Technoboss

Joâo Nicolau (Lisboa, 1975) es un montador de cine portugués que se inició en la edición de películas a principios de este siglo. En 2006 debutó como director con un corto, y posteriormente ha realizado tres largometrajes de ficción, incluido este. Ninguno de ellos se ha estrenado comercialmente en España. Nicolau tiene un cine peculiar, trufado de fantasía, humor y música. De hecho, este Technoboss se reputa un musical en toda regla, pues buena parte de su argumento avanza a través de canciones interpretadas por los actores.

La acción se desarrolla en nuestros días, principalmente en Lisboa, pero también en otras localidades lusas. El protagonista, Luís Rovisco, es un veterano profesional empleado en una pequeña empresa dedicada a prestar servicios de vigilancia a distancia (cámaras de seguridad, sensores, barreras, cajas fuerte...); está próximo a la jubilación y el trabajo ya le pesa; hace diez años que se separó de su mujer y vive con su gato Napoleón; le gusta Lucinda, una mujer madura empleada en uno de los hoteles a los que acude regularmente para arreglar desperfectos en sus equipos de seguridad, aunque la mujer no le hace mucho caso...

Technoboss es una rareza, aunque también una rareza insuficiente y en buena medida tirando a insufrible. Porque aunque el director es evidente que intenta que esta comedia levemente entreverada de drama (aparte de su evidente condición de musical) tenga escenas que puedan ser divertidas, bien por diálogos, bien por situaciones, bien por toques un punto surrealistas (ese coche supuestamente conducido por el protagonista, con un paisaje de fondo pintado, hecho manifiestamente adrede), lo cierto es que rara vez lo consigue, y casi siempre lo que queda es una sensación de irritación por el retrato de este hombre próximo a la jubilación, circunstancia que le resulta a la vez jubilosa y aterradora, en una crisis que es, en el fondo, el meollo del film, la crisis del sesentón largo (en realidad el actor que lo encarna tiene más de setenta años...) y su reflexión sobre la nueva etapa de su vida, que el protagonista no quiere encarar solo.

Con un estilo un tanto tosco (está claro que lo de Nicolau es el montaje, no la dirección, aunque tenga algunas ideas interesantes), Technoboss no es precisamente ninguna maravilla: puede resultar simpática por su falta de pretensiones y por hacer cine a contracorriente, nada menos que un musical en estos tiempos, además trufado de un humor esquinado y poco agradable, en una película comercialmente suicida, pero poco más.

El protagonista, Miguel Lobo Antunes, debuta (quién lo diría...) en el cine en esta película: antiguo gestor cultural, la gran pantalla lo ha llamado ya con 73 “tacos”: eso es una vocación tardía, y lo demás es cuento... Su “partenaire” en el film, Luísa Cruz, sí tiene un largo pedigrí como intérprete, habiendo brillado en teatro, televisión y cine, con una dilatada carrera ya en su haber.

(14-11-2019)