Elliot Silverstein es un cineasta que quizá no cuenta con demasiado predicamento entre la cinefilia. Componente tardío de la llamada “generación de la televisión”, que dio al cine profesionales de la talla de Sidney Lumet, Norman Jewison o John Frankenheimer, Silverstein es autor de un puñado de buenos films entre mediados de los sesenta y finales de los setenta. Fue el tiempo de esta divertida e iconoclasta La ingenua explosiva (1965), pero también de su mayor éxito, tanto comercial como crítico, Un hombre llamado caballo (1970), que encumbraría definitivamente a Richard Harris y tendría una larga lista de secuelas de decreciente interés; y también fue el tiempo de Asesino invisible (1977), que parecía beber en las aguas del entonces muy popular El diablo sobre ruedas (1971), de Spielberg, pero que realmente tenía autonomía y valor por sí mismo.
Cat(herine) Ballou es una maestrita en el Lejano Oeste Americano, al que el asesinato de su padre por causa de una desalmada compañía de ferrocarriles la hace jurar venganza de tal felonía, aunque la ayuda con la que contará, un pistolero borrachuzo, no será precisamente la ideal...
Curioso western musical (o viceversa...), demuestra la capacidad proteica del género del cine del Oeste para adaptarse a casi todo... menos a la agonía de su propia muerte, que ya en aquel entonces, a mediados de los años sesenta, se veía venir. Buenas canciones, humor blanco (a pesar de que la presencia de Jane Fonda podría inducir a pensar otra cosa...), con un Lee Marvin divertidamente autoparódico, y agradable puesta en escena de Silverstein. La película recibió un Oscar, precisamente para Marvin como Actor Protagonista, y estuvo nominada para otros cuatro más, Guion Adaptado, Montaje, Música y Canción Original.
(29-08-2019)
97'