CINE EN SALAS
Está visto que entre los nuevos valores del pujante cine de terror que han ido surgiendo en los últimos diez años hay algunos que se han reafirmado como puntales del género (o del cine, a secas), como Robert Eggers (La bruja, El faro, El hombre del Norte, la deslumbrante nueva versión de Nosferatu) o Fede Álvarez (la muy creativa No respires, la muy costeada y con interesantes propuestas Alien: Romulus), pero otros se han desinflado y, o no hacen nada hace tiempo (el David Robert Mitchell de la pavorosa It follows, la Jennifer Kent de la desasosegante Babadook, el Leo Gabriadze de la tremenda Eliminado), o lo hacen, pero cada vez peor; es el caso de este Ari Aster, cuyo interés inicial ha ido decreciendo película a película: nos sobrecogió con lo que podríamos llamar un “terror impresionista”, Hereditary, con algunas de las escenas más turbadoras que hemos visto en muchos años, para después rendir un velado homenaje a un clásico del terror sesentero, El hombre de mimbre, con su Midsommar, que tenía cosas de interés pero otras bastante más aburridas. Con su tercer film, Beau tiene miedo, Aster confirmó que lo suyo era el cine kilométrico (casi tres horas de duración, por Dios…) y con menguante atractivo para el espectador.
Ahora, con este Eddington, Ari Aster vuelve a reafirmarse: lo suyo es aterrorizar al espectador mediante el acreditado procedimiento de aburrirlo hasta dormirlo, a ver si tiene una pesadilla y así siente algo de miedo… Bueno, ya en serio, la nueva película de Aster tiene todos los defectos de su cine (nulo ritmo narrativo, discursividad banal, falta de pulso…) y le añade otros nuevos, como una especie de denuncia más bien confusa en el que mete en el mismo saco elementos como el negacionismo (aprovechando que la peli se ambienta en los primeros meses del confinamiento por el covid-19), la paranoia que ve pedófilos por todas partes, el movimiento reivindicativo pro-afroamericano conocido como Black Lives Matter, y hasta los predicadores de nuevo cuño que usan las redes sociales para captar los incautos que les permitirán vivir a cuerpo de rey.
La historia se ambienta, como decimos, en Mayo de 2020, apenas unos meses después de que en marzo de ese año se declarara por la OMS la pandemia mundial del coronavirus, con el correspondiente confinamiento, que en algunos sitios fue bastante cuestionado, y en concreto en Estados Unidos. La acción transcurre en la localidad del título, Eddington, en el condado de Sevilla (sic…), en el estado de Nuevo México. Ahí conocemos a Joe Cross, el sherif del condado, un tipo que se niega a ponerse la mascarilla porque dice que tiene asma, y ampara, desde su cargo, a los que no se la quieren poner; está casado con Louise, una mujer con graves problemas psicológicos desde hace tiempo, que fue novia muchos años atrás del alcalde, el hispano Ted García, lo que hace que haya una pugna sorda entre ese primer edil y el sherif. Cross, que adora a su mujer, tiene en su casa en ese tiempo a su suegra, una negacionista tocapelotas que no hace más que darle dolores de cabeza. En un arrebato, el sherif decide presentarse a alcalde en las futuras elecciones, disputándole el cargo a su enemigo García…
Lo cierto es que Aster, guionista, director y productor de la peli, no puede echarle la culpa a otro: este fiasco (por más que Scorsese diga que es una de las películas del año: qué mala es la edad…) es responsabilidad absolutamente suya. Lo es ese personaje protagonista, con el que se supone se debería identificar el espectador, pero cuya deriva pasa del grosero negacionismo a lo Miguel Bosé (y que nos ha permitido la broma del titulillo de esta crítica) en cuanto al covid-19, a convertirse en poco menos que un psicópata por mor de un par de guantás (bueno, sí, vale, es un catalizador, la gota que rebosa el vaso…), adentrándose en una delirante espiral de destrucción en la que utilizará su poder para enmascarar sus crímenes, para después enzarzarse en una balacera imposible con un enemigo ignoto que parece caído del cielo (en algún caso, así es, literalmente…).
Un maremágnum ideológico, en el que no sabemos si está cachondeándose (que parece que sí) de los blanquitos que se ponen a lloriquear por lo malos que hemos sido como raza, o arremete contra los municipios que instalan en sus términos centros de datos (como es el caso) o dan licencia para explotar tierras raras, ambas cosas con una fuerte contestación vecinal (aunque, eso sí, a esos vecinos que no les toquen ni sus móviles ni sus apps, imposibles sin centros de datos ni tierras raras…), termina de “redondear” (sí, el término va con un poco de cachondeo, lo siento…) una película inacabable, que se tira una primera hora y media en la que prácticamente no pasa nada, ni exterior ni, aún peor, interiormente. Menos mal que la última hora de sus casi 150 interminables minutos se pone algo más a tono: al menos con las explosiones, los tiros y las persecuciones nos entretenemos algo. Un epílogo en plan comedia negra no, negrísima (nigérrima, si nos ponemos estupendos…) acaba por desconcertar al personal, que finalmente no sabe demasiado bien qué es lo que ha visto…
Eso sí, Joaquin Phoenix está espléndido en su papel, un personaje que parece un híbrido entre (ya que lo hemos citado) Miguel Bosé (o Victoria Abril, o Djokovic, o cualquier otro famoso que usó abyectamente su nombre y su popularidad para sembrar la duda en una población zarandeada por el coronavirus) y Woody Allen o Hugh Grant, por lo que balbucea… Pero sí, su personaje es de lo mejor de la peli, un tipo que, al menos, no es de cartón piedra, como otros roles del film; Emma Stone, por ejemplo, siempre tan buena, aquí apenas tiene papel, y el que tiene podría haberlo hecho Periquilla de los Palotes igual de bien… Lo mismo pasa con Pedro Pascal, con poca chicha en su personaje.
En fin, ojalá Aster (somos unos optimistas…) enderece el rumbo: con esta “cosa”, además de aburrir al público, ha arruinado a sus productores (él entre ellos): con un presupuesto de 25 millones, su recaudación mundial no ha llegado ni a la mitad de esa cifra (fuente: IMDb). ¡Qué tirón, Ari, qué tirón!
(16/09/2025)
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