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De Cesc Gay tenemos muy buena impresión: comenzó en comandita con Daniel Gimelberg en una película pequeña pero atractiva, Hotel Room (1998), para después adentrarse, uno tras otro, en títulos que hablan de las relaciones entre las personas, quizá amorosas, quizá amistosas, tal vez las dos cosas a la vez: Krámpack (2000), En la ciudad (2003), Ficción (2006), V.O.S. (2009), Una pistola en cada mano (2012) y Truman (2015), conforman una más que interesante filmografía, observándose cómo el director barcelonés va creciendo con cada nuevo título, no encasillándose en un tema sino, en todo caso, tocando siempre asuntos humanos, de relaciones entre personas, de muy diversa forma. Su cine está siempre entre la comedia y el drama, eso que ahora se suele llamar dramedia, en la que Gay se mueve como pez en el agua. Llama la atención, como queda patente por las fechas de sus películas, que se trate de un director que madura mucho sus proyectos y suele tardar alrededor de 3 años entre cada uno de ellos, lo que nos habla de perfeccionismo, pero también de no hacer cine por hacer, sino solo el que quiere hacer (perdón por la casi aliteración, creemos que se entiende lo que queremos decir...).

En 2015 debutó en teatro en Barcelona con su primera obra escrita para los escenarios, Els veins de dalt, que se ha representado posteriormente en las zonas solo hispanohablantes españolas como Los vecinos de arriba. Esta su primera incursión teatral se saldó con un notable éxito, lo que ha movido al cineasta a adaptar su propia obra el cine con el título de Sentimental.

La acción transcurre en nuestros días, en España. Julio y Ana son un matrimonio que llevan 15 años juntos y tienen una hija. Como algunas parejas, la convivencia ha ido pasando progresivamente, casi sin darse cuenta, de la complicidad a la hostilidad. Cuando Julio vuelve a casa del Conservatorio donde da clases de música, Ana le informa que ha invitado a cenar a los vecinos de arriba, en justa correspondencia con la amable ayuda que les prestaron cuando unos meses antes ellos se mudaron a ese nuevo hogar. Julio, que les tiene ojeriza por ser muy ruidosos haciendo el amor a altas horas de la madrugada, no está de acuerdo, pero mientras discuten si mantener o no la invitación, los vecinos se presentan en la puerta...

Como decimos, los temas de Gay son fundamentalmente amorosos, o amistosos, o ambas cosas a la vez; en especial está claro que le preocupan las relaciones personales, la forma en la que nos relacionamos, sobre todo cuando hay sentimientos de por medio, como es el caso. Estamos entonces ante una dramedia en la que aparece un elemento catalizador (sí, como el personaje que interpreta Terence Stamp en Teorema, de Pasolini), en este caso los vecinos de arriba, rijosos, absolutamente desinhibidos, organizadores de intercambios de pareja, cuando no directamente de orgías de todos contra todos, circunstancia ante la que el matrimonio protagonista exteriorizará las muchas sordas (o no tan sordas...) desavenencias que ha ido acumulando a lo largo de los años, los pequeños agravios, las cosas que no se dijeron pero que ahora, en un contexto que les mueve a soltar la lengua, se dicen a la cara.

Film sobre las parejas que acumulan lustros de convivencia, algunas de las cuales (no sabemos si muchas o pocas) se van deshilachando con el paso del tiempo hasta cohabitar juntos por pura inercia, Gay presenta en pantalla un amplio despliegue de los muchos enconos que pueden suceder entre dos que se quisieron, que ahora quizá se quieren menos, o directamente no se quieren nada, solo se toleran, y malamente.

Con diálogos muy divertidos, a fuer de irónicos (Gay no juega en la liga de Ozores, ni siquiera en la de Segura: su humor es mucho más fino, más intelectual), Sentimental es de esta forma una película ciertamente apreciable, bien narrada y salvando razonablemente su origen teatral, si bien es justo advertir que, sobre todo en la segunda parte del film, se produce cierta sensación de acartonamiento en la puesta en escena, como si fallara un tanto la continuidad narrativa. Ciertamente era difícil mantener una única situación (salvo un introito a vueltas con una alfombra que dará mucho juego en la trama...), a pesar de que Gay conoce perfectamente el lenguaje cinematográfico, donde ha echado los dientes.

En conjunto estamos entonces ante una película recomendable, que quizá baje un peldaño sobre los valores y cualidades del anterior Cesc Gay, la multipremiada (cinco Goyas, además de otros muchos galardones) Truman, que nos pareció más redonda, más completa y compleja que esta por lo demás tan estimulante dramedia, tan bien servida por cuatro actores excelentes: a Javier Cámara, Alberto San Juan y Belén Rueda ya los conocíamos desde hace tiempo, pero la que es una sorpresa es la bonaerense Griselda Siciliani, en su primer papel en España, una actriz de sólida formación teatral que, sin embargo, es conocida en su país de origen fundamentalmente como estrella de telenovelas. Aquí está perfecta, en un papel que requería sutileza y buen tino. La habíamos visto en El último Elvis (2012), de Armando Bo Jr., pero aquí se gradúa “cum laude”, como si hubiera venido a Europa a hacer un metafórico Erasmus y consiguiera las máximas calificaciones...

(05-11-2020)


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82'

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Sentimental - by , Aug 11, 2021
3 / 5 stars
¿Ves como no era buena idea invitarles?