La vida de los demás

El conocido director iraní Mohammad Rasoulof, retenido en domicilio pendiente de que se dicte sentencia por defender los derechos humanos y mostrar la represión del Gobierno en su cine, cuyas producciones están prohibidas en su país, nos cuenta cuatro historias de la vida cotidiana en Irán, donde la pena de muerte no sólo afecta a los condenados sino también a los demás ciudadanos. La película fue rodada a espaldas del régimen autoritario, represivo y despótico de los ayatolás.

La primera de ellas se titula El mal no existe, en la que un funcionario de prisiones recoge a su esposa que es maestra de escuela, hacen la compra, cogen a su hija a la salida del colegio, visitan a la abuela y a las tres de la madrugada se levanta para ejercer su oficio.

La segunda, Puedes hacerlo, es la historia de un soldado que hace la mili, que desea sacarse el pasaporte sin lo cual no es posible salir del país, le toca acompañar a un reo al patíbulo y darle muerte, a lo que en principio se niega, pero al final toma otra decisión. Tras mucho diálogo entre los compañeros, que parece una pieza teatral, por fin hay un poco de acción.

La tercera es Cumpleaños, en la que un soldado que tiene tres días de permiso, va a ver a su novia, que es su cumpleaños, en el que va a pedirle que se case con él, pero en su lugar se encuentra con un funeral por la muerte de un hombre que era como de la familia, al que no conoce, lo que infunde ciertos celos. Por fin le cuentan que era un activista que ha muerto por sus ideas, hasta que tras ver su foto en el funeral se da cuenta de la tragedia que supone también para él.

La cuarta es Bésame. Una joven (interpretada por Baran, la hija del director) va a visitar a su tío enviada por su padre, que es médico, y ella también estudia medicina. Su tío vive con su esposa en una casa aislada lejos de la ciudad donde tiene una colmena de abejas. Su padre la ha enviado allí porque éste tiene algo que decirle, pero no encuentra el momento oportuno. De qué sirve la verdad si ésta le arruina la vida a alguien.

Son cuatro historias muy humanas en torno a la muerte en distintas facetas y su largo metraje está dividido proporcionalmente entre ellas, en las que se hace una reflexión principalmente sobre la pena de muerte, en la que los ciudadanos se ven obligados a actuar como verdugos ejecutores sin desearlo.

Las tres primeras tienen más que ver con la pena de muerte y lo que supone para las personas que son obligadas a ejecutarla y la manera que lo asume cada una, mientras que la última es más de carácter familiar y humano.

En ellas se tocan temas que son variaciones sobre aspectos cruciales de la moral y la muerte, que preguntan hasta qué punto la libertad individual puede expresarse bajo un régimen en el que sus amenazas son de todo punto ineludibles.

El film supone un mensaje crítico definido por las paradojas del pueblo iraní. Un guion en el que, aunque las diferentes historias tengan un interés distinto, se ven con bastante curiosidad por saber en qué terminan. La dirección hace lo que puede debido a las circunstancias en las que fue rodada la cinta, que cuenta con una sólida interpretación del cuadro de actores.

Oso de Oro, premio ecuménico y premio Guild Film en del Festival de Cine de Berlín.