¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Pedro Almodóvar hizo con su cuarto largometraje una especie de melodrama ambientado en un barrio lumpen madrileño, con ama de casa que no le llega a final de mes el sueldo de su marido taxista, problemas con los niños y refriegas conyugales que terminan como el rosario de la aurora.

Aunque pueda parecer un argumento de Cesare Zavattini para el Vittorio de Sica de los años cincuenta, Almodóvar supo darle su peculiar impronta, y así este dramón sobre la cutrez tiene dos diferencias fundamentales con el neorrealismo al que se le quiso emparentar: un estilo visual de tonos postmodernos, a pesar del ambiente, y un surrealismo que, agazapado casi siempre, tan caro le resulta al manchego.

Película que tiene dentro más de lo que parece, puede interpretarse como una reflexión sobre la mala suerte histórica de los desheredados de la fortuna, pero también como una entomológica disección de una vida simple.