Pelicula:

David Martín de los Santos es un joven cineasta madrileño que hasta ahora había realizado solo cortometrajes y documentales, habiendo conseguido con algunos de esos audiovisuales, como el corto Llévame a otro sitio, varios premios en certámenes de cine. Su primer largometraje de ficción, este La vida era eso, está concitando, y con razón, elogios y nominaciones varias (cuando se escriben estas líneas, dos a los Goyas, dos a los Premios Feroz y una a los Forqué), además de haber conseguido ya el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine Europeo de Sevilla para Petra Martínez.

Petra es precisamente el nexo de este film con otro cineasta en el que nos parece que se mira Martín de los Santos. David, con Petra Martínez, parece establecer una conexión no casual con el cine de uno de los grandes del cine español de este siglo, Jaime Rosales, autor de una inclasificable pero sin duda notable filmografía en la que la actriz jiennense ha realizado dos impagables papeles en La soledad (2007) y Petra (2018). Por supuesto, la conexión no se limita a compartir ambos cineastas a tan estupenda intérprete andaluza, sino que va más allá: como en el cine de Rosales, Martín de los Santos también apuesta por un realismo muy cercano a la gente, muy de personas corrientes y molientes, muy de momentos cotidianos que, a través de su cámara, ganan en interés para el espectador.

La historia se inicia en Bélgica, en Gante concretamente, en 2011, en mayo, hacia mediados de mes: en Madrid está teniendo lugar el movimiento juvenil que la Historia conoce como el 15-M, el estallido popular que denunció la política de recortes a la que dio lugar el “crash” hipotecario de 2008; en ese contexto conocemos a María, una emigrante española que se estableció décadas atrás en el país de Tintín, donde casó y tuvo hijos. María, en torno a los 70, sufre un infarto de miocardio y es atendida en una clínica de la ciudad. Allí compartirá habitación con otra española, Verónica, almeriense recriada en Cataluña, de edad alrededor de los 30, que ha marchado a Bélgica a la recogida de fruta y allí se ha quedado trabajando en lo que le sale, y que ha sufrido una crisis cardíaca por la que está siendo sometida a una exploración clínica. Entre ambas, al principio, hay desconfianza y cierto recelo, quizá por la edad, aunque el hecho de ser ambas españolas las va aproximando poco a poco. María es dada de alta al pasar cierto tiempo, pero la salud de Vero empeora, siendo la mujer mayor, que es su única amiga en el país de los belgas, la que estará cerca de ella...

Decíamos que el cine de Martín de los Santos, o al menos este su primer largo de ficción, nos parece deudor del de Jaime Rosales, si bien es cierto que el cineasta barcelonés, autor de films tan atípicos, singulares y en buena medida excepcionales como Tiro en la cabeza, Sueño y silencio y Hermosa juventud, además de los títulos antes mentados, tiene, al menos por ahora, un estilo mucho más definido que David, es mucho más personal que el cineasta madrileño, sin por ello ser este desdeñable. Al contrario, esta su ópera prima nos parece una valiosa aportación al cine hispano que busca acercarse a la realidad sin por ello ser costumbrista, el cine innovador y fresco que hacen otros ilustres novatos como Carla Simón, Pilar Palomero o Pedro Collantes, por citar algunos de los brillantes cineastas españoles recientes.

Formalmente La vida era eso llama la atención por su narrativa despojada, sin subrayados, por su ascetismo sereno y reposado, con largos planos con frecuencia estáticos pero cargados de significado, en especial ese tiempo en el que las dos mujeres, compartiendo la misma habitación, fueron extrañas entre sí, teniendo sin embargo un vínculo tan fuerte como la misma nacionalidad, la misma lengua, pero también distanciándolas inicialmente el hecho de pertenecer a dos generaciones tan distintas, con cuarenta años de diferencia, llegando a ser ambas algo parecido a una abuela y su nieta, sin sangre común, llegando a crearse entre las dos lo más parecido a una amistad, a una relación de cariño casi materno-filial.

Fresca y creíble, natural en su parquedad, en su ausencia de vacua espectacularidad, la película se convierte en su segunda mitad, la que transcurre en Almería, a donde se traslada María en un suerte de obligación autoimpuesta, en un viaje de autorrealización personal: la mujer que vivió calladamente, amó moderadamente, trabajó de sol a sol, crió abnegadamente a sus hijos hasta verlos emanciparse, y llegó a la ancianidad casi sin darse cuenta, verá que en pequeños placeres como emprender una aventura disparatada a 2000 kilómetros de su casa, beber chupitos de licor exótico, fumarse un porro, bailar en una verbena de pueblo, montar en moto a la espalda de un rumano, bañarse a la hora del crepúsculo en una playa desierta, autosatisfacerse sexualmente cuando el deseo acucia, también (quizá por encima de todo) está la vida, más allá de la mortecina a la que las tradiciones, la moral imperante, la sociedad que le tocó vivir, la compelió sin remedio.

Film entonces que reivindica la necesidad de vivir a todo trance, incluso aunque se amontonen más de siete décadas en el DNI, La vida era eso es una más que apreciable obra que llega al espectador por su sencillez, pero también por su forma sin aspavientos, por su mensaje finalmente esperanzado: nunca es tarde, viene a decir Martín de los Santos, para desembarazarse de la inercia, del paso del tiempo que no deja huella en lo que vivimos, de la adusta existencia como un sudoku o un crucigrama que hay que resolver y después adiós. Es cierto que en la segunda parte, en la que transcurre en Almería, hay escenas inferiores, como buena parte de las que María se relaciona con el rumano, quizá demasiado largas para lo que de ellas se va a deducir, incurriendo, cómo no, en ese pecado original de todo el cine contemporáneo, en el que siempre sobra metraje. Pero, dado el conjunto, nos parece un fallo menor, disculpable además en una primera película.

Gran trabajo de Petra Martínez, la eximia actriz de Jaén, que nos parece una de esas intérpretes que tienen la rara habilidad de actuar solo con la mirada. Anna Castillo también está bien, aunque es evidente que en un nivel inferior a su veterana compañera.

(11-12-2021)


Género

Nacionalidad

Duración

109'

Año de producción

Trailer

La vida era eso - by , Dec 11, 2021
3 / 5 stars
Un viaje de autorrealización personal