Suite armoricaine

Esta película se pudo ver en la Sección Oficial a Concurso en el Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF’2015).

Pascale Breton (no confundir con el productor Pascal Breton, productor de filmes como Ken Park, de Larry Clark) es una guionista y directora francesa, cuya obra hasta ahora se ha limitado en su mayoría a varios cortometrajes y algunos productos televisivos. Ha hecho hasta el momento de escribir estas líneas dos largometrajes, Illumination, no estrenado en España, y este Suite armoricaine, que la descubre como una sensible y notable cineasta.

La historia gira en torno a dos tramas que se entrecruzan y de las que surgen algunos esquejes particulares. Una profesora de arte que vive en París se traslada a la universidad de Rennes, la capital de Bretaña, para dar clases. Bretona aunque ha perdido buena parte de sus raíces, ese regreso la pondrá en contacto no sólo con sus tiempos de juventud en la facultad, sino también con su niñez en los bosques de la región. Un alumno, adoptado por una familia por tener su madre biológica graves problemas de adicción y otras lacras, se matricula en Geografía en la misma universidad de Rennes. Pero cuando aparezca su madre y su recua de clochards, reclamando no se sabe si su cariño o el dinero de su beca, la situación se hará insostenible.

Breton juega con ambas líneas argumentales, mezclándolas con habilidad, haciendo que la trama se adense conforme va avanzando el metraje. La profesora parte de una especie de amnesia parcial con respecto a una foto que conserva de sus locos tiempos de universitaria, e intenta reconstruir qué fue de los que en ella aparecían. Por el contrario, el alumno deseará olvidar cuanto fue su vida hasta que llegó a la universidad, pero el pasado, que siempre vuelve, no tardará en alcanzarlo de nuevo.

Filme con regusto cultista, con exquisitas clases de arte que nos reconcilian con la pedagogía, con la docencia, con el placer de aprender, Suite armoricaine termina siendo una película adulta, sobre la memoria y su ausencia, sobre el olvido y el recuerdo, sobre el presente y el pasado, que siempre vuelve. Breton dirige con gran sensibilidad, apoyado en una muy matizada interpretación de Valérie Dréville y, en menor medida, del joven Kaou Langoët, y con una espléndida banda sonora de Erich Duchamp.

Presente la película en el Festival de Locarno, sorprende que sólo consiguiera el Premio de la FIPRESCI (Prensa Internacional) y el de la crítica suiza para la interpretación de Dréville: y es que ya se sabe que todo Jurado de Festival que se precie, cuando emite su “fallo”, lo hace invariablemente con la acepción de “error” que le reconoce el DRAE a semejante término.