Akelarre (1984)

Al calor del llamado Nuevo Cine Vasco (con filmes como La conquista de Albania, La fuga de Segovia y La muerte de Mikel), el bilbaíno Pedro Olea rodó una película ambientada en los inicios de la Edad Moderna (aunque el pensamiento era como de Edad Media), obviamente en Vasconia, que pretende ser una especie de alegoría sobre lo que supuestamente sucedía a mediados de los años ochenta en Euskalherría.

En el Medievo euskaldún un grupo de mujeres y hombres se dedican a realizar por las noches prácticas brujeriles, aunque realmente no sean sino formas de pagar un tributo a la tierra de sus mayores, el solar patrio. La irrupción de la autoridad castellana, en la figura de un miembro de la Santa Inquisición, llevará a la aldea a la tragedia.

No hace falta ser un lince precisamente para saber que los brujos y hechiceras son los "pobrecitos" etarras, idealistas y extraviados, y el inquisidor y su maquinaria infernal la Policía española; con esa no precisamente sutil argucia el filme se alinea de nuevo con el victimismo vasco que tan buen juego les ha dado a la hora de obtener transferencias.

Además de esa nefasta ideología que la anima, la película está mal contada, peor interpretada y resulta de lo más aburrida. Hasta López Vázquez está mal, lo que es el colmo...

(09-08-2004)