Noche de miedo

El actor Tom Holland (no confundir con su homónimo, también intérprete, pero mucho más joven, protagonista, entre otros films, de Spider-Man: Homecoming), que empezó su carrera como tal siendo aun un niño, ya de adulto comenzó a escribir y dirigir guiones, en este caso casi siempre dentro del género del misterio y el terror. No es que haya sido uno de los grandes del género, ni mucho menos, pero sí es cierto que hay que agradecerle algunos films que han causado impacto entre el aficionado, incluso creando algún arquetipo que ha hecho fortuna, como el “acartonado” protagonista de Muñeco diabólico (1988), de larga “descendencia”, a pesar de la imposibilidad física e incluso metafísica de tal cosa...

A mediados de los años ochenta el cine de terror parecía haber cobrado nuevos bríos. Se vivían tiempos complicados con la Guerra Fría, con el presidente Reagan empeñado en su proyecto de la llamada Guerra de las Galaxias, una entelequia que finalmente se desveló como una añagaza para precipitar (como así fue), por la vía de la ruina económica del bloque soviético, la caída del Telón de Acero, acabando con los regímenes comunistas de aquella órbita. Como es sabido, en tiempos de miedo, el género del terror suele tener el terreno abonado para sus películas: es el caso.

En ese contexto, el guionista pero neófito en las labores de dirección Tom Holland se atrevió con este "revival" del género de terror, que buscaba recuperar las señas de identidad del mito del vampiro, adaptándolo a un ambiente en principio tan poco propicio para ello como una gran ciudad americana. Un joven de la vecindad resulta ser el galán perfecto, si no fuera porque tiene una más que acreditada debilidad por la sangre, en este caso bebida directamente del cuello de sus víctimas, y sin pedirle permiso... Un viejo charlatán se percata de lo que está sucediendo, y con algunos adolescentes a los que convence de lo que ha descubierto, intenta poner remedio: y es que aunque el viejo está muerto de miedo, lo que no quiere es estar muerto de verdad...

Agradable para los aficionados al género, y aún más con el paso del tiempo, que le ha conferido un sugestivo tono “vintage” que obviamente no tenía cuando se rodó, esta Noche de miedo tenía buenos efectos especiales para la época, y un duelo actoral bastante apañado entre el vampiro Chris Sarandon (el hermano de Susan Sarandon, como casi siempre haciendo de villano) y un lenguaraz Roddy MaDowell, en un regreso a la fama, tan lejos ya de su mítico papel, todavía niño, en ¡Qué verde era mi valle! (1941), de John Ford, aunque su carrera posterior, muy dilatada, escaseó en títulos de interés.

En 2011 se hizo un “remake” con el mismo título, con Colin Farrell y Anton Yelchin, con mucho efecto digital pero sin el encanto de esta película modesta y agradable, con el encanto de la serie B.