La acompañante

CINE EN SALAS

Hay veces que se va al cine con la idea de ver una película y el espectador se encuentra otra muy distinta. La acompañante (2025) cuenta la historia de cuatro amigos, una pareja formada por Josh y su novia Iris, y dos amigos, Eli y Patrick, que son homosexuales, que van a pasar un fin de semana a la gran finca del millonario Sergey y su novia Kat, que son amigos de los cuatro. Está situada a más de una docena de kilómetros del pueblo, en un bosque que tiene una laguna.

Todos se llevan bien, la fiesta transcurre como estaba previsto, aunque Iris cree que no cae bien a los demás. Al día siguiente todo cambia cuando Sergey trata de abusar sexualmente de Iris. Pero el argumento da un giro y partir de ahora se mezclan varios géneros, la comedia, el drama psicológico, el thriller y la ciencia ficción.

La trama arranca de forma sencilla pero da unos giros que atrapan al público, cuando todos los géneros conforme avanzan originan nuevas expectativas, que no se sabe qué puede venir a continuación, ni qué solución darle a la trama, ni cuáles son las expectativas de cada uno de los personajes ante un suceso inesperado y quién es el culpable del mismo.

La muerte del millonario durante la fiesta desencadena una serie de acontecimientos para Iris y sus amigos, de los que también participa el interés del espectador, que nunca sabe cómo terminará este thriller en el que priva la ciencia ficción sobre todo lo demás, pero con un relato diferente, tanto en su idea como en su desarrollo.

Una de las cosas que más sorprende es que esté realizado por el director debutante Drew Hancock, que maneja la materia de manera inteligente, con uno de los guiones de este género más interesante que hemos visto últimamente. El espectador queda sorprendido a cada paso que da la narración, bien elaborada, con buen ritmo, sin pausa para que no decaiga la acción, y siempre con la incógnita de cómo se va a solucionar el problema.

Digna de mención es la interpretación, el diseño de los personajes que quedan reducidos a cuatro, y que a pesar de que casi no se sale de la mansión, no da la sensación de claustrofobia, siendo interesante la buena labor de los actores, de entre los que destaca Sophie Thatcher, con escenas intrigantes.

Es la típica película que no importaría ver más de una vez, ya que se disfruta desde el comienzo hasta la resolución de la historia, que es original y diferente. El film funciona con la precisión de un reloj y cuenta la trama en el tiempo justo, bien aprovechado, sin alargues innecesarios.

De todo ello se deduce que la maldad de las personas no tiene límite y en cualquier momento surge la violencia y causa el mal.