El irlandés (2011)

No es frecuente ver por nuestras salas una película irlandesa, pero en este caso nos llega una de las mejores del pasado año, que rompió récords en las taquillas de su país, consiguiendo cinco premios de la Academia del cine irlandesa y de varios festivales, como el galardón al mejor actor para Brendan Gleeson en la Semana de Cine de Valladolid, los premios del público en los certámenes de Sarajevo y Dinard, la nominación al Globo de Oro al mejor actor de comedia, y su pase por certámenes tan importantes como Berlín, Sundance o Tribeca.

Estamos ante la ópera prima de John Michael McDonagh, hermano del también director Martin McDonagh, quien ya en su día nos ofreció la interesante Escondidos en Brujas. Es un thriller que cabalga a lomos de la comedia, en donde están presente la ironía, la incorrección política, la comicidad, la irreverencia, que sin cortarse un pelo critica aspectos de la corrupción policial en Irlanda, la venta clandestina de armas y el negocio del tráfico de droga.

Tiene un ligero argumento que sirve de excusa para presentar al personaje del sargento Gerry Boyle, un hombre gordo, soltero, que no tiene en este mundo más que a su madre, quien sufre una grave enfermedad, y en la que se refugia de vez en cuando y con la que mantiene subidos debates sobre literatura rusa.

Este excéntrico personaje suele ir con prostitutas, confiesa sin reparos que ha consumido drogas, es indisciplinado con sus superiores y se muestra abiertamente racista con el agente de color del FBI que ha llegado a Irlanda siguiendo el rastro de un cargamento de drogas de quinientos millones de dólares. Sorprendentemente no se corrompe, mientras que sus superiores se dejan sobornar y colaboran abiertamente con los traficantes.

John Michael McDonagh se destapa como un director inteligente al hacer una puesta en imágenes sencilla, sin complicaciones, contando con claridad y ejerciendo su complicidad con el espectador mediante el magnifico personaje que ha creado en el guion, sólida base de este relato, en el que sobresale entre otras cosas la notable labor interpretativa que hace Brendan Gleeson, confiriéndole fuerza y autoridad al mismo, siendo capaz de hacer reír con sus salidas de tono, de ser sensato y de ejercer de héroe cuando llega el momento, aunque sea saltándose la ley y resolviendo en solitario el caso por libre, a pesar de haber sido apartado del mismo; está bien seguido por un sobrio Don Cheadle y en un breve papel Fionula Flannagan en el cometido de la madre.