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La novela Murder is easy, en España Matar es fácil, fue publicada por Agatha Christie en Inglaterra en 1939, dentro de la colección Collins Crime Club. No fue uno de sus trabajos más apreciados, lo cual no ha sido óbice para que se haya versionado al cine y/o la televisión en varias ocasiones (como, por lo demás, casi todos los textos policíacos de la escritora inglesa).
Esta en concreto, si nuestros datos no nos fallan, ha sido adaptada hasta el momento en cuatro ocasiones, curiosamente todas ellas desde hace no demasiado tiempo, datando la primera de 1982, hace “solo” cuarenta y dos años cuando se escriben estas líneas. Ninguna de ellas ha sido significativa, y nos tememos que esta que comentamos tampoco lo es.
Curiosamente también, aunque la primera de 1982 se ajustaba razonablemente a la historia original agathiana, las siguientes se han ido desviando de esa línea narrativa primigenia, introduciendo cambios apreciables. No obstante, dado que esta miniserie de 3 capítulos (en su estreno en Movistar+, porque en su pase en la BBC fueron 2 episodios, que han sido remontados y recortados en España para alargar la serie hasta estas tres entregas) está coproducida por la propietaria de los derechos de la obra de la escritora nacida en Torquay, Agatha Christie Productions, es evidente que cuenta con todas las bendiciones de los dueños de la ingente obra narrativa y dramática de Mrs. Christie.
La historia se ambienta hacia los años cincuenta en Inglaterra, a donde llega un joven nigeriano (Nigeria en aquella época formaba parte del Imperio Británico), llamado Luke Fitzwilliam, futuro empleado de una empresa londinense. Ha sido enviado a Inglaterra al considerar sus superiores que, por sus capacidades intelectuales, está desaprovechado en su tierra. En el tren conoce a la adorable viejecita Miss Pinkerton, con la que hace buenas migas. La señora le dice que va a Londres a denunciar dos asesinatos que se han producido en su pueblo, Wychwood, diciéndole que el asesino es alguien importante en la localidad. Pero al llegar a la capital, mientras Luke apuesta en nombre de la mujer en una carrera de caballos (que gana...), la señora es atropellada por un coche que se da a la fuga. Conmocionado por la tragedia, y también intrigado por cuanto le ha contado, Luke marcha al pueblo, ya que no tiene que presentarse en su trabajo hasta unos días después. Allí conoce a Bridget, una chica muy desenvuelta con la que enseguida siente una conexión especial, aunque pronto se entera de que es la prometida de Lord Whitfield, el aristócrata del pueblo...
Lo más llamativo de esta versión quizá sea que, con arreglo a los tiempos que corren, el protagonista, que en el original agathiano era un funcionario británico, por supuesto blanco, aunque venido desde su destino policial en la India (entonces todavía formaba parte del Reino Unido), ahora es un joven nigeriano, en este caso por supuesto negro. Hay otros cambios apreciables, como el hecho de que el médico del pueblo sea un abyecto supremacista de libro, un tipo que cree que hay unas razas mejores que otras, que hay individuos mejores que otros, y que lo que hay que hacer es, por higiene racial, eliminar a los peores, sin cortarse un pelo... Esas quizá sean las dos variaciones más llamativas sobre la peripecia original, todo ello, es evidente, conforme a los tiempos que corren.
La creadora de la serie, Siân Ejiwunmi-Le Berre (Bristol, 1971), tiene una larga carrera como actriz, con el nombre de Sian Martin, y desde hace unos años se viene dedicando también a la escritura de guiones para cine y televisión. Este es su primer trabajo como creadora de una miniserie, y más que probablemente es a ella (por su condición de anglo-africana) a la que se debe el cambio racial del protagonista, de blanco a negro, y la inclusión de un personaje abiertamente racista. Pero, novedades al margen, lo cierto es que, como producto, no parece que esta Matar es fácil vaya a dejar ningún tipo de huella en los espectadores.
Es cierto que estamos ante una serie muy cuidada, bien ambientada, agradable de ver; la mirada antirracista y anticolonialista nunca está de más, aunque es cierto que aquí está un tanto forzada, como metida con calzador. Pero quizá se fia demasiado en esa novedad racial y se descuida el hecho de insuflar tensión y densidad a la intriga, que resulta demasiado banal, incluso elemental, a pesar de la buena factura, con un guión en el que hay cosas poco creíbles, y con una resolución de los más endeble, en un producto muy estándar, razonablemente bien hecho, pero en el que todo es muy evidente, carece por completo de sutilidad.
Bonita fotografía de David Mackie, con una evidente y deliberada preponderancia de los tonos rojos, y una música muy apropiada e intrigante del anglo-africano Segun Akinola. En la interpretación destaca lógicamente el protagonista, David Jonsson, aunque nos parece que no se cree demasiado su personaje; lo hemos visto recientemente en Alien: Romulus, como el discapacitado androide (a la par que querido hermano) de la protagonista. De las actrices nos quedamos con la siempre interesante Morfydd Clark, a la que hemos visto en títulos tan diversos como la janeausteniana Amor y amistad, la peli de catástrofes Infierno bajo el agua, el criptoterror Saint Maud, o la fantástica Los anillos del poder, serie secuela de la famosa El señor de los anillos. Y también, por supuesto, habrá que citar a la venerable Penelope Wilton, inolvidable en la mítica Downton Abbey.
(30-08-2024)