En la sombra

Fatih Akin es un cineasta alemán, hijo de inmigrantes turcos, que se dio a conocer desde sus primeros éxitos internacionales: Contra la pared (2004), Cruzando el puente: los sonidos de Estambul (2005), Al otro lado (2007).

Aquí cuenta la vida de Katja, una mujer que pierde el control cuando su marido de origen kurdo, y Rocco, su hijo de pocos años, mueren en un atentado en Hamburgo. Se casó con él cuando estaba en la cárcel acusado de tráfico de drogas y en contra del parecer de sus padres. Al salir de prisión y nacer Rocco poco después creó una oficina sobre tramitación de impuestos y dejó las drogas. La policía detiene pronto a unos sospechosos, dos jóvenes relacionados con el movimiento neonazi, y Katja se ve metida en un arduo proceso judicial, pero los acusados quedaron libres. Danilo, abogado, el mejor amigo de su marido, lleva el caso y hace todo lo posible por apoyarla, pero Katja, cegada por el dolor y la desesperación, sólo tiene un objetivo: que se haga justicia y se dedica por entero a llevar a cabo una venganza para pagar a los culpables con la misma moneda.

El director padeció en su propia persona el racismo y la discriminación, temas que propone en su nueva película junto a otros como el terrorismo, el fundamentalismo, la inmigración, etc., y de paso critica el vacío de una sociedad en la que escasea la moralidad.

En la sombra (2017) se estrenó mundialmente en el Festival de Cannes, donde Diane Kruger, metida en la piel de Katja, logró el premio a la mejor actriz, en el primer papel protagonista que hace en alemán, su lengua materna, en el que está fantástica.

El guion se inspira en los asesinatos xenófobos realizados en Alemania por el grupo neonazi NSU, entre 2000 y 2007, en los que mataron a diez personas, crímenes que no fueron castigados, ya que la policía tomó por ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes o de deudas de juego, lo que provocó un gran escándalo ya que los cuerpos de seguridad y la agencia de inteligencia policial impidieron capturar a los terroristas durante una década. Akin estudió estos hechos y siguió personalmente el juicio junto al abogado y coguionista del film, Hark Bohm, al que pidió que supervisara las escenas judiciales.

Es un thriller con grandes dosis dramáticas, que no pretende ser político por ir en contra de la ultraderecha alemana, sino simplemente hacer la fotografía de cómo la violencia origina más violencia, algo similar a lo que sucede hoy con el yihadismo, y hace una denuncia de un sistema legal que no garantiza la justicia que precisan las víctimas.

Para ser escrito el guion por un hombre aporta una gran sensibilidad femenina, aunque como dice el director "no hay tanta diferencia entre los hombres y las mujeres". Es la historia de un conflicto y de una sociedad, la alemana, que tiene un concepto del sistema legal muy especial y eso para las víctimas es realmente tremendo.

Tiene tres partes, la primera en la que Katja asume la dura pérdida, la segunda es el proceso judicial y la tercera la resolución final. Las dos primeras son espléndidas, pero la tercera tiene un polémico y discutible doble final que no deja al espectador satisfecho, al plantear dos visiones antagónicas de la justicia, ambas imperfectas, que le sume en un dilema moral.

Hace un buen uso de la música, que está muy unida a la historia con un tono melancólico pero al mismo tiempo agresivo.

Ganó el Globo de Oro a la mejor película extranjera y el Premio Bambi especial de la cinematografía alemana.