El cine ha hecho de la huida casi un subgénero, ya sea de una prisión, de un peligro, de un país, de una enfermedad, personal o masiva. Bastantes ejemplos se podrían citar en este sentido.
Este es un thriller de suspense mezclado con el tema político sobre la lucha desesperada por salir de una situación adversa, sorteando peligros para salvar la vida, de una familia americana formada por Jack Dwyer, su esposa Annie y sus dos hijas pequeñas que aterrizan en un país del Sudeste Asiático.
Su tranquilidad se rompe al llegar al país por un golpe de estado que origina un enfrentamiento con la policía que acaba en una batalla campal, momento que aprovechan los revolucionarios para matar, lo que les hará buscar una vía de escape, ya que culpan al gobierno americano, para conservar sus vidas ante una violencia irracional, desmedida y sin justificación.
Por el título parece un tema político, pero es una excusa para ponerlos en un duro aprieto, ya que es una película de acción, en la que a los revolucionarios que asaltan el poder, no les interesa la presencia de extranjeros que alteren sus planes, matan a sangre fría y esta familia es un blanco perfecto.
La historia la hemos visto más de una vez, aunque en ésta la situación es creíble y genera un intenso suspense que mantiene el interés ante el peligro de que puedan morir en su huida como expresa mejor el título original de No escape (Sin salida). El protagonista no es ningún hombre de acción sino una persona sencilla y familiar que se ve metido en esta trampa mortal y que defiende la vida de su familia y la propia.
El director, junto a su hermano Drew, escribió el guion que pone a la familia en una situación realmente angustiosa, que tiene al espectador todo el tiempo en tensión con un puro suspense.
Owen Wilson, que da bien de padre, Lake Bell como su angustiada esposa, y las dos niñas aportan un punto de tensión, todos unidos por la fuerza que da la familia para sobrevivir. Pierce Brosnan tiene un breve pero importante papel, clave en el desarrollo de la acción.
La dirección le imprime un ritmo vertiginoso que no da tregua ni respiro a una historia bien filmada, con un guion de manual, previsible, con momentos duros y otros inverosímiles.
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