Recuerda este hermoso filme a otro de parecida ambientación, Rompiendo las olas, de Lars Von Trier, donde un accidente en una planta petrolífera, como aquí, desencadenaba los acontecimientos que se sucedían. Pero hay que decir pronto que, en la comparación, gana la película española, esta bella, dolorosísima La vida secreta de las palabras, un descenso al infierno de dos desesperados: uno, un hombre temporalmente ciego por un accidente, abrumado por una culpa que lo supera; otra, una mujer que ha sufrido todo lo que se puede padecer en esta vida, y seguramente algo más.
Estos dos barquitos desarbolados, contra toda esperanza, entrelazan sus amarras, sus desconsuelos, sus vidas desoladas, en un "no-lugar" como es una plataforma petrolífera en medio del Mar del Norte, donde un cocinero español hace "nouvelle-cuisine" para un puñado de palurdos incapaces de apreciar sus exquisiteces, donde un oceanógrafo mide el número de olas que golpean el mamotrético artilugio, en una de esas labores absolutamente inanes que el ser humano es capaz de inventar.
Filme angustioso en sus dos escenas clave, las confesiones de sus desamparados protagonistas, es un mar de melancolía en su conjunto, una obra triste pero tan hermosa, una penetrante indagación sobre las miserias (y alguna virtud) del ser humano. Recuerda en su desolación a otros autores desesperados como Bresson o Aki Kaurismaki, sin por ello tener influencia de ninguno de ellos; es cierto que estéticamente recuerda un poco a La chica de la fábrica de cerillas, pero sólo en ese sentido. Sarah Polley está inmensa en un papel tan difícil, en el que la expresividad está limitada al máximo.
La vida secreta de las palabras -
by Enrique Colmena,
Nov 03, 2005
4 /
5 stars
Midiendo el dolor
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