Amin

Esta película se ha podido ver en la Sección Oficial –Fuera de Competición- del 15º Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2018).

De Philippe Faucon vimos hace unos años su muy interesante Fatima (2015), retrato de una inmigrante magrebí en Francia y su lucha para sacar adelante a sus dos hijas, a la par que descubre una rara sensibilidad para expresar sus sentimientos en forma de luminosos poemas sin retóricas ni artificios. Faucon nació en Marruecos, país en el que creció hasta volver a la metrópoli, de donde eran sus padres. Esa infancia en el Magreb ha marcado su obra, y prácticamente toda ella, desde que empezó a hacer cine en los años noventa, tiene como temática la relación entre las dos orillas del Mediterráneo, con la opulenta Europa (Francia, para la ocasión) a la que aspiran llegar miles de inmigrantes africanos en busca de una vida mejor.

Francia, en nuestros días. Amin es un inmigrante senegalés que hace nueve años que vive en el país galo, trabajando en la construcción para mantener a su familia que se ha quedado en su tierra, compuesta por Aïxa, su mujer, y sus tres hijos adolescentes, dos chicas y un chico. Pero la distancia, la nula distracción más allá del trabajo y la escasa relación con sus compañeros de tajo, harán que la relación entre Amin y Aïxa empiece a deteriorarse...

Nos parece que Amin baja un peldaño con respecto a la anterior película de Faucon, la mentada Fatima, sin que ello quiera decir que carece de interés. Al contrario, estamos ante una película atractiva, que nos presenta el drama de un hombre emigrado a Europa para sacar adelante a los suyos, pero cuya soledad terminará por aproximarle a una mujer francesa, también tan necesitada de cariño y compañía como él. Asistiremos también a la complicada situación de la esposa en Senegal, que habrá de luchar contra los prejuicios sociales y religiosos al verse sola ante el mundo, demostrando que no le hace falta un hombre para valerse por sí misma, en toda una feminista y valerosa declaración de intenciones.

Pero es cierto que Amin carece de la poesía primitiva, casi naif, de Fatima, aunque tenga también sus valores, como darnos pinceladas de distintos inmigrantes, no solo la historia troncal del protagonista Amin, sino también de otros compañeros, como el argelino que estuvo trabajando toda su vida prácticamente en negro para encontrarse a la hora de la jubilación con una magrísima pensión.

Película realizada sin aspavientos, con una puesta en escena clásica y sin florituras, Faucon se nos muestra como un cineasta seguro y que va al grano de sus historias; no tiene mucho estilo, es cierto, pero tampoco sus temáticas recurrentes lo precisan. Le basta con dar cancha a sus intérpretes, casi todos no profesionales (y por ello de una frescura desarmante), menos la francesa Emmanuelle Devos, a la que recordamos, entre otras películas, en una de las últimas del gran Alain Resnais, Las malas hierbas (2009), y también la franco-marroquí Ouidad Elma, una joven a la que, evidentemente, la cámara adora, y ya con una trayectoria dilatada e interesante.