Peter Von Kant

Tras inaugurar el Festival de Cine de Berlín y posteriormente pasar por el de San Sebastián, llega a las carteleras Peter von Kant (2022), de François Ozon.

La acción sucede en Colonia (Alemania) en 1972, cuando el famoso director de cine gay, Peter von Kant, ve cómo su vida cambia cuando conoce al apuesto Amir Ben Salem, de 23 años, que le presenta su amiga Sidonie, actriz de algunas de sus películas, un chico de origen modesto, sin recursos, del que Peter se enamora y le ofrece ser actor de cine quedando citados para el día siguiente. Con esa excusa comienza con él un intenso romance. Peter está separado de su esposa, tiene una hija de 14 años, que le va a ver de regreso de su internado en Suiza para decirle que está enamorada de un chico de su edad. También recibe a su madre, que está muy anciana, y a Sidonie, con motivo de su cumpleaños. Tiene a su servicio al joven Karl, al que humilla y maltrata, que es obediente, que es como un criado robot, que no habla, sólo escribe los guiones para sus films o maneja la cámara cuando hace pruebas a los actores.

En estas pequeñas cosas transcurre la trama de esta historia que nos cuenta el director francés François Ozon, que no es más que la versión muy particular de la cinta Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1972), que fue escrita y dirigida por el joven realizador alemán Rainer Werner Fassbinder, basada en un episodio amoroso propio, interpretada por Margit Carstensen y Hanna Schygulla, entre otras, actriz esta última que tiene un pequeño cameo en homenaje, al final, como la madre de Peter.

Se trata de la versión masculina de aquella obra, eminentemente teatral, aunque cinematográfica en su representación en la pantalla, en aquella ocasión con una historia femenina, de una diseñadora de moda, lesbiana, que está enamorada de una joven modelo, a la vez que mantiene relaciones con su secretaria y criada, a la que domina de forma tiránica, en la que no aparecía ningún hombre en el largo metraje de dos horas, que aquí ha quedado reducido a 85 minutos, lo que por otra parte se agradece. En esta versión sí hay intervención femenina, aunque sea episódica, con la actriz, la hija y la madre de Peter.

Dado el ambiente totalmente escénico, ya que no sale la acción prácticamente del piso de Peter, el interés se centra mayormente en el trabajo actoral, destacando en este caso la actuación del actor francés Denis Ménochet en el personaje de Peter, sobre el que recae el mayor trabajo de esta historia, apoyado en buena parte del metraje en el joven Khalil Ben Gharbia como Amir, y en el aspecto femenino en la belleza que no cambia de Isabel Adjani.

Es François Ozon quien se encarga de la adaptación y la dirección, realizador del que conocemos prácticamente todas sus cintas desde que comenzó el nuevo milenio, que son más de una veintena, que trata de hacer la puesta en imágenes lo más amena posible, luchando contra la inamovilidad propia de la obra, intentando introducirnos en el interior de los personajes.

Estamos a favor de que los grandes éxitos no se deben tocar haciendo nuevas versiones, sino que permanezcan para siempre en la memoria y el recuerdo de los espectadores.