Al final de la escalera

He aquí un "thriller" fantástico dentro del subgénero de casas encantadas, que podía suponerse otra vuelta de tuerca ya a un tema más que trillado; sin embargo, nos encontramos con una interesante creación de atmósfera por parte de Peter Medak, un cineasta de origen húngaro, poco conocido, que tiene en este Al final de la escalera su título más relevante, en una carrera que ha discurrido fundamentalmente en televisión, en series míticas como Los persuasores, Espacio 1999, Magnum o Ley y Orden.

De alguna forma estamos ante un cuento de fantasmas, en el que algunas escenas resultan deslumbrantes en su concepción cinematográfica, como esa pelotita que va cayendo, lenta, muy lentamente, por una escalera en cuya parte superior no hay nadie, y que después se ha copiado hasta la extenuación.

Escenas como ésta dan cierta idea de la capacidad de enganchar al espectador que exhibía Medak en este su mejor filme, capacidad que, lamentablemente, por imposiciones de la productora, se vio ensombrecida al tener que usar el trazo grueso, tan lejano de la insinuación, la inquietante ambigüedad, la sugerente plasmación de "cosas" inexplicables que suceden, tal vez más en el alma del atribulado profesor protagonista que en la inhóspita realidad. Excelente trabajo del siempre grande George C. Scott.