Monster

Basado en hechos reales, el primer largometraje de Patty Jenkins cuenta la historia de una mujer, socialmente en la escala inferior de la estirpe humana (prostituta del tres al cuarto, prematuramente avejentada a pesar de su relativa juventud, con una formación académica de párvulo, físicamente en los bordes del desecho, con una lengua como para lavársela con salfumán...), y su breve relación con una chica, lesbiana, con la que encontrará el único paréntesis temporal en su vida en la que aparece la amistad, tal vez el amor.

En ese mismo período, sin embargo, se labra el último infortunio, al ser violada por un sádico, al que matará, y que le abrirá las puertas a sucesivos asesinatos de otros tantos clientes, ya sin motivo de violencia alguna ejercida sobre ella. Concebida como la historia de un personaje al límite, con ribetes evidentemente realistas, cuando no casi naturalistas, la directora Jenkins no juzga a su criatura, este monstruo humano que probablemente era así por la atroz forma en la que fue tratada desde niña, como suele ocurrir en estos casos. Es cierto que eso no la redime de sus crímenes, pero aporta esa visión necesaria del ser humano puesto en una situación extrema, con el contrapunto del amor con la adolescente perdida en el dédalo de su sexualidad.

Cinematográficamente no es un filme brillante, evidenciando que a Jenkins le falta todavía perfilar su propia personalidad artística, pero es una obra esforzada y necesaria, la visión de una mujer que fue un monstruo, sin por ello dejar de ser humana. Por supuesto, el Oscar que se ha llevado Charlize Theron está totalmente justificado, y no sólo porque no haya nada como engordar y ponerse hecho un adefesio para que te lleves la estatuilla (y si no, que se lo digan a Robert de Niro...).