Estado impuro

Daniel es pintor y apicultor, soltero, vive solo en las afueras de Buenos Aires en una hermosa y bella finca de campo, dedicado a trabajar en sus cuadros. Un día invita a dos parejas de amigos, Esteban, abogado, y Natalia, y Francis, ingeniero, y Paula a pasar el fin de semana. Cuando llegan ambas ven que hay dos sillas más vacías en la mesa donde están tomando unos aperitivos y poco después aparece otra pareja más joven, Jacobo, escritor de novelas eróticas, y Alexandra, una atractiva actriz de cine independiente, que acostumbran a formar un trío sexual con Daniel.

La reunión tiene lugar en el jardín en un día de sol realmente espléndido. A lo largo de la misma se gastan bromas y se suscitan algunos temas de conversación, mientras fluye el conocimiento con los recién llegados, a los que no conocían los demás invitados. Se habla de las relaciones de parejas, del sexo, el dinero, el miedo a la infidelidad, los celos, el deseo, la hipocresía, la curiosidad sexual, el sistema de convivencia de las abejas, de si es conveniente la monogamia, de la felicidad en la pareja, de los tabúes de la sociedad actual, de lo que significa una pareja hoy en día, de las orgías consentidas, y conocemos también que Natalia fue novia de Daniel, cuyo recuerdo renueva los celos de su marido, cuyo momento en su convivencia no es precisamente el mejor.

A pesar de la resistencia de las parejas, poco a poco y debido a las circunstancias que se producen, van cayendo en la infidelidad, tanto los hombres como las mujeres, con los de las otras parejas, para terminar en una auténtica orgía, tras la cual todos terminan plenamente desinhibidos sexualmente.

Estado impuro (2018) es un largometraje indie, el primero de ficción del director argentino Arturo Prins, tras haber realizado un corto y dos documentales, un drama romántico con escenas eróticas, producido a base de crowdfunding, con colaboraciones de amigos, familiares y de cuantas personas quisieron aportar algo de dinero para poder completar su edición, por lo que se trata de un escueto y casi diríamos ridículo presupuesto. Está filmado a base de cámara en mano, lo que a veces no es lo más adecuado para lo que se nos está contando. Por otra parte lo más interesante son las opiniones de unos y otros sobre los temas que se suscitan, aunque a veces resultan redundantes y repetitivos.

Comienza con unas imágenes de abejas en una colmena y el viaje de la primera pareja en coche que se hace interminable, para acabar de nuevo con otra vez escenas de las abejas. La primera parte se desarrolla toda alrededor de una mesa en el jardín, mientras que en la segunda mitad ya entran en la casa y hay también algunas escenas de exteriores cuando dos parejas van a buscar en las cercanías unas herramientas.

De todas formas para lo que se nos cuenta nos parece un metraje excesivo, y para los medios con los que se ha dispuesto, se le ha sacado bastante partido.