[Esta película forma parte de la Sección Nuevas Olas del 21 Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2024)]
Yolande Zauberman (París, 1955) es una ya veterana directora y guionista francesa que viene haciendo cine desde 1988, un cine que se caracteriza siempre por sus temáticas sociales y comprometidas; comenzó con el documental para después pasarse al cine de ficción, pero en los últimos años ha vuelto, y de qué manera, al documental, con una trilogía que podríamos llamar “la trilogía sexual árabe-israelí”, formada por Would You Have Sex with an Arab? (literalmente, “¿tendrías sexo con un árabe?”) (2011), M (2018) y esta La belle de Gaza (2024). M, concretamente, tuvo gran repercusión (a su escala, lógicamente), por plantear un documental sobre los abusos de los jerarcas religiosos judíos, rabinos y demás, sobre jóvenes aprendices del Talmud, la Cábala, la Torá, etcétera. Ese documental vino a confirmar que, como ya intuíamos, la Iglesia Católica no tiene el monopolio de clérigos pederastas, sino que esa infamia es común a toda religión, a cualquier religión.
Aquí Zauberman centra el foco en el fenómeno transexual en la zona de Palestina e Israel, mediante entrevistas a pie de calle (literalmente...) a varias mujeres trans, varias de ellas ejerciendo la prostitución, algunas árabes, algunas judías, alguna cristiana, todas ellas viviendo en Tel Aviv, habiendo huido las palestinas de sus pueblos, donde sabían que nunca serían aceptadas por sus familias ni por sus paisanos. Zauberman y su equipo van preguntando por la zona de prostitución de Tel Aviv por una mujer, a la que llaman “la belle de Gaza”, que supuestamente, según una leyenda urbana, habría huido a pie por carretera desde esa localidad, Gaza, hasta Tel Aviv, algo más de 70 kilómetros que, ciertamente, es una hazaña, todo ello huyendo del asfixiante ambiente, en lo tocante al sexo trans, de su tierra.
A través de esa “belle de Gaza”, a la que terminan encontrando pero también enterándose de que esa supuesta ímproba caminata nunca existió, Zauberman y su equipo van desgranando las peripecias vitales de este grupo de mujeres que nacieron en los cuerpos equivocados y en el lugar menos aconsejable para ello, en zonas dominadas por la muy tradicionalista religión y cultura musulmana, que en esa etnia son casi la misma cosa.
Con una estética voluntariamente feísta, con una fotografía muy oscura que busca retratar a estas mujeres trans en el ámbito en el que se desenvuelven, la noche de Tel Aviv, concretamente en la calle Hatnufa de la ciudad judía, epicentro del comercio sexual trans, la película va desbrozando las pequeñas historias de estas personas y cómo tuvieron que afrontar desde la niñez, desde la adolescencia, la angustia de ser perseguidas por su afeminamiento, el rechazo de sus familias ante su homosexualidad. Pero no todo es lamento, sino que nos encontraremos también con testimonios de fuerza, de autoestima, en algunas de ellas, que han sabido centrarse en lo importante, en su identidad sexual y en su autoafirmación personal. Habrá incluso quien, a pesar de la contradicción en los términos, se considerará imbuida de un fervor por la religión islámica, aunque ella misma, como trans y homosexual, resulte inadmisible para la rígida ortodoxia musulmana, incluso en países árabes más laxos en lo tocante a lo sexual.
Por supuesto, aunque la búsqueda de esa “belle de Gaza” parezca infructuosa, en realidad no lo es: todas aquellas que, huyendo de la persecución moral (bueno, más bien “inmoral”, por la parte de los perseguidores...), tuvieron que dejar sus casas, sus familias, sus amigos, sus paisanos, para ir a un lugar donde son (algo) más tolerantes, como la cosmopolita Tel Aviv; todas ellas, decimos, no son en puridad otra cosa que variantes de esa “belle de Gaza”, aunque no tuvieran que recorrer físicamente más de 70 kilómetros en pos de algo parecido a la libertad personal.
La película hace bien en no cargar las tintas por su cuenta, porque ya se encargan las imágenes, y sobre todo los testimonios, de hacerlo. Como el de la ya madura Israela, judía ortodoxa que convivió con un rabino hasta que, harta de él, le enseñó los papeles que demostraban su carácter transgénero, lo que hizo que el judío de las barbas de chivo le diera el divorcio de inmediato; o el testimonio de Danielle, hablando de un amigo judío de 22 años, homosexual, secuestrado por su familia ortodoxa y decapitado, supuestamente para limpiar el honor de la familia: como dice la emocionada Danielle, ¿qué limpiaron, exactamente, asesinando a su hijo?
Conoceremos también otros testimonios, como el de la trans israelí, Talleen Abu Hanna, que ha conseguido notoriedad al ser elegida Miss Israel Trans en 2016, e incluso se ha reconciliado con su familia: pero su caso, por supuesto, no es el habitual, y menos en las zonas de influencia árabe.
Hermosa, lacerante, dura por su visión de hasta qué punto el pensamiento (o, siendo más duros, el “descerebramiento”...) humano es capaz de violentar no ya a su prójimo, sino incluso a sus seres queridos por mor de sus creencias (que deberían ser de cada uno de nosotros, no imponibles a los demás), La belle de Gaza es, desde luego, una película necesaria, sin florituras ni tonterías, yendo siempre al grano: Zauberman, con el tiempo, se ha desembarazado de toda ganga y su cine es cine, a secas; casi ná...
(11-11-2024)
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