[Esta película forma parte de la Sección Oficial del 21 Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2024)]
El lacerante tema de los abusos realizados por preparadores sobre deportistas, sean estos de élite, de base o mediopensionistas, ha aparecido con frecuencia en los media con sonados casos, como el de las gimnastas artísticas norteamericanas, comandadas por la gran Simone Biles, que en 2018 declaró haber sufrido abusos sexuales por parte del médico de la selección olímpica, Larry Nassar, lo que dio lugar a un juicio mediático en el que este sujeto confesó sus tropelías con Simone y otras muchas compañeras, todas ellas menores de edad.
El cine, claro está, puede y debe hacerse eco de este tipo de conductas absolutamente reprobables, y eso es lo que hace esta Julie keeps quiet (que vendría a ser “Julie guarda silencio”, o simplemente “Julie calla”, traducción literal del original en flamenco, Julie zwijgt, si el traductor online que hemos utilizado no se equivoca), y lo hace con buen tino en cuanto al fondo, presentandonos la historia de la Julie del título, adolescente en torno a los 15 años, buena estudiante y excelente jugadora de tenis, para lo que se prepara con el entrenador de su club, Jeremy. Pronto nos enteramos que éste ha sido apartado de la dirección deportiva del club tras la muerte por suicidio de Aline, una tenista ya veinteañera que era preparada por él. Se abre una investigación interna dentro del club para ver qué ha ocurrido, y el alumnado es requerido para que preste declaración sobre el preparador apartado; todos aceptan hacerlo, menos Julie, que guarda obstinado silencio, a pesar de ser "el ojito derecho" del entrenador, según todos afirman y, por tanto, ser quien mejor lo conoce…
Leonardo Van Dijl es un director y guionista belga (Bruselas, 1991) que ha hecho spots publicitarios a la par que una trilogía de cortos, Get ripped, Umpire y Stephanie, todos con un tema similar, el deporte, y cómo la preparación para ello de los deportistas que lo sienten como una vocación puede influir decisivamente (y no para bien…) en sus vidas. De hecho, el segundo de los citados, Umpire, se puede decir que era una especie de esbozo o bosquejo de este Julie keeps quiet, al tratar también precisamente de una tenista adolescente reticente a hablar de los posibles abusos de su entrenador.
Lo que hace distinto al film es, precisamente, ese silencio, ese silencio provocado por la casi veneración de la protagonista por su entrenador, al que tiene en un pedestal y, a pesar de que éste ha intentado propasarse con ella, la chica opta por el silencio, aunque tiene la oportunidad de hablar sobre él en la investigación abierta por el caso de la tenista suicidada. Ese silencio que no es otra cosa que el deseo de no perjudicar a quien, a pesar de todo, sigue admirando, al tener todavía la sensación de que existe un vínculo emocional (que no sexual) entre ambos, por mor del magisterio en el deporte que el tal Jeremy ejercía sobre ella. Y, por supuesto, la frase que el sujeto le dice a la chica en un encuentro que tienen en un café, una vez que ya ha sido apartado, "¡cuando me dijiste que parara, paré!", lejos de ser un atenuante en su conducta, resulta ser precisamente la autoinculpación de que inició un comportamiento inapropiado con ella; el hecho de que "parara", por supuesto, no disculpa que lo "iniciara", tratándose de una menor de edad sobre la que, además, mantenía una relación de superioridad al ser su mentor deportivo, la persona en la que la chica depositaba toda su confianza, que él traicionó, por mucho que "parara"…
Esa respuesta callada de ella, que se obstina casi hasta el final en mantenerse en silencio, tendrá que ser roto, finalmente, ante el conocimiento de que el felón va a seguir haciendo de las suyas en otro club deportivo; como suele ocurrir en estos casos, solo la percepción de que puede seguir haciendo daño a otras abrirá la espita tan celosamente sellada.
Bien, entonces, en cuanto al fondo, pero no tan bien en cuanto a la forma, en especial en cuanto a lo que supone un metraje excesivo, casi 100 minutos, al que se le podría haber aligerado en un cuarto de hora y todos hubiéramos salido ganando. Hay demasiado plano, demasiada escena en la que no pasa nada, en la que la acción no avanza, en la que el director se detiene en el rostro de la protagonista y ahí se queda (si hasta la vemos dormir, por Dios…), demasiados raquetazos (un colega de la crítica, a la salida del pase, hablaba jocosamente de "por lo menos 3.000 raquetazos"), sin que ello contribuya a nada en el devenir de la historia. Se suele decir que los cortometrajistas, cuando saltan al largometraje, suelen tener problemas de ritmo y de historias alicortas; es el caso, aunque aquí el planteamiento de lo que se nos cuenta es lo suficientemente potente como para que equilibre ese error de ritmo y el escaso recorrido argumental.
Eso sí, Van Dijl emite evidentes señales de cineasta de raza, como ese muy interesante uso de la profundidad de campo, dejando con frecuencia a su protagonista en foco y desenfocando a su interlocutor (entrenador, compañeros, padres…) que le habla al fondo del plano. Este recurso estilístico, utilizado en varias ocasiones, es pertinente y focaliza, por supuesto, el interés de lo que se nos cuenta sobre la protagonista: lo demás importa bastante menos, nos viene a decir de esta forma tan gráfica.
Bien filmada, es evidente que en Van Dijl hay un cineasta a tener en cuenta, aunque tendrá que aprender a recortar en la sala de montaje y a ahorrarnos planos y escenas que no aportan nada a la historia: para ver entrenamientos de tenis ya está Teledeporte…
Correcto trabajo de la protagonista absoluta, la debutante Tessa Van den Broeck, evidentemente elegida por su excelente nivel de tenis (como nos demuestra sobradamente el director…), a la que habrá que ver en otros personajes para comprobar si tiene madera de buena actriz. Interesante la música de Caroline Shaw, que conviene muy bien al tema y a la historia narrada. Por cierto que entre la miríada de productores que han contribuido al film aparecen los famosos hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne, los míticos directores belgas de cine socialmente comprometido.
(10-11-2024)
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