Serie: Normal people

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La novela Normal people, original de la escritora irlandesa Sally Rooney, fue publicada en 2018, convirtiéndose en libro del año en Irlanda. La productora Element Pictures, una de las más relevantes compañías audiovisuales del país, compró los derechos y, de la mano de la BBC (que no es mala compañía…) y de la norteamericana Hulu Originals (filial de Disney), acometieron su adaptación en formato de serie, una adaptación que ha gozado, en general, de buenas críticas y ha sido bien acogida por el público, aunque por nuestra parte, aunque valoramos algunas cualidades sin duda interesantes, nos parece que está por debajo de ese tan alto nivel que otros han visto en ella.

La serie se ambienta en nuestro tiempo, en Irlanda, inicialmente en concreto en el Condado de Sligo, al norte del país. Allí conocemos a Marianne y Connell, ambos estudiantes de último curso en un instituto de educación secundaria. Marianne es de familia rica, pero en el centro estudiantil la tienen por un bicho raro, una chica al margen de las demás; sobre todo los chicos se burlan mucho de ella, ante su displicencia. Connell es hijo de madre soltera, de clase social media-baja, y tiene problemas económicos para ir a la universidad, sintiéndose atraído por la literatura. La madre de Connell realiza las tareas domésticas en casa de la familia de Marianne, donde ésta tiene que soportar a una madre que la desprecia y a un hermano algo mayor que ella que no deja pasar ocasión de demostrarle su odio. Contra toda previsión, entre Marianne y Connell surge una llama de pasión, convirtiéndose en amantes, que no aspiran a nada más que a pasar buenos ratos juntos, aunque ambos (sobre todo Connell, que teme la reacción de sus amigos, que se burlan de Marianne) se cuidan mucho de que su relación sea un secreto solo para ellos…

La serie Normal people está compuesta de 12 episodios, aunque con una duración muy corta, entre los 23 y los 33 minutos. Ello quiere decir que el total de minutaje de la serie está en torno a los 300 minutos, con lo que da la impresión de que se ha alargado sin necesidad el número de episodios, como si quisiera distinguirse del estándar de 6 u 8 capítulos, que es lo habitual en este formato de series. También habrá que decir que a la serie le sobran bastantes minutos, una vez que la historia se centra esencialmente en la relación entre Marianne y Connell a lo largo de varios años, desde la secundaria hasta que recalan en la universidad, y de sus idas y venidas como la pareja que, al menos inicialmente, no quieren ser, o al menos no quieren que se vea que lo son. Hay elementos exógenos que tendrán fuerte incidencia, como la madre y hermano de Marianne, ambos despreciables, especialmente el niñato con el que comparte hermandad (que no fraternidad), que evidencia un odio hacia su hermana digno de mejor causa. También la madre de Connell, y los novios y novias que cada uno de ellos tendrán a lo largo de esos años, tendrán incidencia en la relación, aunque al final siempre vuelven, y siempre se separan, en una especie de (re)presentación del mito del eterno retorno.

Los directores (y creadores, a falta de que aparezca esa figura en los créditos) son Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald, ambos solventes realizadores, dirigiendo cada uno de ellos 6 episodios; del primero recordamos con especial agrado su estupenda (y lacerante) La habitación, y la segunda ha puesto en escena un buen número de capítulos de series tan conocidas como Doctor Who y Wallander. Ambos hacen un buen trabajo, aunque nos parece que el problema de la serie es más de concepción que de realizacion. 

Porque la filmación es serena, sobria, discretamente elegante, con un ritmo pausado que en ocasiones, sobre todo una vez superado el ecuador de los 6 primeros capítulos, resulta “demasiado pausado”… Sí, es una serie tranquila, aunque interiormente los sentimientos fluyen intensamente, pero resulta demasiado larga, con muchos capítulos y demasiado cortos; en nuestra opinión, no hay materia para tantos episodios, para tanto metraje, y eso que al ir y venir de la pareja protagonista se le adorna con excursos como el novio de ella que resulta ser negacionista del Holocausto (angelito…), o el que tiene tendencias sado-masoquistas y la induce a esas prácticas ciertamente cuestionables.

Gusta esta relación entre disímiles que lo son en todo, salvo en una cosa: y son disímiles porque ella es de clase bien, y él de clase trabajadora, ella tiene una familia como para borrarse del concepto, y él disfruta de una madre comprensiva y que le ama, ella es una marginada entre sus coetáneos, y él sin embargo es bastante sociable… Pero en el fondo él también es un marginado, un tipo popular por sus hazañas deportivas dentro del equipo del insti, pero al que le gusta la literatura y finalmente se decide a estudiar ese grado universitario. Cada uno, entonces, será marginado a su manera. 

De ese encuentro entre marginados sale esta historia agradable en su melancólica relación entre personas dispares, que sin embargo en buena medida se complementan, y de la que a lo largo de la serie iremos viendo sus acercamientos y rupturas, en el fondo una plasmación más o menos actualizada del clásico esquema “chico-encuentra-chica, chico-pierde-chica, chico-recupera-chica”, aunque, desde luego, ya no sea el chico el sujeto activo y la chica la pasiva. También como suele ocurrir en este tipo de historias, los motivos de ruptura de los protas suelen ser bastante etéreos, por no decir inanes, aunque ya sabemos que, en el terreno sentimental, cualquier grano de arena es un Everest...

Tampoco ayuda mucho una serie de saltos atrás y adelante en la trama, unos “flashbacks” y “flashforwards” poco justificados, no pareciendo ser necesarios, resultando más bien superfluos adornos de estilo.

Llama la atención el hecho de que las escenas de sexo entre los protagonistas sean muy pudibundas (lo que no significa que no haya desnudos integrales, porque los hay), muy suaves y tranquilas, sin esas escenas, habituales en el cine de hoy, que lindan hasta tal punto con la violencia que no se sabe si los amantes van a follar o a pegarse… Eso sí, en la relación de Marianne con uno de sus novios, el de las tendencias sadomasoquistas, sí que habrá un vínculo sexual evidentemente violento (aunque consentido), como para marcar distancia con el que mantienen (intermitentemente, entre las correspondientes idas y venidas) los amantes protagonistas.

Nos parece Normal people una serie que, ciertamente, transmite paz y sosiego, algo tan poco frecuente hoy día, con esos dos marginados, cada uno a su manera, que se encuentran y se consuelan mutuamente... Los directores optan con frecuencia por filmar con primerísimos planos de ambos, como auscultando sus rostros, buscando en ellos quizá las razones de su cercanía sentimental, pero también de sus rupturas, que están casi pautadas, a razón de una por cada capítulo, o por cada dos... Y es que la historia juega con el tema de la relación que no consigue encontrar el punto correcto para una buena sintonía (ay, el famoso “ni contigo ni sin ti/ tienen mis males remedio”…), quizá por la disparidad social de cada uno de ellos, pero también por el trato degradante que recibe Marianne de su familia, lo que progresivamente la abocará a buscar la humillación en sus relaciones sexuales.

Mención especial, en positivo, para la música suave, agradablemente melancólica, de Stephen Rennicks, terminando cada capítulo con una hermosa canción, obviamente romántica, con frecuencia cantada como en susurros...

Paul Mescal, que después se ha convertido en una de las estrellas emergentes de su generación (Aftersun, La hija oscura, Desconocidos, Gladiator II), resulta convincente en su personaje, un chico que, en el fondo, no sabe lo que quiere, y que tendrá que aprender a madurar emocionalmente a base de sus acercamientos y rupturas con el personaje de Marianne, que está interpretada por Daisy Edgar-Jones (por cierto, con un notable parecido a una Anne Hathaway joven), también muy entregada a su papel, siendo éste incluso más complejo que el de él, por mor de sus traumas familiares. 

(19-07-2025)



Normal people - by , Jul 19, 2025
2 / 5 stars
Una melancólica relación entre dispares