo que promete, notables dosis de adrenalina con una serie de escenas de acción, que se desarrollan siempre a bordo de los aviones, primero en la instrucción de combate que, a trancas y barrancas, lleva a cabo Maverick, después en la propia acción de combate. Son escenas todas ellas brillantísimamente ejecutadas por el director, Joseph Kosinski, perito en el tema, y que ya dirigió a Cruise en Oblivion (2013), estimable thriller de acción y ciencia ficción que tuvo una buena acogida.

En ese sentido, está claro que la película acierta en su objetivo, ser un potente artefacto generador de tensión, bien dosificada, sin que se llegue a ese momento en el que un exceso en la misma pueda suponer la desconexión por parte del espectador. En ese sentido, la película es modélica.

Otra cosa es que el resto del guion, la trama dramática propiamente dicha, sea más endeble, como casi siempre suele ocurrir en estos casos. Y eso que hay que reconocer que se busca profundizar en los conflictos del protagonista, en especial el que mantiene con el hijo de su querido amigo muerto, pero también en su relación con su ex, que no es que esté precisamente contenta con él. Hay también un tono como de fin de época, porque Maverick sabe que su especie, la del tipo que va a su bola, que lo fía todo a su instinto, tanto en tierra como (sobre todo) en el aire, está abocado a la extinción: el combate aéreo, le recuerda su estricto superior, está llamado, en pocos años, a ser ejecutado por aviones sin piloto, aviones donde máquinas sin sentimientos acatarán órdenes sin rechistar. Ese fin de época, es cierto, es uno de los valores del arco dramático, aunque después haya escenas que rechinen, como el festival de musculitos y epidermis depiladas de los pilotos y su instructor jugando a rugby en la playa, o la escena final en el portaaviones, de un triunfalista que tira de espaldas...

El conjunto, entonces, aunque irregular, es evidente que dará cumplida satisfacción a los amantes del cine de acción y a los muchos fans de Cruise, aunque no aporte gran cosa, más bien nada, a su carrera como actor. Por cierto que no resistimos la tentación de comentar que, a veces, estar a punto de cumplir los sesenta años, como es el caso de Tom Cruise, y no aparentar ni cuarenta (se entiende que gracias a las milagrosas artes quirúrgicas), puede suponer un problema de credibilidad: aquí el hijo de su amigo, interpretado por Miles Teller (con horrible bigote, por cierto...), parece solo algo más joven que Cruise, cuando éste le lleva veinticinco años...

Buen trabajo en general de los intérpretes, en especial de los maduros (apartado en el que incluimos al bueno de Tom, claro, inminente sexagenario...); es un lujo contar con gente tan buena como Ed Harris o Jon Hamm, o incluso Val Kilmer, al que la edad le ha sentado bastante bien. También es apreciable el trabajo de Jennifer Connelly, el único personaje femenino relevante en una película que parece empapada de testosterona.

(03-06-2022)


 


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130'

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Top Gun: Maverick - by , Jan 04, 2023
2 / 5 stars
Brillante artefacto de acción, endeble trama