La reciente inauguración de una nueva plataforma de Vídeo Bajo Demanda, denominada Divergente (sí, como la película distópica juvenil de igual título: no se lo tendremos en cuenta...) nos da pie a echar un vistazo a la amplia oferta que, actualmente, presentan este tipo de entidades que permiten el acceso público a una cantidad de audiovisuales como jamás en la historia había ocurrido. Entre todas las plataformas que operan en España (no digamos ya en el mundo...), la oferta global se cuenta por decenas de miles de títulos, entre películas y series, fundamentalmente, así que el público de hoy día tiene más opciones que nunca para ver cine o televisión. Otra cosa será que esa profusión de títulos, ese aluvión constante de novedades, juegue en contra de la calidad de los productos y favorezca la banalización del hecho de ver un film o una serie. Pero esa es otra historia...
Plataformas de pago
En España, como en todo el mundo, la principal plataforma de pago es, sin duda, Netflix, creadora además del concepto tal y como hoy lo entendemos, una suscripción de pago mensual que permite visualizar su amplísimo catálogo, que, como todos, se va renovando, entrando y saliendo títulos constantemente. Actualmente el pago estándar está en 14 euros (bueno, 13,99, con esa majadería que intenta que nos creamos que pagamos 13 y no 14...), aunque hay opciones más baratas que incluyen publicidad cada equis tiempo.
Creada en Estados Unidos en 1997 (por Reed Hastings y Marc Randolph) y radicada en Los Gatos, California, lo cierto es que sus fundadores fueron unos auténticos visionarios que, cuando aún estaba boyante el negocio de los videoclubs (ya en esa época bajo el formato de DVD, pasada ya la etapa de los analógicos -y entrañables...- VHS), vieron que el futuro pasaba por otros medios que el muy poco práctico de tener que desplazarse a esos videoclubs para alquilar una película que después había que devolver en un plazo prefijado. Por de pronto, dieron un giro notable al negocio al montar sus préstamos de pelis (en formato DVD, como decimos) a través del correo postal, con lo que el cliente ya se ahorraba los desplazamientos, y en cuento fue posible establecer un servicio de “streaming” (posibilidad de visionado a través de internet, en cualquier dispositivo electrónico), dieron el salto, lo que sucedió a partir de 2007, primero en su país, Estados Unidos, después, progresivamente, a casi todo el mundo, salvo irreductibles (léase Corea del Norte, con su gordo presidente-sátrapa, y similares).
Ayudado sin duda por el parón mundial que significó la pandemia en 2020 y 2021, Netflix se ha convertido en un negocio de gigantescas proporciones, que en el año 2023 alcanzó unos ingresos anuales mundiales en torno a los 33.700 millones de dólares (fuente: statista.com). Actualmente no solo es la plataforma VoD más importante del mundo, en número de suscriptores y en volumen de negocio, sino que también, desde hace ya años, produce títulos para incorporar a su catálogo, aparte de contratar otros para mantener permanentemente engrasada su oferta audiovisual, que se basa en presentar ofertas de forma permanente, con varios títulos a la semana, entre largometrajes y series, además de documentales y cortos. Como productora (a través de su subsidiaria Netflix Studios) ha filmado productos de evidente calidad e interés, con frecuencia revestidos de prestigio cultural, como Roma, de Alfonso Cuarón, o Cien años de soledad, sobre la famosa novela homónima de Gabriel García Márquez, o productos sólidos que se han convertido en entretenimientos adultos de buen nivel, como las series El problema de los 3 cuerpos, La diplomática, Caleidoscopio, o El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro, y ha adquirido para su catálogo series de éxito de otras productoras como las series españolas La casa de papel, Vivir con permiso o Entrevías, entre otras, pero también ha dado alas a una enorme cantidad de material bastante endeble, de usar y tirar, que es quizá lo que más se le achaca a este gigante del “streaming”.
HBO (actualmente MAX, tras haber pasado una época como HBO MAX) es el servicio VoD de la multinacional Warner Bros. Esta plataforma es heredera del venerable (por edad, como se verá...) canal por cable HBO, que empezó a operar en Estados Unidos en 1965, siendo ciertamente un pionero en este campo, aunque su adhesión al sistema VoD es muy posterior a la de Netflix. En España la serie Chernobyl quizá fuera su mascarón de proa desde un punto de obra artística y de calidad contrastada, una extraordinaria aproximación a aquel accidente nuclear en Ucrania que estuvo a punto de destruir a la humanidad, y que confirmó que lo de la URSS, además de un régimen liberticida, fue una merienda de negros en cuanto a eficiencia y capacidad organizativa. Aunque, desde luego, la serie por antonomasia de HBO es Juego de tronos, un auténtico fenómeno social en su momento, aunque su última temporada (y singularmente “su último capítulo”) defraudó masivamente al amplísimo, fervoroso público que la siguió devotamente durante sus 8 temporadas. Otras series también han gozado de predicamento, como The last of us, una sutil variación de la temática zombi, con irisaciones de clásicos de la distopía cinematográfica como La carretera e Hijos de los hombres. En cuanto a cifras, Max informa que actualmente tiene más de 78 millones de usuarios en todo el mundo.
Prime Video (también conocida como Amazon Prime) es la plataforma propiedad de la poderosa multinacional norteamericana Amazon, la empresa de venta por mensajería más conocida del mundo (con permiso de otros gigantes del sector, como la china Alibaba). Amazon controla también desde hace un par de décadas el portal IMDb (siglas de Internet Media DataBase), la base de datos del cine por antonomasia, el sitio web de referencia cuando se quiere encontrar una película, un actor, un director de fotografía o lo que sea dentro del mundo audiovisual. Como plataforma de pago, Prime Video tiene algunas particularidades, como el hecho de que, suscribiéndose a ella, exime de los gastos de envío en la compra de productos a través de Amazon. Creado en 2007, aunque entonces solo en Estados Unidos, se expansiona por todo el mundo a partir de 2016.
La poderosa Amazon se ha hecho con empresas míticas como la Metro Goldwyn Mayer, con lo que su catálogo es muy extenso y variado, con muchos clásicos pero también películas modernas que ruedan a través de Amazon Studios o por contrato con otras productoras. Entre las franquicias disponibles en el catálogo de Prime Video destaca la serie El señor de los anillos: Los anillos del poder, evidente “spin off” de la mítica trilogía de Peter Jackson El Señor de los Anillos, en este caso como precuela de aquel célebre tríptico, así como otras famosas series como Jack Ryan (sobre el personaje creado por Tom Clancy), Euphoria, Bosch (sobre la serie de novelas de Michael Connally), etcétera. Como peculiaridad presenta la circunstancia de que todos los productos que ofrece Prime Video a sus suscriptores llevan incluida la calificación que los usuarios de la IMDb han dado a esos films o series, una calificación generalmente muy equilibrada, al ser la media de las votaciones de miles, decenas de miles e incluso centenares de miles de personas.
Disney+ es, obviamente, la plataforma de pago bajo la fórmula de “streaming” propiedad del poderoso grupo multimedia ya centenario (se creó en 1923), fundado por Walt Disney (y su hermano Roy), el célebre dibujante que creó un auténtico imperio en torno al dibujo animado, y que ya en este siglo XXI se ha convertido (muerto –o criogenizado...- el viejo Walt en los años sesenta del XX) en el más importante conglomerado empresarial audiovisual en todo el mundo, con la denominación oficial de The Walt Disney Company, habiéndose hecho con el control accionarial de empresas tales como Pixar (durante años su principal competidor en el “cartoon”, con títulos míticos como la saga de Toy Story, WALL-E o Up), Marvel Entertainment (lo que le permitió explotar los derechos cinematográficos de rentabilísimas series como Los vengadores, Thor, Iron Man, etc.), Lucasfilm (lo que le reportó el control de la saga Star Wars y sucesivas secuelas, precuelas o “spin-offs”) y la 21st (antes 20st) Century Fox y sus numerosas filiales, entre otras populares compañías audiovisuales.
Disney+ comenzó a funcionar como canal de “streaming” hace relativamente poco, en 2019, estando presente ya prácticamente en todo el mundo. Su número total de suscriptores en 2023, según los datos de la propia compañía, superaba los 160 millones de personas. Lógicamente, siendo propietario de un catálogo que incluye las referencias de productoras del nivel de la propia Walt Disney Pictures, más Pixar, la antigua 21 Century Fox (ahora 21 Century Studios), Marvel y Lucasfilm, entre otros, la oferta de Disney+ es numerosísima y con muchos éxitos populares, desde todos sus clásicos de animación hasta la saga de Star Wars y esquejes varios, todas las pelis de Pixar o los superhéroes enleotardados de Marvel.
Ilustración: Una imagen de la serie Cien años de soledad (2024), adaptación al cine de la famosa novela homónima, auspiciada por (y contenida en el catálogo de) Netflix.
Próximo capítulo: A propósito de la nueva Divergente: las plataformas con servicio de “streaming” en España (II)