Capitán Abu Raed

El cine jordano exporta por primera vez una película al mercado internacional y lo hace gracias a Amin Matalqa, un director de aquel país, formado en los EE.UU., a donde emigró muy joven. Matalqa compone una sencilla historia de amistad y sacrificio, protagonizada por Abu Raed, un pobre hombre a punto de jubilarse, recientemente enviudado, que trabaja como peón de la limpieza en el aeropuerto de Ammán. Un día encuentra una gorra de capitán y en su barrio los críos le toman por un piloto de aviación y le piden que les cuente sus aventuras. Él es autodidacta, nunca ha viajado, ni se ha montado en un avión, todo lo ha aprendido en los libros y fabula historias que los niños escuchan con atención, menos Murad que le tacha de farsante y quita la ilusión a los demás.

Abu Raed es un ser humilde que mitiga la pena de su corazón por la pérdida de su hijo y la ausencia de su esposa contando esos relatos y preocupándose por la educación de Tarek, al que su padre obliga a vender galletas en lugar de ir a la escuela, o por los malos tratos que a Murad le da su progenitor. Mientras, hace amistad con Nour, una joven y guapa piloto de aviación comercial, a la que el padre se empeña en casar, que finalmente le ayudará en lo que se ha propuesto.

Una historia universal, que traspasa fronteras, sencilla, bien contada, sin alardes, con un cine lineal y clásico a través de un guión con personajes cotidianos, bien tramado, aunque no profundiza en los problemas que toca. En él tiene cabida la amistad, la ilusión de los niños por las aventuras, el sacrificio del adulto, la fantasía, las tradiciones jordanas sobre el matrimonio en una sociedad donde la mujer, aunque un poco más liberada, sigue dependiendo del padre o del esposo, que se cree con derecho a ejercer la violencia de género con su esposa o con los hijos.

Film agradable, que se deja ver con gusto, sin grandes pretensiones en lo que cuenta, lo que hace que llegue bien a los espectadores, entre otras cosas por la naturalidad de los actores, casi todos debutantes, a excepción de Nadin Sawalha, un veterano que trabaja actualmente en la televisión británica. Tal vez por esa facilidad que se desprende de sus imágenes ganó el premio del público en el pasado Festival de Sundance 2008 y fue la elegida por Jordania para competir por el Oscar.