Pelicula:

La actriz Maggie Gyllenhaal tiene una ya larga trayectoria como intérprete, a pesar de su relativa juventud (cuando se escriben estas líneas aún no ha cumplido los 45 años). Comenzó muy joven, aún adolescente, a las órdenes de su padre, el director Jake Gyllenhaal, en El país del agua (1977), y desde entonces ha sabido conjugar el cine comercial (World Trade Center, El caballero oscuro, Asalto al poder) con otro tipo de películas que no buscan el taquillazo sino explorar caminos (Secretary, Donnie Darko, Adaptation. El ladrón de orquídeas, La profesora de parvulario). Ahora Maggie salta a la dirección de largometrajes, tras una primera incursión en la realización en un episodio de la serie Hecho en casa. Este debut en el largo es esta estimulante La hija oscura que, sin embargo, a nuestro parecer, queda por debajo de las expectativas despertadas.

La acción se desarrolla en nuestro tiempo, en una isla del sur de Grecia, Spetses, lugar a donde llega, de vacaciones, Leda, una profesora británica, divorciada y con dos hijas ya mayores, que han marchado con su padre a Canadá. La sesteante vida en la isla mediterránea se verá pronto zarandeada por la irrupción de una numerosa familia de gente poco recomendable (de ellos dice el personaje de Ed Harris, “son mala gente”, con lo que ya está todo dicho...). Un suceso en principio banal entre Leda y esa “mala gente” llevará a ambas partes a una relación tortuosa, alternándose lo amistoso y lo hostil, mientras la protagonista empezará a rememorar el tiempo en el que ella también tuvo, como la familia de marras, hijas en edad de torturar a sus padres (en su caso, concretamente a su madre, ella misma...).

Sobre la novela de Elena Ferrante (seudónimo bajo el que se esconde una escritora italiana de ignota filiación) La figlia oscura, publicada en 2006 en su país de origen por E/O y en España en 2011 por Lumen, con el título La hija oscura, Maggie Gyllenhaal se ha encargado de escribir el guion y dirigir esta peculiar película, la historia de una mujer a la que un tiempo de pausa y reflexión en su vida, en una isla paradisíaca, le llevará, con los adecuados catalizadores (para la ocasión, una joven madre y su niña de edad similar a las suyas en el tiempo atrás en el que tomó una decisión poco habitual en la maternidad, y como símbolo de todo ello una muñeca que será el nexo de unión con aquel tiempo pasado), a revivir los años en los que, con dos niñas de como 6 ó 7 años, se sintió machacada por la constante recurrencia de estas hacia ella, con el marido en el extranjero por temas de trabajo, mientras la joven, aún una traductora que se estaba haciendo un nombre como tal, tenía que lidiar con las dos pequeñas que exigían toda su atención, simultaneándolo con la traducción de textos de Yeats al italiano, que no son precisamente cualquier cosa. En ese contexto, las secuencias en flashbacks de aquel tiempo infausto que, como cabía esperar, terminó con un zapatazo y cambiando radicalmente de vida, será el tema de esta sin duda distinta película, tan atractiva en su planteamiento como, nos tememos, un tanto desequilibrada en su ritmo narrativo y en su metraje, como casi siempre en este tiempo nuestro, excesivo.

Gusta La hija oscura por su acercamiento hacia una figura que en el audiovisual ha tenido siempre muy mala fama, esa que se suele denominar como “la mala madre”, aquella que no se comporta conforme a los cánones tradicionales de abnegación y entrega absoluta. En este caso, la joven Leda, al encontrar un nuevo amor, halló también la forma de acabar con la tortura diaria de una absoluta focalización en las dos pequeñas vampiras, del constante abandono de un marido más tiempo fuera que en el hogar, de un trabajo de evidente carácter artístico, la traducción, que requería de una paz y un sosiego imposibles en aquella casa de los horrores. Gusta La hija oscura por esa aproximación en absoluto culpabilizadora, sino presentando a esa antigua “mala madre” (ahora perfectamente reconciliada con las hijas temporalmente abandonadas en su infancia) como una mujer corriente a la que, sin embargo, ese nexo de unión con el pasado, la niña absorbente de la familia poco recomendable y, sobre todo, su muñeca, igual que la que ella tuvo en su infancia y en la de sus hijas, la remitirá a un tiempo que, se intuye, había querido desterrar de su memoria hasta entonces.

Gusta La hija oscura por su simbolismo; así, Leda, la protagonista, remite evidentemente al mito de Leda y el cisne, según el cual Zeus, embelesado por la hermosa Leda, hizo acto de presencia como un cisne perseguido por un águila y yació con ella al ser aceptado compasivamente en el regazo de la bella; esa mítica peripecia, que ha sido motivo de inspiración artística en múltiples formas (fundamentalmente en pintura: Leonardo, Tintoretto, Dalí, Klimt... pero también literaria: Rubén, Huxley...), sería una metáfora sobre la maternidad no buscada, por lo cual Leda, la protagonista del film, sería la madre renuente, la que, escindida entre su instinto maternal y su carrera profesional, elegirá la segunda cuando un tercer incentivo, el amor torrencial unido a la devoción académica, acabe, al menos temporalmente, con sus escrúpulos maternales.

Pero, como decimos, siendo muchos los hallazgos de Gyllenhaal en este su debut, nos parece que no ha dado plenamente en la diana, alargando en exceso las situaciones, con frecuentes diálogos banales que no terminan nunca, cuando la misma historia, con quince o veinte minutos menos, diría lo mismo, aunque más sintéticamente, y el tono y el ritmo narrativo se lo hubieran agradecido.

No obstante lo cual, es evidente que estamos ante una película atractiva, estimulante, distinta y novedosa, arriesgada en su planteamiento y su temática, que evidencia la buena mano de Gyllenhaal en la puesta en escena, en un film pequeño en producción pero ambicioso en su propósito, con un más que apañado reparto en el que Olivia Colman, de nuevo, da un recital interpretativo, aquí con un personaje que requiere una contención que la eximia actriz británica ha entendido muy bien; mención especial también para Jessie Buckley, su mismo personaje en la juventud en la que dio la “espantá” con las niñas, confiriendo una apreciable unidad con el rol ya adulto de Leda; y Dakota Johnson, la hija de Melanie Griffith y Don Johnson, afortunadamente ya lejos de la banal trilogía iniciada por Cincuenta sombras de Grey. El gran Ed Harris tiene un pequeño papel que él, por supuesto, resuelve con la gorra (literalmente: ese es el chapeo con el que se cubre la cabeza...).

(25-02-2022)


Dirigida por

Género

Duración

121'

Año de producción

Trailer

La hija oscura - by , Feb 25, 2022
2 / 5 stars
La mala madre