Serie: Celeste

ESTRENO EN MOVISTAR+


Esta miniserie de 6 capítulos se promociona con un eslogan que, ciertamente, es muy acertado: “un thriller tributario”. Porque, efectivamente, estamos ante un thriller en el que no hay carreras ni persecuciones (miento: hay una, pero es la excepción), ni tiros, ni peleas a puñetazo limpio... pero sí, es un thriller con todos sus avíos, porque hay un delito (aunque sea de cuello blanco) que hay que resolver para poner a una delincuente a disposición de la justicia. Y es un thriller tributario porque el delito no es otro que un fraude a la Hacienda pública. Claro que para que ese delito se pueda demostrar la protagonista incurrirá en prácticas que parecen incidir en conductas moralmente reprobables. Pero de eso hablaremos más adelante...

La serie se inicia con el que debería ser el último día de trabajo de Sara Santano, proba inspectora de Hacienda que, tras más de 30 años de servicio público en la Agencia Tributaria, se va a prejubilar. Sexagenaria, viuda desde dos años atrás cuando falleció su marido, con una hija (casi tan) amargada como ella, que la visita de higos a brevas, solo para darle sofocones, sin relaciones personales dignas de ese nombre, con un perro que se mea en la casa (entre otras cosas porque ella no lo saca a tiempo), Sara tiene un panorama vital como para salir corriendo y no parar. En estas anda cuando su superior en la Agencia, Carmelo, le propone que posponga la prejubilación para un último caso, el de la cantante mexicana Celeste, residente intermitente en España por causa de su actual pareja, y que supuestamente habría vivido aquí al menos 184 días del año anterior, con lo que tendría que haber tributado en nuestro país. Sara, en principio renuente, finalmente acepta, tras recordar el fiasco que supuso unos años atrás que un futbolista del Real Madrid se fuera de rositas en un caso similar... Así que ahora Sara tendrá que probar, con toda clase de métodos, que Celeste vivió en España más de medio año...

Diego San José ha sido durante mucho tiempo la pareja profesional de Borja Cobeaga; ambos, desde que participaron al alimón en los guiones de la mítica tira cómica vasca ¡Vaya semanita!, se han convertido en garantía de humor irónico y con frecuencia a contramano, con algunos éxitos resonantes como Ocho apellidos vascos, que fue guionizado por ellos (aunque en los Goyas los ningunearon de mala manera...); en los últimos años, sin dejar de colaborar juntos, también trabajan por separado. Diego hace con esta Celeste su primera serie como creador, si bien de la realización fílmica se ha encargado la muy segura y solvente Elena Trapé, directora catalana de la que recordamos su estupenda Las distancias.

La serie, evidentemente, se pone del lado de Sara, la inspectora de Hacienda, que para eso es la protagonista y el espectador tiene tendencia siempre a identificarse con la prota. Pero, curiosamente, teniendo en cuenta que el delito es de carácter fiscal, y que la protagonista utiliza medios ciertamente torticeros (por no decir, como comentábamos antes, faltos de ética), da la impresión de que el público puede tener la tentación (perfectamente comprensible) de ponerse del lado de la presunta delincuente fiscal. Y es que Sara, en su obsesión (porque termina convirtiéndose en eso, en una absoluta obsesión), incurre en prácticas reprochables, como amenazar con una inspección de Hacienda a un restaurante o un salón de belleza si no les facilita los datos que, evidentemente, no le pueden dar, por la protección de datos de sus clientes a la que están obligados. Ahí parece haber una cierta complacencia de Diego San José, como creador, con este tipo de conductas que parece estar de acuerdo con la abyecta afirmación de que “el fin justifica los medios”. Pero no, no los justifica, y menos cuando quien actúa lo hace en nombre del Estado; y es que no se puede utilizar la acreditación de Hacienda como si fuera una Magnum 44, el pistolón que hizo famoso el personaje de Clint Eastwood en la serie fílmica iniciada por Harry el Sucio. Porque Sara, la inspectora obsesionada con pillar a Celeste, actúa como una auténtica extorsionadora; probablemente su extorsión no sea ilegal, pero desde luego es a todas luces inmoral. Así que, con planteamientos como este, no es raro que la trama, quizá sin pretenderlo, consiga que empaticemos más con la defraudadora Celeste que con la deshonesta Sara...

A todo esto, conviene reseñar que la cantante mexicana objeto de investigación por parte de la Agencia Tributaria está clara-mente inspirada en... Shakira... a ver, no es colombiana, como ésta (ya eso sería demasiado evidente), pero es una cantante hispanomericana, con una forma de cantar muy peculiar, que recuerda poderosamente a la cantautora del Waka Waka; vive intermitentemente a España, por mor de su relación con un empresario español (recordemos que el que fuera novio de Shakira, Piqué, ahora exfutbolista, es empresario de éxito), y que la colombiana tuvo serios problemas con la Hacienda española, con la que finalmente llegó a un acuerdo, declarándose culpable, pagando lo que debería haber pagado en su momento más una sustanciosa multa, librándose con ello de la cárcel. Y la canción “Eres lo peor”, de Celeste, ¿no parece una versión “ad hoc” de la famosísima Sesión nº 53 de Bizarrap con Shakira? Así que cuando lean Celeste, piensen en Shakira... En cuanto al futbolista que consiguió vencer a Hacienda y se fue de rositas, y que supone en la serie el acicate definitivo para que Sara vuelva a la inspección para resarcirse de aquel descosido en su brillante carrera, aquí llamado Figueroa, parece inspirado en el centrocampista vasco Xabi Alonso, que efectivamente militó en el Real Madrid en su mejor época, y que, ciertamente, le ganó el pulso a Hacienda por una supuesta deuda fiscal, librándose de pagarla (y de cambiar la camiseta blanca de los merengues por el pijama a rayas de los presidiarios...).

Como una especie de correlación con los thrillers en los que se investiga un crimen, aquí Sara utilizará una amplísima parafernalia de elementos cotidianos para poder confirmar que la cantante colombiana, digo mexicana, efectivamente estuvo en España al menos 184 días; le servirá para ello desde la presencia de la diva en las revistas del corazón (que permite datar las fechas, confirmadas por el papel couché, en las que estuvo en nuestro país) hasta las fotos descartadas de un “paparazzo” (que así se autodenomina el curioso personaje de Manolo Solo, como siempre estupendo), pasando por comidas en su restaurante favorito y en su salón de belleza predilecto, en ambos casos con un seudónimo, o incluso las redes sociales de los clubs de fans, repletos de referencias a su ídolo, y hasta la febril compilación de la vida y milagros de la artista por parte de un acosador... todo vale, con tal de llegar a la fatídica (para la cantautora) cifra de 184 días.

Es decir, San José utiliza los elementos más atípicos de una inspección para presentar una investigación criminal con todos sus avíos, aunque escaseen las escenas de violencia (salvo una, ya casi al final, en la que estarán implicados la inspectora y el acosado), a pesar de lo cual la serie no decae nunca en su interés, resultando amena y fácilmente digerible, sin por ello resultar superficial ni básica: hay elementos que, al margen de establecer la obvia necesidad de una Hacienda que funcione como recaudadora de los impuestos que nos permita mantener el nivel de bienestar del que disfrutamos, tienen su atractivo; uno sería, y no el menor, el retrato de las personas cuya dedicación a su trabajo ha sido tan monotemática que, al llegar a la jubilación (sobre todo si no tienen alguien al lado), se encuentran absolutamente solos ante el horror de la nada. También resulta interesante un cierto “síndrome de Estocolmo” que sacude a Sara intermitentemente, con respecto a Celeste; así, de vez en cuando escucharemos a la estricta inspectora canturreando el último éxito de la artista a la que investiga, o la veremos acudiendo al mismo centro de belleza que ella, en lo que supone una cierta fascinación por el objeto de su indagación, una fascinación que, sin embargo, no la apartará un ápice de su obsesión por pillarla con el carrito de los helados (léase con 184 días de estancia en España).

Una puesta en escena solvente, profesional, con detalles de genuina clase cinematográfica (recordamos que en la puesta en escena está Elena Trapé), unos buenos diálogos, en los que se nota la mano de Diego San José, y una excelente interpretación de Carmen Machi como la inspectora de desoladora vida privada que encontrará en esa última investigación un sentido para su vida, completan una miniserie ciertamente interesante y de temática muy original, y cuyo final (con plano de evidente homenaje a John Ford) resulta ser quizá tan escéptico como revelador: y es que hay vida más allá de la Agencia Tributaria...

(14-12-2024)


Celeste - by , Dec 14, 2024
3 / 5 stars
¿Acreditación de Hacienda o Magnum 44?