Serie: Mademoiselle Holmes

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Arthur Conan Doyle, con su personaje Sherlock Holmes, ideó un personaje que creó escuela, el hombre (o mujer...) de extraordinaria perspicacia que, con la simple aplicación de su inteligencia, es capaz de desentrañar los más abstrusos crímenes. Por supuesto, no es el único detective que se caracteriza por tales virtudes: recuérdense, por ejemplo, a los agathachristianos Hércules Poirot y señorita Marple, o el simenoniano Maigret, pero Holmes (con permiso de su ilustre antecedente, el Auguste Dupin de Poe) es, probablemente, el arquetipo inicial de ese detective casi omnisciente, un producto típico del racionalismo finisecular europeo, que buscaba explicar el mundo (para la ocasión, el desvelamiento del crimen de turno) a través de la ciencia, siendo su arma fundamental la deducción. 

Conan Doyle ha dado munición para que el cine y la televisión se harten: desde 1900, tempranísima fecha de un corto en el que aparece por primera vez el personaje, la IMDb censa más de 350 títulos inspirados en obras de sir Arthur, la inmensa mayoría relacionadas con Sherlock. Por supuesto, con una cantidad tan enorme de títulos, a vueltas con Holmes se ha hecho de todo. El “boom” de las plataformas, especialmente tras la pandemia del COVID-19, ha facilitado que se hagan aún más ficciones sobre el rol conandoyleano, a veces pillándolo bastante por los pelos, como es el caso...

Esta serie de 6 capítulos (aunque ya hay grabada una segunda temporada con igual número de episodios) parte de la idea de que el ficticio personaje Sherlock Holmes hubiera tenido descendencia, lo que nos permite conocer, en la Francia actual, a Charlie Holmes, su cuarentona bisnieta, que vive con su abuelo, Georges, que fue policía (siguiendo la estela investigadora de su padre, se supone...). Charlie tiene un plomazo dado, a causa de cierto trauma infantil relacionado con su madre, por lo que se medica constantemente; la chica trabaja en la comisaría de Policía haciendo cosas de poca monta, dado que, según parece, no da más de sí; aparte de su simpleza mental, Charlie es también graduada cum laude en Torpeza Corporal... Cierto día la chica tiene un pequeño accidente de tráfico y, a raíz de eso, deja de tomar la medicación, lo que, sorprendentemente, le permitirá abrir la mente y empezar a tener unas dotes deductivas que la hacen digna bisnieta de su bisabuelo, así que se involucra en los casos que investiga su comisaría, aunque en principio le cuesta trabajo, porque nadie confía en que Charlie sea capaz ni de sumar dos y dos...

La serie, rodada esencialmente en Nantes, al Oeste de Francia (cuna de Verne, por cierto...), nos parece que tiene bastantes similitudes con (¡oh, sorpresa!) cierta serie española, Los misterios de Laura, producida por TVE en 2009, que tuvo incluso una versión yanqui, The mysteries of Laura (2014), por cuanto la Laura de esta serie y su secuela USA, aunque no tenía nada que ver con Sherlock, sí era una mujer tirando a mema, bastante torpe en su vida cotidiana, pero que a la hora de desentrañar crímenes era una auténtica hacha... más o menos como esta Charlie Holmes...

Parecidos al margen, lo cierto es que esta Mademoiselle Holmes nos parece un agradable entretenimiento pero poco más, no aportando gran cosa al universo Sherlock, en cuya periferia bastante extramuros parece que deberíamos situarla, dado que su vínculo con el detective de la pipa y la gorrita a cuadros es puramente genealógica y, eso sí, habiendo heredado del personaje de Conan Doyle sus dotes deductivas, aunque en su vida cotidiana sea un auténtico desastre ambulante...

Cada uno de los capítulos presenta un caso peculiar, que Charlie deberá investigar, al principio de forma secreta, para que no la pillen sus colegas “listos” de la comisaría, después ya abiertamente, una vez demostradas sus sagaces habilidades... Son capítulos autoconclusivos, aunque se mantiene una línea argumental continua sobre la propia Charlie y sus relaciones, esencialmente con el forense en prácticas, Samy, que cumple aquí la función del Watson de turno, el personaje que le permite a Charlie (como a su bisabuelo) explicar al lector o al espectador, verbalizándolos, sus avances en cada caso. También con su abuelo, el idolatrado Georges que, sin embargo, a lo largo de la serie dejará de ser tan admirado en algún momento, por cierto secreto familiar que a Charlie le escuece especialmente... En los casos que la bisnieta de Sherlock tiene que investigar habrá de todo, desde un supuesto club de relajación que resulta ser más bien una siniestra secta, hasta una influencer desaparecida, pasando por un caso de muerto con elevada póliza de seguro (todo un clásico de la literatura y el cine policíaco...), etcétera.

Como creadora figura Victoria Spennato, seudónimo de la guionista y directora Victoria Musiedlak, que se inició como ayudante de dirección, así que conoce el audiovisual desde abajo, aparte de tener una sólida formación, habiéndose graduado en La Sorbona. El hecho de que Musiedlak firme aquí con seudónimo da la impresión de que ella misma no está demasiado satisfecha con el resultado, siendo bastante evidentemente un producto alimenticio de los muchos que las plataformas precisan constantemente para saciar la voracidad de sus espectadores. 

Porque lo cierto es que esta Mademoiselle Holmes nos parece una intriga elemental, bastante tópica, con sectas y dominaciones de pitiminí, muy previsible en su planteamiento, aunque busque siempre desenlaces que puedan parecer originales, lo que (siendo benévolos...) no siempre consigue, en una serie que fía demasiado en las coincidencias y en las carambolas del azar, que juega siempre (¡qué casualidad!) a favor de Charlie, un personaje que resulta bastante (o muy...) cargante, por no decir irritante, y cuyas torpezas cotidianas son bastante artificiales, lo que no ayuda mucho a que nos la creamos. Y encima de todo, han rodeado a la ya de por sí pelma protagonista con una colección de personajes a cual más imbécil...

Y es que la serie no aporta nada nuevo al universo Holmes, más allá de cambiar al protagonista de sexo, hacerlo ser más torpe que el inspector Clouseau de La pantera rosa, y parecerse sospechosamente al concepto de la serie Los misterios de Laura. Pero como falso esqueje de las historias de Sherlock Holmes, lo cierto es que no presenta nada realmente novedoso o innovador. 

Es cierto que la serie no se toma demasiado en serio a sí misma, lo que no deja de ser una cierta virtud, pero eso no la redime de sus evidentes carencias. Algún detalle suelto, como el hecho de que la prota se dé gustito con un “satisfayer”, resulta cuando menos curioso, y desde luego poco frecuente en un audiovisual familiar, como es el caso.

Una música tan machacona como estándar tampoco ayuda mucho. Lola Dewaere (sí, hija del actor Patrick Dewaere, fallecido cuando la niña tenía apenas 3 años) se entrega a su papel, y lo cierto es que resulta razonablemente creíble, al menos cuando no la hacen parecer la persona torpe que no es. Con ella, y en un muy segundo plano, Tom Villa compone correctamente el "alter ego" del doctor Watson.

(03-06-2025)


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Mademoiselle Holmes - by , Jun 03, 2025
1 / 5 stars
Amable pero inane aportación al universo Sherlock