Pelicula:

CINE EN SALAS

Rose Glass (Londres, 1990) sorprendió a todos hace unos años con su inquietante Saint Maud (2019), extraño film que jugaba con elementos tales como el fanatismo religioso y la locura, bañado en una textura como de terror, que le granjeó varias nominaciones a los premios BAFTA (los Goyas británicos) y galardones en diversos certámenes. Glass solo tenía entonces como experiencia algunos cortos rodados con anterioridad, así que el poderoso dominio del tempo, de la atmósfera, de la ambigüedad demostrada en este film era otro detalle que producía sorpresa. Con este su segundo largometraje, este Sangre en los labios, rodado ahora en Estados Unidos (en Nuevo México, concretamente), Glass confirma que lo suyo no es hacer cine al uso, sino explorar terrenos complicados y contar historias cuando menos difíciles, no tanto por lo que se cuenta, sino sobre todo por el notable uso que hace constantemente de símbolos y signos de todo tipo, que tienen una evidente relación con la mera narración del film.

La historia, aunque no se data en pantalla con una fecha, sucede sin lugar a dudas en el mes de noviembre de 1989, por unas imágenes que vemos en una televisión sobre el hecho histórico que se estaba produciendo en esos momentos, la caída del Muro de Berlín, que aconteció ese año y ese mes (el día 9, concretamente). Conocemos a Lou (aunque su nombre completo es Louise, nadie la llama así), quien gestiona un gimnasio en los alrededores de Alburquerque. Tiene una pésima relación con su padre, con el que no se habla; el progenitor resulta ser el ominoso cacique del pueblo, propietario, entre otros negocios, de una galería de tiro; tiene al jefe de Policía comprado, lo que le permite hacer sus fechorías sin mayor problema; así, el padre de Lou no es que tenga un esqueleto en el armario, sino un osario completo en cierto sitio en medio de la nada... Al gimnasio llega Jackie, una culturista de Oklahoma que sueña con competir en lo suyo en Las Vegas, pero no tiene donde caerse muerta y accede a tener sexo con JJ, el cuñado de Lou, para que le consiga un trabajo temporal que le permita llegar a un futuro certamen en la ciudad de oropel por excelencia. Lou y Jackie congenian y se enrollan sexualmente. Pero JJ es una mala bestia que maltrata a su mujer, Beth, la hermana de Lou, motivo por el que ésta se la tiene jurada... Cuando, tras un incidente nimio en un restaurante donde cenan los cuatro, JJ apaliza brutalmente a Beth, la espiral de violencia se desencadenará, con consecuencias imprevisibles...

Es curioso, pero se podría interpretar esta Sangre en los labios como una versión libérrima y muy actualizada de Thelma y Louise (1991). De hecho, como hemos dicho, una de las dos protagonistas, Lou, se llama en realidad Louise, aunque casi todos la llamen por el hipocorístico. El hecho de que la otra protagonista, la culturista, vaya sufriendo ciertas transformaciones (sobre las que no podemos hablar demasiado...) por el progresivo incremento en la inoculación de anabolizantes para mejorar sus masas musculares, nos da pie al titulillo de esta crítica, haciendo alusión a Hulka (o She-Hulk, como también es conocida), la superheroína prima de Bruce Banner, el Hulk que todos conocemos, y cuyos poderes son bastante parecidos a los de su pariente...

Las temáticas se entrelazan con inteligencia: el amor lésbico entre dos mujeres náufragas en sus respectivas vidas, la acre denuncia de la abyecta violencia doméstica, la masculinidad tóxica (que también puede ser ejercida, por supuesto, por mujeres), el chantaje sexual, la indeseable paternidad cuando ésta resulta ser execrable... El abuso brutal de los anabolizantes nos permitirá también adentrarnos, de la mano de Jackie, en un mundo de delirio donde todo es posible, desde vomitar un cuerpo humano (la amada, quizá a la vez como rechazo y como forma de entender la necesidad de “sacársela de dentro”), hasta tener unos músculos de vigoréxica que permitan hacer papilla a cualquier machito que se las da de muy chulo con su mujer. Una parte final que se sumerge en un mundo cuasi lisérgico, con enormes gigantas que corren desaforadas dejando las nubes a sus costados, entra directamente en el terreno de la fantasía, quizá de la extravagancia, en un desenlace tan desconcertante como, a la postre, atractivo: estas Hulka y Louise, afortunadamente, en contra de lo que ocurría con sus abuelas putativas Thelma y Louise, sí parece que tendrán un futuro. Aquellas heroínas del drama de Ridley Scott tenían que sacrificar su amistad, su feminismo, su incipiente sororidad, sus propias vidas, en el ara de las víctimas del machismo rampante de los años noventa. Ahora, estas Hulka (Jackie) y Louise (Lou) podrán salir indemnes, según parece, del infierno al que el dominio aberrante del paterfamilias, la abyecta violencia de género, y el rechazo de la familia de la culturista las habían condenado.

Film finalmente feminista, o así nos lo parece, juega con inteligencia con realismo y fantasía, utilizando elementos que ayudan en esa peculiar combinación, como el uso y abuso de anabolizantes, suponiendo con ello también un denuncia sobre esos productos sintéticos que procuran la hipertrofia de la musculatura pero también, me temo, la atrofia de la sesera. Esas escenas recurrentes de la coprotagonista inyectándose obsesivamente los esteroides anabólicos parecen remitir, por cierto, a las escenas similares (aunque el contenido de los inyectables sea distinto) que fueron una de las marcas de fábrica de Titane (2021), el percutante film de Julia Ducournau con el que Sangre en los labios tiene más de un punto concomitante.

Buen trabajo de la protagonista, Kristen Stewart, que ha crecido como actriz, y de qué manera, desde que era solo una bella presencia evanescente en la saga Crepúsculo; quién nos iba decir que, pasados algunos años, aquella niña mona pero absolutamente carente de sangre en las venas (como, desde luego, los exangües vampiros tipo Locomía de esa saga...), iba a ser el personaje central de un film como este, con escenas de alto voltaje lésbico. Le acompaña bien Katy O’Brian como su amada, amante y vigoréxica compañera, que termina la peli casi con tantos músculos como el Schwarzenegger de sus buenos tiempos... De los secundarios me quedo, por supuesto, con ese viejo y sabio Ed Harris (que interpreta al padre de la prota), que, como ya sabemos, lo hace todo bien; eso sí, con el pelo largo y la calva, a veces parece Santiago Segura...

(17-04-2024)


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104'

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Sangre en los labios - by , Apr 18, 2024
3 / 5 stars
Hulka y Louise