[Esta película forma parte de la Sección Oficial del 21 Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2024)]
En 2016 la familia del fotógrafo Ernest Cole, en Sudáfrica, recibió un mensaje de un banco sueco en el que le informaba que en su cámara acorazada guardaba una serie de cajas a nombre de su familiar fallecido. Trasladados dos parientes a la capital sueca, al abrir las cajas se encontraron con un auténtico tesoro: más de 60.000 negativos de fotografías realizadas por Cole, además de mucho más material relacionado con su obra artística.
A partir de este hallazgo, el veterano cineasta Raoul Peck (Puerto Príncipe, Haití, 1953) ha dirigido este excepcional documental que nos habla, y de qué manera, de la figura del fotógrafo Ernest Cole, un artista que tuvo que emigrar de su país, Sudáfrica, en 1967, huyendo del abyecto “apartheid” (en un momento dado el narrador habla de “la depravación del apartheid”: qué buena definición...), para radicarse en Estados Unidos, donde vivió casi el resto de su (corta) vida, aunque también pasó algunos años en Suecia, de ahí el inmenso legado que quedó en una olvidada caja fuerte de un banco.
Peck opta en su documental por una fórmula que pronto se revela excelente: da la voz (a través de un locutor, evidentemente) al propio Cole, y pone en su boca las palabras que el mismo Ernest escribió, fundamentalmente en su mítico libro de fotoperiodismo House of bondage, publicado en 1967 en Estados Unidos, una obra que provocó una fuerte conmoción en el país y en todo occidente, al denunciar vigorosamente, con texto y, sobre todo, imágenes fotográficas, la abyección de la segregación racial en Sudáfrica. Esa narrativa en primera persona consigue que el espectador “crea” estar escuchando al propio fotógrafo, y entonces todo lo que nos cuenta nos llega mucho más. Porque la palabra de Cole (y de Peck, que está detrás en el guion) confirma su condición de artista, y no solo fotógrafo: también poeta. En sus palabras, y en las espléndidas fotografías que ilustran su verbo, encontraremos la repulsa sin límites que sentía (que sentimos...) hacia una política como la de la “apartheid” que durante décadas se mantuvo vigente no solo en Sudáfrica, sino también, entre otros estados, en la cercana Rhodesia (la actual Zimbabue).
A través de la palabra de Cole, y de una amplísima muestra de su porfolio, conoceremos la abyecta realidad de aquel estado segregacionista en el que los blancos tenían todos los derechos y los negros ninguno; Peck también se apoya hábilmente en imágenes videográficas extraídas de algunos films documentales sobre el artista, como Ernest Cole (2006), dirigido por el también fotógrafo Jürgen Schadeberg, con el que hizo amistad en su estancia en Suecia.
Con buen criterio, Raoul Peck huye del academicismo historicista, y fía más en la palabra en primera persona de Cole, con un montaje preciso y precioso sobre su obra fotográfica, vertebrando el film a base de destellos, de fogonazos, de impresiones, a través de las cuales iremos recomponiendo fluidamente su historia, su huida de Sudáfrica, su llegada a Estados Unidos creyendo llegar al paraíso de las libertades, para comprobar que aún había zonas, como el irredento Sur, donde parecía que seguía en la república sudafricana. Su estancia en Suecia, y su posterior regreso a Nueva York, donde sin embargo siempre se sintió como un extranjero, un desarraigado, serán quizá las claves para sus adicciones, para su enfermedad, para su temprana muerte sin haber alcanzado siquiera el medio siglo.
Qué gran película, qué tremenda lección de historia en clave lírica, que emocionante acercamiento a una figura excepcional, a un fotógrafo dotado de una rarísima capacidad para descubrir el alma del fotografiado, a un artista que supo ver mejor que nadie el espíritu de los de su raza, pero también la abyección de una ideología infame, el supremacismo blanco, que sorprendentemente parece ir volviendo por sus fueros: la visión de este prodigioso Ernest Cole: lost and found (que parafrasea, por supuesto, el famoso y bíblico “perdido y hallado en el templo”) nos parece que sería la mejor vacuna contra esa insania, contra esa repugnante locura.
Peck ha hecho durante toda su vida, fundamentalmente, cine combativo; ha alternado documental y ficción, pero nos parece que es precisamente en esa primera fórmula, la del documental, donde da lo mejor de sí, como en Lumumba: la mort du prophète (1991) y, sobre todo, I am not your negro (2016); más flojo suele estar en la ficción, como le pasó en El joven Karl Marx (2017), en el que le salió un panfleto poco sutil. Con esta Ernest Cole: lost and found nos parece que Peck vuelve con brío, con fuerza, con la extraordinaria madurez de los grandes. Y es que voces como la suya, ¡ay!, son imprescindibles en estos tiempos plagados de incertidumbres...
(12-11-2024)
105'