Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS


ESTRENO EN MOVISTAR+ Y PRIME VIDEO


[El lector interesado en la historia de Hildegart y Aurora Rodríguez puede consultar también en Criticalia la serie de cuatro artículos publicados por el profesor Rafael Utrera Macías bajo el título genérico de Amor y pedagogía, pulsando en los siguientes enlaces: I, II, III y IV]


Hildegart Rodríguez fue una joven cuyo asesinato perpetrado por su propia madre en 1933 supuso una conmoción nacional en la España de la Segunda República, no solo por el mero hecho del filicidio, ya de por sí tremendo, sino porque Hildegart era en aquella época todo un referente político y social, con solo 18 años, por mor de una educación por parte de su progenitora, Aurora Rodríguez Carballeira, que la instruyó desde muy niña en materias de corte intelectual inhabituales entonces (bueno, y ahora...) no ya en las chicas, sino incluso en los chicos. Niña y adolescente prodigio, sin embargo Hildegart debió vivir prácticamente toda su vida conforme a la muy exigente planificación que determinó su madre para que fuera la nueva mujer, la que debería liberar a su sexo de sus cadenas... aunque para ello Hildegart debiera ser esclava del pensamiento de su rígida progenitora...

La película narra la historia de Aurora e Hildegart, desde su concepción con “alguien que no podría reclamar su paternidad” (un cura, concretamente...), hasta la rigurosa educación a la que fue sometida desde que tenía apenas 2 años, convirtiéndose en lo más parecido a una supermujer, con una formación exquisita en todos los campos de las ciencias y las letras, incluida la sexualidad, en la que se convirtió en una experta excepcional, a pesar de que carecía absolutamente de práctica, por los feroces impedimentos que para ello le puso su madre. Cuando un chico, un militante socialista, le haga tilín, las cosas se pondrán feas en la relación materno-filial...

Recordemos que Fernando Fernán-Gómez, con guion de Rafael Azcona, ya puso en escena esta misma historia en su film Mi hija Hildegart (1977), sobre el libro publicado por el periodista y escritor Eduardo de Guzmán con el título Aurora de sangre. Paula Ortíz, la directora de La virgen roja (de la que nos gustó mucho La novia, brillante versión del Bodas de sangre lorquiano), centra su relato especialmente en la madre, en Aurora, en su paranoia en construir la mujer perfecta, la mujer que debería liberar a todas las mujeres, sin darse cuenta de que, con ello, estaba ella misma aherrojando a esa supuesta heroína liberadora, la estaba castrando conforme a sus muy cuestionables métodos. Esa contradicción entre la liberación de todas y la esclavitud de una (la que debería liberar a las demás) es quizá el meollo de esta historia, en el fondo la mirada entomológica sobre una mujer, Aurora Rodríguez, cuyo progresivo deterioro mental le hizo creer que su hija era una “estatua humana”, no una mujer, no un ser humano, una “estatua humana” que, como dijo en el juicio en el que fue condenada a 26 años de prisión (murió en la cárcel antes de terminar esa pena), cuando el artista se da cuenta de que su estatua tiene alguna imperfección, la destruye... pero es que Hildegart no era una estatua, claro...

Muy bien narrada, es cierto que el tema a ratos resulta un tanto abstruso para el público medio (miedo me da cuando la peli llegue a Prime Video, la plataforma propiedad de Amazon, que la ha producido a través de su –ahora- filial Metro Goldwyn Mayer...), pero el conjunto es notable, en ocasiones incluso sobresaliente, como en algunas escenas, como la única vez en la que Hildegart pudo disfrutar de su libertad, en una especie de café-cantante obrero, donde gozó del baile, del roce sensual con el chico objeto de su interés erótico, de la hermosa copla cantada por una canzonetista tan libre como a ella le gustaría ser; o la emotiva escena final, que reproduce el masivo funeral de la joven asesinada, con el cortejo por las calles de Madrid en una carroza blanca en la que podía verse el cuerpo exánime de la muchacha, con el pueblo volcado en el último adiós a la doncella que estaba destinada quizá a ser la lideresa de todo un país, pero a la que la cerrazón, la insania de su fanática madre, incapaz de entender que el ser humano es mente y corazón, cerebro y sexo, determinaría el traumático fin de su vida porque no seguía fielmente sus postulados de visionaria.

Gran trabajo actoral: nos gusta mucho Najwa Nimri, capaz de (como ya lo hizo en su momento Amparo Soler Leal en Mi hija Hildegart, la versión de Fernán-Gómez) ser a la vez loca y cuerda, de representar un personaje al mismo tiempo odioso y fascinante; como diría Almudena Grandes en su famoso libro sobre esta trágica historia, Aurora fue, a su manera, la “madre de Frankenstein”, alguien que quiso construir casi “ex nihilo” a la mujer perfecta, quizá un trasunto, en femenino, del Superhombre de su amado Nietzsche. También excelente el trabajo de la jovencísima actriz madrileña Alba Planas, de todavía corta carrera, que aquí resulta ser una Hildegart convincente, entre la sabiduría teórica y la inexperiencia práctica. Entre los secundarios nos gusta mucho la siempre estupenda Aixa Villagrán, que lo hace todo bien, y nos agrada ver a Patrick Criado, por fin, en un personaje positivo, tras una buena ristra de marrajos que le habían endilgado en los últimos tiempos...

Muy bien cincelado el guion de Eduard Solà y Clara Roquet, ella misma también directora de films como Libertad. Apreciable la dirección de fotografía de Pedro J. Márquez, que curiosamente ejerció la misma tarea en el cortometraje The red virgin (2011), de la canadiense Sheila Pye, sobre esta misma historia. Muy hermosa nos ha parecido, con tonos melancólicos y finalmente casi de pura endecha, la música de Guille Galván y Juanma Latorre, dos jóvenes talentosos que suelen trabajar juntos.

(04-10-2024)


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114'

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La virgen roja - by , Dec 16, 2024
3 / 5 stars
La estatua humana