Regreso a Howards End

Dentro del tipo de cine que mejor le va a James Ivory, este Regreso a Howards End es un drama victoriano (o postvictoriano, si quieren) plenamente ivoryano, con todas sus virtudes: aguda disección de entomólogo, grato ritmo narrativo, sentimientos encontrados pero casi siempre subterráneos, meticulosa reconstrucción de la época... y casi ninguno de los defectos que de vez en cuando afean el cine de este director: cierta tendencia a la cursilada, envaramiento de los personajes, acartonamiento de las escenas... todo ello en el más "british" de los cineastas yanquis, aunque pueda parecer un contrasentido.

Una historia de corte dramático y romántico, en una sociedad donde guardar las formas es una norma infranqueable y donde las apariencias lo son todo, mostrada con el tono frío pero a la vez sutilmente cómplice del autor que mejor ha sabido reflejar una época, la de la dorada decadencia del imperio británico, con el tono de gran clase en progresivo declive que caracterizó a la etapa postvictoriana de la aristocracia inglesa. Eso sí, para los que no gusten del cine "con cortinas", mejor que corran una idem, porque se llevarán un empacho. De una forma u otra, nada más que por contemplar la lección interpretativa de Anthony Hopkins y Emma Thompson, ya merece la pena verla. Y ganó 3 Oscars...

(30-06-2002)