Pelicula:

ESTRENO EN MOVISTAR+.


Tarik Saleh (Estocolmo, 1972) es un cineasta sueco-egipcio de obvios ancestros del país de los faraones. A la chita callando, se está haciendo un nombre dentro del cine occidental, habiendo hecho incluso las Américas dirigiendo episodios de varias series yanquis, como Westworld  y Ray Donovan, e incluso un largometraje de ficción, El contratista, con una estrella como Chris Pine. Pero ciertamente nos interesa más su faceta llamémosle “etnicista”, en la que nos cuenta historias ficticias, aunque probablemente inspiradas muy libremente en hechos reales, ambientadas teóricamente en el Egipto de sus mayores, un país al que en la última década le ha pasado casi de todo: si no fuera por la dictadura de ese dios laico llamado Lo Políticamente Correcto, podríamos decir que a Egipto en este último decenio parece que lo ha mirado un tuerto. Veamos: uncido al carro de la Primavera Árabe en la que Túnez fue la primera de las naciones de mayoritaria religión islámica en reivindicar libertad, modernidad y democracia, el país de Cleopatra consiguió en 2011 derrocar, tras numerosas revueltas, al dictador Hosni Mubarak, que llevaba 30 años en el poder; en 2012 las elecciones presidenciales las gana Mohamed Morsi, líder de los islamistas moderados Hermanos Musulmanes, pero en 2013, tras una nueva serie de disturbios populares, sería derrocado por el jefe de las Fuerzas Armadas, general El Sisi, en un cruento golpe de estado, tras lo que el país vive en una situación de dictadura militar “de facto”, pues aunque formalmente el general golpista ha sido reelegido en dos ocasiones para la presidencia del país, las condiciones de esos procesos electorales distan mucho de ser homologables a las de una democracia real.


Así las cosas, Saleh ya nos interesó hace unos años con su thriller El Cairo confidencial (2017), notable policíaco supuestamente localizado en la capital egipcia, aunque realmente se rodó en la marroquí Casablanca. Ahora, con esta Conspiración en El Cairo, vuelve a rodar fuera de Egipto, en este caso en la turca Estambul, aunque hay algunos planos de exteriores realmente filmados en la capital egipcíaca. La historia arranca en un pueblecito costero, donde conocemos a Adam, un chico como de veintipocos años, que ayuda a su padre viudo y a sus dos hermanos en las tareas de pesca a las que los habitantes del lugar llevan dedicados desde hace siglos. El imán de la mezquita del pueblo le informa que ha recibido una carta en la que la universidad islámica de Al-Azhar (la más importante del mundo suní, una de las dos grandes facciones de la religión musulmana, junto a la chií) le acepta como estudiante. Marcha Adam a El Cairo, y allí pronto se verá envuelto en una sorda lucha de poder tras la muerte del Gran Imán de la “madrasa” (el nombre de las universidades islámicas en árabe), la más importante e influyente personalidad religiosa del país. El gobierno, a través de la Dirección de la Seguridad del Estado, y en su nombre el coronel Ibrahim, busca que el sucesor del jerarca difunto sea alguien próximo, para manipular a través de él a las masas, objetivo para lo que no duda en inducir a la traición y al asesinato. Adam será reclutado, quiera o no quiera, para la causa del gobierno, y se verá obligado a hacer cosas que le repugnan, pero también a usar su inteligencia para escapar con bien de lo que termina siendo una letal encerrona...


Es cierto que a Conspiración en El Cairo, como a casi todo el cine moderno, le sobra metraje: de las dos horas largas que dura, si le hubieran ahorrado quince o veinte minutos hubiera quedado mucho mejor, más sintética y sencilla. Sobre todo la primera parte, mientras nos enteramos de quién es quién en las maniobras conspirativas que se desarrollan oscuramente en la “madrasa”, se hace bastante larga y plomiza, además con una buena ración de rezos, salmodias, cánticos, etcétera, que podrían haberse abreviado porque no aportan nada a la narración. Una vez traspasado el umbral de su ecuador, el film mejora claramente y se expone ya meridianamente el conflicto entre poderes que amenaza con llevarse por delante a nuestro protagonista, un pobre diablo que se ve inmerso y zarandeado por unos intereses que nada tienen que ver con él, pero en los que tendrá que jugar sus bazas si quiere salir indemne de una intriga en la que ni los religiosos, ni los del gobierno, se paran en barras ni en escrúpulos, y sacrifican a sus peones sin que les tiemble el pulso.


Acre denuncia del poder, sobre todo del poder absoluto, el que ejerce su autoridad no basándose en la legitimidad que da la soberanía popular, sino por el terror que ejerce en la población a la que supuestamente debe servir, el film de Saleh, ciertamente irregular, con altibajos, y con un interés que va de menos a más, es una obra apreciable que, además, tiene entre sus curiosidades el hecho de que, estando ambientada en un país musulmán y con personajes, historia, atrezo, etcétera, totalmente islámicos, sin embargo (al margen de que esté rodada mayoritariamente en Estambul) su producción es totalmente europea, en concreto de tres países nórdicos como Suecia, Dinamarca y Finlandia, y otro de cultura mediterránea, Francia. También es curioso que, sin producción de país árabe alguno, como decimos, sin embargo los títulos de crédito aparecen primeramente escritos en la lengua arábiga y después con caracteres latinos...


Estimable película esta Conspiración en El Cairo, cuyo tema, la denuncia de la iniquidad del poder, de todo poder, pero en especial del poder omnímodo, le pone en primera línea en la defensa de los derechos humanos, en un país, Egipto, donde ciertamente, a día de hoy, estos ni están, ni se le esperan...


Acertado trabajo interpretativo, con el joven actor palestino Tawfeek Barhom como protagonista, haciendo toda una creación de este infeliz que se verá compelido a ejecutar acciones de las que abomina, un hombre atemorizado cuyo nombre, Adam, remite al primero de los humanos, aquel Adán que generalmente asociamos a la ingenuidad del primer Hombre, cuando todavía el género del “sapiens” no se había maleado. Como antagonista aparece el veterano actor libanés Fares Fares, de larga trayectoria en el audiovisual en medio mundo, incluido Estados Unidos (estuvo hasta en una de las entregas de Star Wars, que ya es decir...), de cuya implicación en el proyecto da idea el hecho de que actúa aquí, además de cómo intérprete, como productor ejecutivo.


(21-04-2023)


 


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126'

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Conspiración en El Cairo - by , Aug 16, 2023
3 / 5 stars
Acre denuncia del poder absoluto