Traición

Juliane Verbeeck es una comisaria de la policía de París, mujer de una gran fuerza interior y de una integridad tanto profesional como moral, que es aficionada al tiro con arco y escritora de novelas policíacas que está iniciando una sobre su hermana fallecida. Al comienzo se ha cometido el crimen de un compañero del cuerpo, que era un corrupto, y están buscando al sospechoso, aunque creen que han sido dos.

Está casada con Hugo y tiene una hija, Agathe, mayor de edad, que va a pasar unos días en el apartamento que tiene en París, además de la espléndida casa donde viven actualmente. El marido está pensando en alquilar una casa para pasar las vacaciones y le enseña una foto para que dé su aprobación. Un día se pasa por el apartamento para ver cómo se encuentra y ve que hay dos copas de vino, y de pronto el marido entra con su amante y hacen el amor, que ella presencia oculta en el piso. No obstante se calla y no le dice nada al marido.

Un día en los servicios de un supermercado, una mujer le pide ayuda, ya que su esposo le ha pegado a su hija y quiere huir de él, que espera con el coche, pero salen por la puerta trasera del edificio y Juliane las lleva a un motel de carretera...

No vamos a continuar con esta segunda historia que complementa a la central, en cuanto a la actitud que adopta Juliane, en la que comienza a realizar acciones que nunca se hubiera creído capaz de llevar a cabo, tras descubrir la doble vida de su esposo.

A lo largo de la trama se tratan temas como los malos tratos, la infidelidad, el cumplimiento del deber, etc. El desenlace puede dejar un poco descolocado al espectador, pero en él se demuestra el sentido del deber y la profesionalidad de la protagonista.

En cuanto a la interpretación, hace un buen trabajo la veterana actriz francesa Sophie Marceau en el personaje de Juliane, que carga sobre sus hombros todo el protagonismo, ya que está en escena en todos los momentos del argumento. Sin embargo, el personaje del marido queda más desdibujado, ya que nunca llegamos a saber cuál es su profesión y a qué se dedica para tener esa lujosa casa.

En lo referente a la dirección ha recaído en el francés Jean-Paul Civeyrac, un realizador que lleva hechos unos diez largometrajes, siendo este el segundo suyo que se ve en España, para el que no debe haber tenido mucha dificultad a la hora de la puesta en escena, ya que siempre sitúa la cámara en el lugar más oportuno para mejor comprensión de la narrativa por parte del espectador, y por otro lado no son muchos los actores que intervienen en el film.

La música elegida para este caso no nos parece la más adecuada, más encajaría en una historia de terror.