Lo dijo La Dani, la presentadora (o presentador, o “presentadore”: aquí ya estamos con el lío de los géneros...), en su “speech” inicial: algunos dicen que los Premios Feroz son “los Globos de Oro de Hacendado”, haciendo visible esa impresión que hay dentro del mundillo audiovisual y cinéfilo de que los galardones otorgados por la Asociación de Informadores de Cine de España intentan jugar en nuestro país el mismo papel (antesala de los Oscar; en su caso, de los Goya) que los laureles que otorgan, en los USA, la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, que son quienes entregan esos Globos de Oro.
Esa fue una de las muchas ironías, cuando no sarcasmos, que fue la tónica de toda la gala de los Premios Feroz 2025, celebrada en el Teatro Principal de la ciudad gallega de Pontevedra, retransmitida por La 2 de Radio Televisión Española. Lo cierto es que hubo ironías, sarcasmos y hasta corrosividad a espuertas para todo quisque, desde los propios críticos e informadores de cine (a la que la presentadora de algunos premios, la veteranísima excorresponsal de guerra de TVE Rosa María Calaf, puso en su sitio por sus lloriqueos en los festivales por hacer cola), hasta la izquierda de la izquierda (vamos, la extrema izquierda...), a la que La Dani les dedicó (obviamente guionizado) el dardo más acerado de la noche: justo al pasar por detrás de la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Cultura Ernest Urtasun, con paradita justo detrás de ellos, y mientras hablaba de La virgen roja, soltó la bomba: “¿Una película sobre gentes de izquierda que se matan entre ellos? Qué cosa más improbable, ¿no?”, poniendo en palabras ese deporte nacional de la extrema izquierda española, empeñada desde hace decenios en eternas luchas cainitas, en autodevorarse permanentemente a sí misma. Incluso hubo momentos para la incomodidad para la localidad anfitriona, cuando un hiperventilado Nacho Vigalondo (al que se le notaba que tiene película de próximo estreno: de hecho, como Umbral, a su manera, él “iba a hablar de su libro”...), metiéndose con lo pequeña que es la estación de trenes de Pontevedra (con una población solo un poco mayor que la sevillana Alcalá de Guadaira, ya me dirán...), aunque eso le permitió hacer un bastante confuso e ininteligible chiste sobre el ya famoso saludo presuntamente nazi de Elon Musk.
Por lo demás, la gala empezó regular, con La Dani desafinando de forma horrible al cantar la preciosa “Las cosas del querer” (Miguel de Molina se hubiera revuelto en su tumba si lo hubiera oído...), y con dos intérpretes gallegos, Diego Anido (que se está especializando en villanos y tipos antipáticos, y aquí volvió a hacer de lo mismo...) y María Vázquez, que parecían estar haciendo un esfuerzo titánico para que los turistas no vayan a Galicia, para horror del sector hotelero y restaurador de la región, en una de las intervenciones más desafortunadas (culpa de los guionistas, desde luego...) que recordamos en una gala de entrega de premios.
Pero como todo puede empeorarse, los siguientes presentadores de otra tanda de premios, Yolanda Ramos y Daniel Guzmán, cuyo numerito debería llamarse (recordando aquellos inolvidables programas de Rosa Maria Sardà) “la presentación más caótica de la televisión mundial”, con una interminable sarta de tonterías que soltó ella (el pobre Daniel bastante hacía con intentar reconducir aquello), buscando, en sus palabras, salirse del guion (a lo mejor también esto estaba guionizado, aunque es difícil de creer...) para hacerlo distinto de los americanos... y tanto que lo hizo distinto: anárquico, confuso, desordenado, deslavazado... (se me acaban los sinónimos...); como sería la cosa que los realizadores de la retransmisión optaron por meter directamente las nominaciones para ver si se callaba aquella bocazas...
Pero es cierto que a partir de ahí la gala mejoró algo: al menos los presentadores de cada tanda de premios no se dedicaron a contar chistes tan privados que solo los entendían ellos, y los galardonados, amenazados con ponerles el audio de Candela Peña en su papel de Asunta (en la serie El caso Asunta), se ajustaron en su inmensa mayoría a los minutos concedidos para agradecer los premios a todo bicho viviente.
Hubo algunas reivindicaciones y denuncias, siendo la más recurrente (y con tanta razón) el acre tirón de orejas al tristemente famoso juez Carretero, ese que acosó, y con qué inaceptables formas, en el interrogatorio tanto a Elisa Mouliáa como a Errejón, en el caso del supuesto abuso sexual del segundo a la primera. También habría lugar para clásicos en estas galas, como la denuncia del genocidio de Gaza, pero también para proclamar a la cultura como lugar desde el que combatir las amenazas (Trump, Musk, ascenso de la ultraderecha en Europa...) que se ciernen sobre la democracia en el mundo.
En cuanto a los premios, Casa en llamas, de Dani de la Orden, se proclamó evidente vencedora en el apartado de cine, con tres premios: Mejor Película de Comedia, Mejor Guion y Mejor Actriz Protagonista (Emma Vilarasau); le siguieron, con dos galardones, La habitación de al lado: Mejor Dirección (Pedro Almodóvar) y Mejor Música Original (Alberto Iglesias); Polvo serán: Mejor Tráiler y Mejor Ficción de Cine; Salve María, quizá la sorpresa de la noche: nada menos que Mejor Película Dramática y Cartel; y con un premio Feroz por cabeza tuvieron que conformarse La casa (Actor de Reparto, para Óscar de la Fuente), Marco (obviamente Actor Protagonista, para Eduard Fernández), y El 47 (Mejor Actriz de Reparto, para Clara Segura).
Por lo que se refiere a los galardones destinados a las series, la triunfadora fue, sin duda, la miniserie de Movistar+ Querer, que acaparó tres premios: Mejor Serie Dramática, Mejor Guion y Mejor Actriz Protagonista (Nagore Aranburu); le siguió en el podio la serie de Disney+ Yo, adicto, con dos premios: Mejor Actor Protagonista (Oriol Pla) y Mejor Actriz de Reparto (Nora Navas); y, con un galardón cada uno tuvieron que conformarse Celeste: Mejor serie de Comedia; y Nos vemos en otra vida: Mejor Actor de Reparto (Pol López).
Se puede considerar injusto que se fueran con las manos vacías películas tan valiosas como Los destellos, La virgen roja, La estrella azul, La infiltrada y Soy Nevenka, pero quizá en los Goya puedan tener sus opciones. El Feroz de Honor para Jaime Chávarri fue, por supuesto, totalmente merecido, aunque el sabio octogenario, dedicado desde hace tiempo casi exclusivamente a la actividad docente, se centró en este tema en su discurso de agradecimiento, obviando prácticamente aludir a su extensa e interesante obra como director (recordemos, entre otras, El desencanto, A un dios desconocido, Bearn o la sala de las muñecas, Las bicicletas son para el verano, El río de oro, Las cosas del querer...).
Para finalizar: ¿Globos de Oro de Hacendado, entonces? Pues un poco sí, para qué vamos a decir otra cosa. Pero hay que reivindicar las marcas blancas, que además tanto ayudan en tiempos de crisis. Así que, sí, de Hacendado, y a mucha honra...
Ilustración: Una imagen de la película Casa en llamas (Casa en flames), de Dani de la Orden, una de las triunfadoras en los Premios Feroz 2025.