CINE EN SALAS
En 1982 Stephen King, ya convertido en un rey Midas de la literatura de terror, publicó una novela, The running man, bajo el pseudónimo de Richard Bachman; lo hizo porque sus editores consideraban que su prolificidad no convenía al mercado, al producir más de una novela al año. De esta forma, además de las novelas y relatos publicados con su nombre, se editaron otros textos con ese heterónimo, entre ellas Rabia, La larga marcha, Maleficio y esta The running man, que en España se publicó como El fugitivo. Sobre aquella novela algunos años más tarde se hizo una película, que en nuestro país se tituló Perseguido (1987), con Arnold Schwarzenegger como protagonista (ya muy popular tras el éxito de Conan el Bárbaro, Terminator y Depredador), con el actor Paul Michael Glaser (el Starsky de Starsky y Hutch) como director, film que tuvo un éxito bastante moderado, siendo benévolos en la expresión…
Tras el “revival” que supuso la narrativa kingiana en cine y televisión desde hace unos años con las grandes recaudaciones de It (2017) e It. Capítulo 2 (2019), se ha retomado aquella vieja historia entonces publicada bajo pseudónimo para intentar actualizarla, aprovechando el hito no precisamente anecdótico de que la novela de King (escribiendo como Bachman) se ambientaba en… este año 2025, precisamente…
Aunque no se cita fecha, se supone que la acción se desarrolla en el film en un futuro indeterminado (porque el mundo, todavía -atención al adverbio…- no está así…). En un mundo distópico con una minoría muy rica y una inmensa mayoría muy pobre, el gobierno, controlado por la organización empresarial llamada Network, anestesia a las gentes (tanto a los de clase alta como, sobre todo, a las bajas) con brutales programas de “telerrealidad” que dejarían en mantillas a los actuales reales de nuestro tiempo (Supervivientes, La isla de las tentaciones, Gran Hermano, etcétera…). Uno de esos programas, la estrella de la programación televisiva, es “The running man”, “El corredor”, en la que un equipo de tres personas habrá de huir de los llamados “cazadores”, que pueden (y deben, y, sobre todo, quieren…) matarlos antes de que pasen 30 días; si consiguen ese objetivo, el superviviente se embolsará una cantidad obscena de dinero. Conocemos a Ben Richards, pobre de solemnidad, con mujer e hija pequeña, aquejada esta última de gripe, pero para la que no puede comprar medicinas porque no consigue trabajo, al haber sido expulsado reiteradamente de sus empleos anteriores por sus actividades en defensa de sus compañeros… Richards decide, contra el criterio de su mujer, probar suerte en algún concurso, aunque le promete que no será en “The running man”. Claro que la tentación, como bien sabemos, vive arriba (o en cualquier lado: por ejemplo, en el lujoso despacho enmoquetado del inescrupuloso CEO de Network…).
Edgar Wright (Dorset, Inglaterra, 1974) es un cineasta que lleva haciendo cine desde que tenía 19 años, qué precocidad… pero lo cierto es que esas tablas en la dirección de audiovisuales, con tres decenas de títulos en su haber (entre largometrajes, cortos, series y hasta videoclips), no ha hecho que Wright se convierta en un buen realizador, porque nos tememos que no lo es… Tiene Edgar muy buena mano para las escenas de acción, en las que se ha convertido en un perito consumado: sus mejores films son, precisamente, aquellos en los que la acción es uno de los ingredientes principales, como Baby driver o Última noche en el Soho, pero en las escenas llamémosle dramáticas, el cineasta británico se revela como escasamente competente; en esta película volvemos a estar en las mismas que en las citadas cintas, con unas muy brillantes, bien planificadas y espectaculares escenas de acción (el asalto al albergue de veteranos por parte de los cazadores, por ejemplo, una escena deslumbrante en su ejecución), que ciertamente desvelan un notable talento para ese género, pero también una caída en el interés en cuanto empiezan las escenas con diálogos, con interacciones entre los personajes, que no alcanzan, ni de lejos, el poderoso tono de las otras escenas.
Y eso que Wright se marca algún detallito de clase fílmica, como la escena en la que escapa dentro del maletero de un coche, escena que vemos en su gran mayoría desde dentro de ese maletero, con apenas alguna visión hacia el exterior que propicia un providencial agujero hecho por uno de los disparos de los perseguidores. Pero poco más de interés cinematográfico hay en el film, con un guion otra vez sobre la perversidad del capitalismo salvaje (no seré yo quien diga que eso no es así, pero se está convirtiendo ya en un cliché, con lo que eso supone en cuanto a su banalización…), una ensalada ideológica más bien confusa, y un final ciertamente lamentable, en el que parece que todo vale, hasta dar unos pocos de giros de guion para liar aún más una historia que es poco menos que un raquítico esqueleto sobre el que colgar las escenas de acción, que son, como queda dicho, lo que realmente interesa a su director. Porque además el guion está plagado de personajes estrambóticos, sin profundidad dramática, de un maniqueísmo demagógico que tira de espaldas, sin sutileza alguna.
Perseguido, la vieja versión ochentera de Paul Michael Glaser, no era precisamente brillante, pero ésta no se queda atrás en insustancialidad, en falta de tono cinematográfico. Eso sí, está costeadísima, con 110 millones de dólares de presupuesto, una auténtica barbaridad que, a la vista de la recaudación mundial hasta ahora, poco más de 40 millones, lleva camino de ser un fiasco comercial considerable…
Glen Powell, el protagonista, es un actor cuyos personajes suelen tener pinta de, permanentemente, querer meterse dentro de las bragas de la chica (con ella dentro, se entiende…), así que aquí nos cuesta trabajo creérnoslo como amantísimo padre y esposo, aunque es verdad que el hombre se esfuerza en ello... Del resto es difícil quedarse con alguien, porque ni Josh Brolin, ni Colman Domingo, y no digamos el actor fetiche del director, Michael Cera, parece que vayan a ganar un Oscar por su actuación (alguno quizá un Razzie, sí…).
Nota a pie de página: resulta divertido el guiño cinéfilo que se permite Wright, al presentar algunas escenas en las que vemos en plano detalle billetes del llamado Nuevo Dólar (abreviadamente, ND), con la efigie de... Arnold Schwarzenegger, en un evidente homenaje, con su toque humorístico, a aquella primera versión ochentera de la novela...
(26/11/2025)
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