Enrique Colmena

Concluimos con este artículo el tríptico en el que hemos venido desarrollando el balance del año 2024, en cuanto a los mejores títulos que, a nuestro parecer, se han podido ver en estos 366 días del año en las carteleras españolas. Los dos anteriores textos pueden ser recuperados pulsando en estos enlaces: I y II.


ESTADOS UNIDOS

El gran país del cine por excelencia, el que nos ha dado la época dorada que ha marcado nuestras vidas (años cuarenta y cincuenta del siglo XX), el gran cine de Hollywood, no pasa por sus mejores momentos en lo tocante a lo cinematográfico, enredado en grandes “blockbusters” con tíos y tías enfundados en leotardos (aquí en España los llamaríamos esquijamas ajustados...), lo que movería más a risa que otra cosa, pero que sin embargo en tiempos pasados pero aún próximos reventaron taquillas. Ya no, según parece, porque el personal está un poco hasta la coronilla de tanto mameluco en mallas haciendo cosas inverosímiles.

Pero, por supuesto, el cine norteamericano sigue produciendo algunas buenas películas, como la estupenda Robot salvaje, una preciosa historia de animación en 3D, con dirección de Chris Sanders, que continúa explotando, y qué bien, el feraz venero del “cartoon” con androides, como ya se había hecho en títulos como El gigante de hierro, WALL-E y Robot dreams (ésta de nacionalidad española, para nuestro orgullo), tan diversos como estupendos films que proclaman la posibilidad de que el carbono de los seres vivos (humanos y no humanos) y el silicio de los androides puedan relacionarse de las formas más insospechadas.

Esa misma fórmula del dibujo digital la explota la poderosa Pixar en una de las muchas secuelas que pueblan el panorama cinematográfica; cabría decir “la” secuela por antonomasia, porque Del revés 2 se ha convertido en la película más taquillera del año en todo el mundo (casi 1.700 millones de dólares, casi duplicando la cifra recaudada por la primera, la magnífica Del revés. Fuente: The-numbers.com). Eso no quiere decir que supere, ni mucho menos, a su original, pero ciertamente hay talento (aunque a ráfagas) en esta nueva aportación a una franquicia que, a la vista de las estratosféricas cifras, es evidente que tendrá continuación...

Cine más a pie de tierra es el que ofrece la dramedia Los que se quedan, una de esas agradables pelis “feel good” que siempre gustan a todos, aunque ésta tenga un poso de amargura difícilmente disimulable, en la historia de un viejo profesor cascarrabias y su alumno caprichoso que se ven obligados a convivir en el campus universitario durante la Navidad. Vamos, como si estuvieran bajo el mismo techo Scrooge y un Macaulay Culkin crecidito... Todo ello bajo la dirección de Alexander Payne, que se está convirtiendo en un interesante cronista de historias esquinadas pero en el fondo reconfortantes.

Memory es bastante más amarga; sus protagonistas son dos (casi literalmente...) náufragos de la vida: él, con una demencia de viene y va, tutelado por un hermano que lo sobreprotege; ella, multiabusada en su infancia y adolescencia, alcohólica, sin relaciones familiares dignas de tal nombre. Entre estos dos seres desarbolados surgirá algo parecido al amor, en una historia doliente y sugerente, rodada por el mexicano Michel Franco bajo pabellón yanqui, con dos estrellas como Jessica Chastain y Peter Sarsgard absolutamente entregados a sus complejos (pero tan atractivos) personajes.

Había dudas sobre qué haría la directora Sam Taylor-Johnson (la talentosa mujer de Aaron Taylor-Johnson, ese futuro 007 que no termina de desvelarse si lo será o no), con el biopic de Amy Winehouse en Back to black, pero el resultado nos parece que ha sido muy interesante, un descenso a los infiernos de la vida de esta genio (¿por qué la RAE no admite “genia”?), una mujer que transformaba ese tormento que fue su vida en canciones inmortales, inabarcables en su tristeza, con una Marisa Abela que hacía toda una creación de la diva que murió (como tantos otros astros de la canción) a los 27 años.

Clint Eastwood nos regaló su peli anual, y afortunadamente esta vez ha tocado la buena, porque últimamente andaba el hombre algo desnortado (con 95 años tampoco se pueden pedir peras al olmo...). Jurado nº 2 nos lo devuelve en plena forma, un denso drama entreverado de thriller, en el que se ponen en solfa conceptos tales como justicia, culpa, conciencia... vamos, porno duro para las mentalidades de hoy día, dedicadas al autobombo en Instagram, Tik Tok y otras idioteces...

Sangre en los labios es la sugestiva (y en su desenlace frenéticamente fantástica) nueva apuesta de la cineasta Rose Glass, que llamó poderosamente la atención hace unos años con su extrañísima Saint Maud. Aquí plantea una historia de reafirmación femenina, en clave entre lo lésbico y lo vigoréxico, con un dúo de actrices, la famosa Kristen Stewart (la bella Bella de la evanescente saga iniciada con Crepúsculo, que afortunadamente ha evolucionado muy bien como intérprete) y la menos conocida pero también notable Katy O’Brien, con unos músculos que, si te da una guantá, no vuelves por otra...


HISPANOAMÉRICA

Del subcontinente americano en el que se habla mayoritariamente el español nos han llegado algunas buenas películas, y curiosamente compartiendo el ámbito geográfico, profesional y personal, el siempre complejo terreno de la educación. Así, nos gustó la argentina Puan, que se desarrolla en un ambiente universitario, centrándose en un profesor de Filosofía, mecido por la rutina de los días, rutina que se irá al garete cuando su mentor y catedrático se muere de un infarto y hay que cubrir su cátedra, viniendo a optar a ella, desde Europa, un antiguo alumno, ahora también profesor, un tipo fatuo y encantador, todo lo contrario de nuestro adusto protagonista... con una dirección solvente de Benjamín Naishtat (alguna vez habrá que estudiar por qué hay tantos directores argentinos de apellidos imposibles, al menos para los que hablamos español...) y María Alché, la película ya te gana nada más que por citar reiteradas veces a gente como Spinoza, Hobbes o Parménides, y no confundirlos con los jugadores del Mundial de fútbol...

En ese mismo ámbito educativo, pero en niveles de infancia y preadolescencia, y en un estadio económico mucho más precario, se desarrolla Radical, producción mexicana con dirección de Christopher Zalla, una lacerante historia en el marco de un paupérrimo pueblo azteca, a cuyo colegio de maestros encerrados en sus propias rutinas llega un profe con ganas de cuestionárselo todo... aunque recuerda un poco al clásico El club de los poetas muertos, tiene entidad y personalidad propias y, desde luego, nos pareció una de las mejores películas venidas del otro lado del Charco.


ASIA

Las películas que este año traemos desde el continente de Gengis Khan, de Confucio o Mahoma, curiosamente, están dirigidas por cineastas europeos, pero con producción o coproducción japonesa, y ambientadas en el país del Sol Naciente, motivo por el que se lo adjudicamos a esta parte del mundo. Una es Perfect days, la nueva cinta del alemán Win Wenders, una historia en verdad sencilla, pero que llega muy adentro, la historia de un hombre, alrededor de la sesentena, que se gana la vida en Tokio como limpiador de retretes públicos, un hombre en paz consigo mismo, de estricta rutina personal y profesional, un hombre en el que intuimos un pasado no precisamente feliz, del que ha conseguido escapar (aunque de los recuerdos nunca se pueda conseguir hacerlo...).

Y la otra película, también situada en el país donde reina el emperador sentado en el Trono de Crisantemo, es Sidonie en Japón, con realización de la cineasta francesa Élise Girard, con Isabelle Huppert como extraordinaria protagonista, la historia de una escritora que ya no escribe, y que en un país de costumbres muy distintas a la de su Francia natal, tendrá que aprender a pasar página tras la tragedia que congeló su vida.


ÁFRICA

Del llamado Continente Negro (aunque hay otras razas que también lo pueblan, y de forma muy importante, como la raza arábiga) traemos a este balance un film que, aunque con coproducción europea, entendemos que la nacionalidad fundamental es la tunecina, no solo por participar en la producción, sino también por la temática, el equipo técnico y artístico, y la directora, la tunecina Kaouther Ben Hania, que nos regala con Las cuatro hijas una delicada filigrana, un docudrama que se apoya a la vez en personas que se autointerpretan (dos de las hijas del título y la madre de las cuatro) y otras dos actrices que encarnan a las dos hijas desaparecidas (para unirse al ISIS, que ya hay que tener ganas, y aún más siendo mujeres...). El resultado es ciertamente fascinante, jugando con astucia e inteligencia con las cinco mujeres, la madre, las dos hijas reales y las postizas, los ensayos, las dramatizaciones, las interacciones con el equipo técnico...vamos, una auténtica maravilla...

Ilustración: Una imagen de Las cuatro hijas, formidable película de la tunecina Kaouther Ben Hania.