Serie: La pareja perfecta

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La acción se desarrolla en Nantucket, condado del estado de Massachusetts, una zona turística de muy elevado nivel de renta. Conocemos a Greer y Tag Winbury, adinerado matrimonio de clase alta; en ese fin de semana, coincidente con el 4 de julio, una de las fiestas por excelencia en Estados Unidos, se celebra en la isla, en su casoplón, la boda de Benji, uno de los hijos de esa pareja que todos consideran perfecta, con Amelia, que es de clase media. Pero horas antes de que se celebre el enlace, aparece muerta, en el mar, Merritt, una de las invitadas a la boda. Entonces, todos serán sospechosos...

Sobre la novela The perfect couple, publicada en 2018 por la escritora norteamericana Elin Hilderbrand, mayormente conocida por sus novelas románticas dotadas de cierto misterio, la actriz Jenna Lamia, reciclada desde hace algunos años también en guionista y productora, desarrolla esta miniserie de 6 capítulos, un “who-do-nit”, un “quién-lo-hizo” con ciertos reflejos de una Agatha Christie moderna de decadentes ambientes de lujo y esplendor, mayormente en su versión de fachadas que ocultan existencias más falsas que Judas... La solvente envoltura formal la pone la directora danesa Susanne Bier, cuya carrera en Escandinavia fue muy prometedora (Hermanos, Después de la boda, En un mundo mejor), pero que, desde que se afincó en Estados Unidos, se dedica mayormente a poner su buen oficio a productos no especialmente distinguidos, como es el caso.

Como todas estas historias de crimen entreveradas de lujo, opulencia y sexo, habrá sus adulterios, su embarazo fuera del matrimonio, sus cuernos en noviazgos, sus falsedades, sus amores que en realidad no son tales... en fin, lo habitual en este tipo de tramas que no se quiebran demasiado la cabeza y que pretenden entretener, sin mucho entusiasmo, a públicos que desean pasar el rato sin muchos quebraderos de cabeza.

Se suceden, como también es típico en este tipo de intrigas, los correspondientes sospechosos, casi a uno por capítulo, de tal manera que el espectador avisado y consciente de cómo funcionan estas tramas sabe que, cuando aparece uno de esos sospechosos, especialmente en los primeros capítulos, es la mejor prueba de que no es realmente el asesino. Así, la trama va dando pistas que parecen señalar a algún sospechoso, para después ir desviando el tiro sucesivamente hacia otros. También, como es habitual, la creadora Jenna Lamia y su legión de coguionistas dejan premeditadamente muchos huecos en la historia para provocar la intriga en el espectador.

Tendremos personajes más o menos bien perfilados, como el hijo gamberro de la pareja perfecta, un golfete con una rara capacidad para meter la pata, pero que esconde sin embargo a un calzonazos absolutamente mangoneado por su dominante mujer, evadiéndose de esa situación por el viejo truco de zaherir a los demás; o la materfamilias (una Nicole Kidman en plan matriarca con mucha clase), una mujer que ha ascendido en la escala social vertiginosamente; o la novia, una chica de clase media a la que el ambiente clasista y asfixiante de la familia de su novio la supera.

Otros personajes, por el contrario, buscan desmarcarse del tópico, como la inspectora de Policía que está a cargo de la investigación, una cincuentona gordita, desaliñada y cascarrabias, un personaje con el que parece evidente que se busca romper con el estereotipo de las polis tipo Barbie, bellezones aerodinámicos siempre ataviadas con trapitos monísimos, tan habitual en este tipo de productos, por lo que podemos convenir en que se trata de una apreciable originalidad de la miniserie.

No tan bien nos parece que haya situaciones de relleno, como el estúpido ofuscamiento del hijo adolescente de la pareja millonetis, que tras la enésima humillación familiar, se echa a navegar furioso en el barco del clan sin saber ni donde va ni qué pretende hacer, arrastrando con él a la adolescente (igualmente imbécil, como él...) de la que está enamorado, singladura que, por supuesto, acomete cuando amenaza tormenta, como está mandado... o la sonrojante escena en la que dos de los hermanos ricachones se enzarzan en una pelea de... tartas; si lo que pretendían con esta vergonzosa escena era homenajear a los grandes cómicos del cine mudo, los maestros del “slapstick” o humor físico, el humor de tartazo en la cara y patada en el culo, nos parece que han hecho un flaco favor a aquellos estupendos pioneros, porque resulta ridícula y patética, cualquier cosa menos divertida.  

Fiel al espíritu de la mítica serie Arriba y abajo, aquí los sirvientes de la familia protagonista miran con desdén a la advenediza de la novia y sus padres de clase trabajadora, con ese incongruente clasismo de las clases bajas hacia sus homólogos que alguna vez habría que estudiar a fondo.

Con un capítulo final en el que se tira mucho de ironía y que se convierte, a la postre, en una auténtica montaña rusa, en el que se sucederán los giros de guion, la serie terminará, como es habitual, descubriendo que la persona culpable es quien menos se piensa, que es lo que toca en este tipo de productos. Se cierra así un  entretenimiento superficialmente brillante, aunque también un mero trabajo alimenticio, bien cebado en términos económicos por la poderosa Netflix. Y es que la miniserie está evidentemente bien filmada y contada, pero no aporta nada nuevo ni relevante; es un producto claramente inferior al talento de la directora Susanne Bier, si bien es cierto que, incluso aunque parece que está hecho con el piloto automático, hay destellos que revelan que quien está tras la cámara es alguien potente y con ideas. Así las cosas, tendremos una factura impecable para una intriga más bien endeble; y es que, como con cierta frecuencia sucede, aquí la forma es mejor que el fondo.

Correcto trabajo actoral, con la diva Nicole Kidman al frente, que compone un personaje ciertamente interesante, la arribista que, llegada al poder a través del dinero, no piensa dejar esa posición de privilegio bajo ningún concepto. Del resto citaríamos a la veterana Isabelle Adjani, musa del cine francés “de qualité” de los años setenta y ochenta, pero a la que habíamos perdido la pista hace tiempo.

(15-11-2024)


La pareja perfecta - by , Nov 15, 2024
2 / 5 stars
Factura impecable para una endeble intriga