Secuestro bajo el sol

El cine francés tiene justa fama como inventor de un peculiar cine policíaco o cine negro, popular e incluso críticamente denominado “polar”. Directores como Marcel Carné, Jacques Becker o José Giovanni, entre otros, han dotado de una particular visión al género al que los norteamericanos otorgaran carta de naturaleza.

Jacques Deray también ha frecuentado con insistencia este tipo de thriller, aunque no con la fortuna de otros autores más reputados. De todas formas, en su filmografía hay títulos estimables, en los que a veces combinaba los asesinatos con cierto humor no desdeñable. Deray es el realizador de películas tan conocidas, populares y taquilleras en los años sesenta y setenta como Borsalino, con la explosiva pareja formada por Alain Delon y Jean-Paul Belmondo, o La piscina, también con Delon, en este caso en compañía de Romy Schneider.

En Secuestro bajo el sol se cuenta la aventura de una pareja de hermanos que timan a incautos por el procedimiento de la mujer “seducida” por el libidinoso de turno y el hombre que extorsiona a éste, pillado “in fraganti”. Un día el “primo” resulta ser un hampón que les propondrá el secuestro de una rica dama, con cuyo rescate pueden retirarse de la mala vida. Deray puso en imágenes con buen oficio, aunque sin auténtico talento, esta historia de pícaros en la que, lógicamente, no podía faltar la coproducción española, que para eso en nuestro país inventamos la novela picaresca (como si no hubiera tunantes en otras latitudes…).