CINE EN SALAS
Hay muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial y también sobre sus protagonistas, como en este caso el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels, que se encarga del apoyo público al Holocausto y a la guerra que Hitler está a punto de iniciar. Aquí se nos muestran dos aspectos, el retrato del protagonista y lo que él construyó del Tercer Reich, al tiempo que la capacidad de seducción de quien moldeó la imagen política del dictador, para lo que utilizó el cine con films antijudíos y métodos de marketing que llevó hasta sus últimas consecuencias. Tenía muy claro los dichos de "la verdad es lo que yo diga" y "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad".
Este drama político nos presenta los últimos siete años de la figura del temido ministro Joseph Goebbels, un experto en manipular la opinión pública, que fue un fiel servidor del gobierno de Adolf Hitler desde su nombramiento en marzo de 1938 hasta que se suicidó en mayo de 1945.
El objetivo era devolver a Alemania el esplendor que tenía antes de sufrir la derrota en la Primera Guerra Mundial y hacer creer a las gentes que los judíos eran los culpables y debían pagar con la muerte. Llenaba las calles de gentes aclamando al líder cuando estaba en todo su apogeo en el poder, ondeando la bandera en olor de multitudes y fomentando las cintas antisemitas para poner al pueblo en favor del asesinato masivo de los judíos.
Tras la derrota en la batalla de Stalingrado, la situación es cada vez más desesperada, y organiza el asesinato de su propia familia con Magda, su esposa, y sus seis hijos adorables y su posterior suicidio, al igual que hizo Hitler.
Desde el inicio esta película marca el tono en el que iba a continuar toda la historia, de la que no hacemos ningún espóiler, ya que es conocida por los libros y los medios de comunicación. El interés está en la puesta en escena, en cómo se nos comunica, a través de las imágenes, esos hechos históricos. No ofrece ninguna novedad, más bien no es muy cinematográfica, tiene un guion que se hace repetitivo en las situaciones que se nos ofrecen en las imágenes sobre las atrocidades cometidas por el protagonista y su jefe, dos personajes a cual más odioso.
El metraje es largo sin necesidad para hacer el retrato de un manipulador de los medios de comunicación en favor de sus intereses con mortales consecuencias de millones de muertos. El guion se basa en hechos reales con datos de documentos de la época y de grabaciones para componer los diálogos.
Es una manera de demostrar por qué el pueblo alemán siguió tan fielmente a su líder, gracias a las mentiras de Joseph Goebbels y los actos en favor de Hitler, lo que no hubiera sido posible sin una maquinaria tan poderosa de publicidad para cometer los crímenes en masa con falsificación de documentos, films antisemitas, mentiras y discursos a favor de su obra. Ese sistema de propaganda, pleno de mentiras, se sigue usando en la actualidad, haciendo ver lo que no es, pero con los medios más actuales como internet o las redes sociales.
Las imágenes mezclan documentales de la época en blanco y negro con la reconstrucción de algunos hechos con actores, haciendo del engaño y la mentira todo un arte, que dio lugar a sesenta millones de personas asesinadas. El cineasta alemán Joachim A. Lang nos ofrece en este su segundo título sus mecanismos de manipulación, demagogia y desinformación.
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