La caja 507

Por fin Enrique Urbizu vuelve al género en el que destacó, con aquella Todo por la pasta de hace ya más de un decenio, para enfangarse después estérilmente en una sucesión de comedietas intrascendentes al servicio de estrellitas de poca monta o historias sin interés. Urbizu es un cineasta especialmente dotado para el cine negro; aquel filme nos lo mostró con la dureza necesaria para afrontar un género que no es para pusilánimes, y que además precisa de fuerza argumental, tensión narrativa y verosimilitud en la trama.

Todo eso está perfectamente recogido en esta notable La caja 507, la historia de un hombre cualquiera, un ciudadano de clase media que sufre dos embates tremendos: la muerte de su única hija, en lo que parece un incendio fortuito en la costa, y el asalto de la oficina bancaria de la que es director, al mismo tiempo que secuestran a su mujer. Pero en ese segundo trance descubrirá que el primero no fue tan fortuito, y ese supuesto pobre infeliz, ese ciudadano quintaesencia de la "aurea mediocritas", se alzará como un héroe, sin peana y sin necesidad de pegar un tiro, sólo con su fuerza moral, su voluntad, su inteligencia y, porque no decirlo, sus cojones.

Urdirá un plan perfecto que, poco a poco, y con grandes dificultades, le pondrá en camino de perpetrar una venganza total, en la que no quedará vivo ni el apuntador, y todo ello sin empuñar un arma ni siquiera levantar la mano. La historia se desarrolla en entornos sórdidos, a ambos lados del estrecho, y revela algo que todos sabemos pero también callamos: que tras el boom inmobiliario de las costas españolas hay algo más que mero fomento del turismo, y que mafias sin escrúpulos están enriqueciéndose a costa de la costa, valga la redundancia fonética, que no semántica.

Cumple con ello Urbizu con otra de las constantes del cine negro, la denuncia de la corrupción. Bien está que, además, en este caso el héroe no se deje la vida en el empeño, sino que su triunfo sea el de todos los ciudadanos honestos que, calladamente, viven, trabajan, aman, cada día, en España.

(10-09-2002)