Serie: Belgravia. The next chapter

ESTRENO EN MOVISTAR+.

Hace unos años, el creador de la mítica serie Downton Abbey, Julian Fellowes, presentó una miniserie titulada Belgravia, que supuso otra interesante aportación a ese género que podríamos llamar “de sombreros y levitas”, el cine y la televisión que se ambientan en la Inglaterra del siglo XIX y comienzos del XX, cuando la hasta entonces clase dominante del país, la aristocracia, fue menguando en poder en beneficio de la nueva y pujante clase burguesa y, secundariamente, de la obrera. Ese tiempo un tanto difuso en su duración, pero en el que los privilegios de la clase noble dirigente fueron reduciéndose es en el que se han lucido tanto la BBC, con series legendarias como la archicopiada Arriba y abajo, como también la productora Carnival Films & Television, con la mentada Downton Abbey, pero también algunos directores que se han especializado en esa temática, como James Ivory, cuyas películas ambientadas en ese tiempo han sido las mejores de su carrera: recordemos, sin ir más lejos, títulos como Una habitación con vistas, Regreso a Howards End o Lo que queda del día.

Julian Fellowes, el guionista de la serie Dowton Abbey, una vez finiquitada esta, escribió el guion de esa miniserie, Belgravia (2020), que se iniciaba en las primeras décadas del siglo XIX, cuando los británicos y sus aliados se aprestan a dar la batalla final a Napoleón, que ha vuelto de la isla de Elba y que, por fin, será vencido en Waterloo. Aquella miniserie, con todos los elementos apropiados para triunfar, obviamente triunfó: y es que hablamos de una historia con un supuesto bastardo de una familia de alto copete, y las vueltas y revueltas que algunos miembros de ese noble clan (o innoble, según se vea...) darán para aceptar, o no, al sujeto en cuestión. Hijos adulterinos, amores ilícitos, abuelidades sobrevenidas... un repóquer de ases para asegurar la atención del público.

Ahora, ya con Fellowes fuera del proyecto (aunque invocándolo en los créditos como autor de la serie original), la productora Carnival retoma la historia, y nos lleva a 1871, dos generaciones después de la del joven bastardo que pasaría a ser un aristócrata gracias a cierto tipo con alzacuellos que andaba por allí. Conocemos entonces a Frederick Trenchard, el nieto de aquel bastardo que resultó no serlo; Frederick es un joven noble traumatizado por una infancia atroz en la que su padre siempre le dejó de lado (cuando no lo maltrató), prefiriendo siempre a su hermano menor, James. Frederick, en una fiesta, se queda prendado de la voz de la joven Clara, de buena familia pero con menos dinero que el que se está bañando, al haber fallecido el padre y dejar en precaria situación económica a Clara, a su hermana Emily y a su madre. Frederick, enamorado de la bella paupérrima, se compromete con ella y finalmente se casan. Parecen la pareja ideal, pero pronto veremos que él tiene algunos esqueletos en el armario, sobre todo su pasado traumático con el padre, su distanciamiento de su hermano menor (ahora convertido en pastor anglicano), y también su ansia por conseguir a toda costa labrarse una desahogada posición económica con los negocios que está poniendo en marcha. Esos problemas, a los que Clara intenta poner remedio (no siempre con acierto...), empiezan a socavar la relación entre los esposos...

Estamos entonces ante un “spin off” de Belgravia, situado en torno a tres décadas después de cuando termina la serie original. Esta miniserie se extiende a lo largo de 8 capítulos, y ha sido confiada como autora de los guiones y creadora a Helen Edmunson (Liverpool, 1964), prestigiosa autora y productora teatral, además de prolífica directora escénica. En cine y televisión ha hecho algunas (pocas) cosas, como el guion del film María Magdalena (2018) o los libretos televisivos de la serie Dalgliesh, sobre las novelas de P.D. James.

Tiene la serie, como cabía esperar, una bonita ambientación, muy elegante, recreando la Inglaterra victoriana de la segunda mitad del siglo XIX, en una historia bien narrada, en la que tendrán lugar, además de la trama principal de los esposos Trenchard, su enamoramiento, su distanciamiento y su (lógicamente...) reconciliación, otras líneas argumentales paralelas (que a veces convergen, como corresponde), aunque evidentemente secundarias respecto de la principal; así, tendremos el oscuro secreto que guarda James, el vicario hermano del protagonista, aparte de que las relaciones entre ambos estén prácticamente rotas: pero también una chica supuestamente del arroyo que se quiere suicidar y a la que la hermana de Clara (que se derrite por el vicario...) acogerá caritativamente, además de otra línea en la que una familia amiga, de rancio abolengo, se verá angustiada por una seria preocupación cuando el primogénito, aún un niño, tenga graves problemas de salud que, en aquella época, podrían dar al traste con la estirpe familiar y el futuro del apellido y las propiedades (cosas de aquel tiempo...). Todo eso, además de otra línea argumental sobre una posible estafa hecha de forma muy, muy convincente...

Además, por supuesto, de la hoy día seguramente inevitable línea argumental que podríamos llamar “arriba y abajo”, en la que, además de a los señores, vemos también a sus criados, todo un microcosmos que aquí, como es habitual en este tipo de intrigas mixtas (clase alta/clase baja) también tendrá mucho que decir en las cuitas de sus amos.

Es cierto que algunos de los temas de la miniserie resultan un tanto tópicos, como el trauma infantil del protagonista, con esos recurrentes recuerdos infantiles en los que es constantemente humillado por el padre. Tampoco convence demasiado el motivo del conflicto entre los enamorados, un motivo que, bien visto, es casi inexistente, poco más que una fruslería, más bien una serie de malentendidos con los que se ha hecho una montaña de un grano de arena...

Aparte de ello, parece que estamos (como por lo demás es lógico en un audiovisual hecho en nuestro tiempo, aunque se refiera a una época pretérita) ante una serie feminista “avant la lettre”, en la que la protagonista se comporta con frecuencia de forma bastante más avanzada de lo que lo hubiera hecho una mujer de su posición en aquel tiempo. Por cierto que la protagonista, Clara, evidencia una rara capacidad para meter constantemente la pata, eso sí, siempre bienintencionadamente, pero también siempre tomando malas decisiones. Es curioso porque cabe la duda sobre si esa peculiaridad de la protagonista (una metepatas de libro, que hace buenos a legendarios individuos campeones en tal disciplina, como el inspector Clouseau o su homólogo Gadget) aparece conscientemente o simplemente le ha salido así el personaje, involuntariamente, a Helen Edmundson...

Con unos muy elegantes créditos iniciales, que recuerdan poderosamente los de la serie original, Belgravia, diseñados conceptualmente como un universo blanco en el que van apareciendo delineadas fachadas pergeñadas a plumilla, la miniserie Belgravia. The next chapter (literalmente, “el próximo capítulo”), nos ha parecido una historia algo inferior a su predecesora, aunque por supuesto no exenta de interés, ni mucho menos; de hecho, tenemos en ella un poco de todo: trauma infantil, celos, amores oscuros, fidelidad, amor no correspondido... Quizá se pueda decir que tiene menos clase que la original, acaso porque ya no está Julian Fellowes a los mandos, pero en cualquier caso es evidente que se trata de una intriga resultona y muy agradable, muy BBC (sin serlo), con el reconocible tono de un Arriba y abajo o de un Downton Abbey...

Correcto trabajo actoral en general, sin que destaque ninguno de los poco conocidos actores y actrices.


Belgravia. The next chapter - by , May 20, 2024
3 / 5 stars
Treinta años después